Los pecados de la prensa

En este artículo no pretendo desmentir el titular luciferino de la BBC con respecto a una supuesta relación “intensa” de San Juan Pablo II con su amiga de la infancia, pues ya agencias católicas como ACIprensa se encargaron de hacerlo[1]. Al parecer la parte más impactante para la prensa secular, es que el Pontífice tuvo amigas. ¡Qué noticia!

Más bien, lo que aquí pretendo es – nuevamente, y dirigido a los mismos – hacer un llamado al sentido común y a tener un poco de sensatez por parte de las agencias de noticias que, como sucede en mi país con diarios como El Universo, Extra o Ecuavisa (digital), sólo se dedican a reproducir cualquier basura, sin importar si las fuentes son verídicas o si la información es real.

¡HAY MÁS!, porque no contentos con la noticia de Juan Pablo II, diarios como El Universo han publicado luego una “noticia” bajo el título de: “Papa sorprende tras insinuar que es mejor el uso de anticonceptivos que abortar”… no les alargo el cuento, aquí les dejo la noticia real[2]

El respeto a la verdad

Al igual que otras profesiones, el periodista tiene su propio código deontológico, y es bastante interesante analizar la primera cuestión que la ética exige al periodista: el respeto a la verdad[3], a lo que le siguen contrastar los datos con cuantas fuentes periodísticas sean necesarias y – la que correspondería en el caso de Juan Pablo II – Rectificación de las informaciones erróneas.

El asunto aquí es que, cada vez que se eleva una queja sobre el pésimo tino en el ámbito religioso, la gran explicación que dan ciertas organizaciones periodísticas es: “nosotros sencillamente nos remitimos a la reproducción de la noticia”, ¿y esto qué quiere decir?, ¡Sencillo! Que el gran trabajo que hacen es un copy-paste de la noticia, sin el más mínimo esfuerzo por averiguar si lo que publican es verdadero o no, porque – digámoslo de una vez – no se trata de política, ni de deporte ni de economía, se trata de la Iglesia Católica, a la que se le puede lanzar lo que uno encuentra, porque para la prensa secular mis estimados, somos y seguiremos siendo – si es que los católicos no nos acostumbramos a exigir la verdad – los tontos de la película.

El amarillismo como publicidad

Se conoce como prensa amariila a todo trabajo “periodístico” que ignora cualquier tipo de parámetro ético, para entregarse a exageraciones, fantasías y supuestos, con tal de brindar al público “lo que vende” en lugar de lo que es. Es propiamente lo que sucedió con la renuncia de Benedico XVI, y con el tema del Papa Francisco y los divorciados, y ahora con San Juan Pablo II sus “amistades intensas”.

Al parecer la BBC y el resto de periódicos de cuarta que se han hecho eco de esta información – sin importarles la verdad del contenido en lo más mínimo –, o son tontos o nos creen tontos a nosotros, pues lanzan el titular provocativo de la “relación intensa del Papa”, para luego al interior de la noticia especificar al final que, no existe información que indique que el Papa hay faltado a sus votos de castidad. Pero entonces, la pregunta es, ¿a qué viene el titular?, más aún, ¿a qué viene la noticia? ¿O acaso nos creen tan idiotas para suponer que no sabíamos que el Papa era un ser humano normal que tenía buenas amistades como el resto de los mortales? ¡No estimados periodistas de cuarta, no somos idiotas! Y existimos aún, muchos católicos que tenemos las cosas claras, y que al igual que san Pablo defendiéndose ante un Tribunal por medio de su ciudadanía romana, así también nosotros exigimos respeto y defendemos a la Iglesia a través de nuestra ciudadanía y nuestros derechos.

Es de Dios, y muy de acuerdo a la justicia, que como católicos exijamos a estos periódicos una retractación y aclaración pertinente, por sus burdas insinuaciones que pretenden manchar el nombre y las virtudes de un santo canonizado oficialmente por la autoridad de la Iglesia de Cristo.

Aclaración

Que al final nos quede claro, que efectivamente, Juan Pablo II tuvo una relación intensa con una mujer casada, esa Mujer es hebrea y se llama María, a la cual le consagró su pontificado bajo el lema “Totus Tuus”, “todo tuyo (María)”.