De los que gritan "A la cárcel con las ex-madre que abortaron"

             Uno de los argumentos recurrentemente utilizados por los partidarios de la Ley del aborto que preconiza el Gobierno, es la de que los que estamos en contra de esta ley, y no digamos los que además estamos contra toda práctica abortiva, lo que queremos es meter en la cárcel a todas las mujeres que sufran un aborto y por que no, ya puestos, también a las 700.000 que lo han sufrido desde que éste fue legalizado en 1985.

 

            En dicha dirección avanza la campaña publicitaria realizada por algunos colectivos feministas pro-abortistas en la que se ve a una serie de personas a las que se entrevista por la calle manifestarse contrarios al aborto, pero quedarse en cambio callados y pensativos cuando se les pregunta si meterían en la cárcel a las mujeres que lo han sufrido [1]. En dicha dirección avanza también la información que dan algunos medios digitales, uno de ellos nada menos que El País [2], según la cual en la manifestación contra la Ley Aído en la que hemos participado ayer centenares de miles de españoles, había pancartas en las que se podía leer “a la cárcel con las ex-madre que abortaron”. Pancarta que por cierto, no sólo no he visto in situ, sino ni siquiera fotografiada por ninguno de esos medios, resultándome suficientemente indicativo de la falsedad del dato el hecho de que El Pais, en su sección digital, abra la información con la fotografía de una pancarta en la que se lee “Zapatero, tu madre no lo hizo” y no lo haga, pudiendo, con aquélla de la que se hace eco luego.

 

            Pero al grano, que es lo que importa. Con pancarta o sin ella, ni yo ni ningún pro-vida que yo conozca queremos en modo alguno meter a una sola mujer en la cárcel por haber abortado. Bastante pena carga la pobre con pasar por semejante trance. De hecho, según parece –y si alguien puede rebatir lo que voy a afirmar, le estaré muy reconocido de que lo haga- no se ha dado en toda la historia española el caso de una sola mujer en la cárcel por haber abortado. Sí ha habido casos, -según creo-, de mujeres juzgadas por abortar, pero ninguna de ellas, -y digo una vez más, según creo-, ha cumplido cárcel, y la gran mayoría, si no todas, han salido absueltas en aplicación de eximentes como el del estado de necesidad y otras circunstancias.

 

            Lo que la deslegalización del aborto que muchos preconizamos está llamada a producir es que la práctica de abortos no sea legal en España, no pueda practicarse en suma, y que los médicos que lo practiquen, por el contrario que las mujeres que lo sufren, sí puedan ser juzgados y condenados. Amén de que no puede ser de otra manera en un estado democrático de derecho que protege el derecho a la vida (artículo 15 de la Constitución) y reconoce que el feto es objeto de protección jurídica y que la vida existe desde la gestación (sentencia 53/1985 del tribunal Constitucional [3]), la práctica demuestra que en los sistemas en los que es así, el drama del aborto, -que no es inoportuno recordar, se ha cobrado ya en España la vida de más de un millón de inocentes-, se reduce drásticamente. Algo de lo que el propio caso español, donde la legalización ha producido la multiplicación exponencial de abortos, es buena muestra.

 

            No menos importante, junto a la deslegalización deben implementarse con valor, con imaginación y con suma generosidad, cuantas políticas –ayudas económicas, impulso de la adopción, centros de maternidad- sean precisas para el auxilio de la mujer en situación de maternidad comprometida. Un estado que como el actual subsidia las más peregrinas situaciones, le debe por lo menos eso a la maternidad.

 

 

 

 

[1] La última campaña publicitaria feminista pro-aborto puede verse en:

 

 

[2] Medios que se hacen eco de la pancarta que da título a este artículo:

 

 

 

 

[3] La sentencia 53/1985 del Tribunal Constitucional se puede leer en: