De dos perniciosos ejemplos para la sociedad
por Luis Antequera
En la línea de lo que venimos analizando aquí sobre la perniciosa influencia de la actuación de poderes públicos y medios en los comportamientos sociales, acudimos estos días a dos ejemplos que son cualquier cosa menos edificantes.
El primero de ellos es la posición que en los últimos tiempos adopta el diario El País frente al gobierno del Sr. Zapatero. Vaya por delante mi convicción de que los editoriales publicados estos días por el antaño Diario Oficial del Gobierno (el DOG), son de lo bueno que se ha publicado sobre la crisis y la pésima conducción que de la misma hace el Gobierno de la nación [1]. Deplorable me parece, sin embargo, que para que El País publique textos tan sensatos, haya tenido que mediar la pataleta derivada de que no le hayan sido concedidos dos o tres partiditos de fútbol sin otra finalidad que la de engrosar la cartera del Sr. Cebrián y compañia. Amén de la hipocresía que asoma de la jugada, la misma se constituye en prueba de cargo de que lo publicado hasta ahora en el otrora Diario Oficial del Gobierno en una línea editorial bien diferente, no era sino bazofia, propaganda, mentira, rubbish, merde, porca miseria, sin otro objetivo que el de obtener los nefandos favores del poder, a cuya sombra el Grupo PRISA ha medrado siempre con la asombrosa eficacia de todos conocida.
El segundo de los eventos ha sido el lamentable episodio de Benidorm, donde los doce concejales socialistas del ayuntamiento, sin una sola honrosa excepción, han acordado abandonar el PSOE para beneficiarse del apoyo de un concejal tránsfuga y asaltar el ayuntamiento, evitando a su partido la enojosa acusación de violar el pacto antitransfuguismo que suscribiera en su día. El aval que a la jugada ha dado el partido cuya secretaria general es la Sra. Pajín, hija por cierto de la futura concejal de cultura de Benidorm (¡Virgen santa, los niveles a los que ha descendido la cultura en España!), es tan evidente como insultante el intento de engañar a la ciudadanía con tan burda y pueril estratagema. Lo delata la nutrida presencia de dirigentes y militantes socialistas entre la multitud que aplaudía al hediondo nuevo equipo de gobierno benidormense cuando éste saludaba en los balcones una vez consumado el asalto. Pero más lo delata lo siguiente: conociendo el percal de nuestra política nacional y de nuestros partidos, si el partido del Sr. Zapatero no hubiera literalmente avalado la jugada, ¿no habría sido para cualquiera de los doce concejales implicados la ocasión ideal de mantenerse fiel a las directrices marcadas desde su secretaría general y convertirse en el hombre fuerte del partido en Benidorm? Lo ocurrido en Benidorm apesta, hiede, atufa, stinks, pue, puzza, hasta punto tal que, a mi entender, para llegar adonde se ha llegado, menos repugnante habría sido violar el famoso pacto antitransfuguismo y haberlo hecho de cara, con las siglas por delante.
Hechos como los descritos demuestran en qué manera y con qué intensidad se instala el relativismo en España, el todo vale para sacar la mejor tajada; la mentira como instrumento político, según propusiera Lenin; la total inexistencia de límites para la acción humana siempre que ésta conduzca al único fin loable, el beneficio propio en detrimiento de lo que sea. Este y no otro, es el mensaje que El País y Benidorm envían a la sociedad. Lo más lamentable, que ésta aprende con facilidad.
[1] A modo de muestra, editorial del pasado día 21 en:
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