Mi amigo, el ya no de moda Xavier Novell
Le conocí cuando “solo” era sacerdote, en un viaje a Londres en el que los de Solsona vinieron a aprender cómo hacer Alpha. Recuerdo las mil preguntas que me hizo, incisivas y francas. Luego me invitó a Solsona y me acuerdo perfectamente de una sobremesa en la que compartió con mi amigo Alex Navajas y conmigo su anhelo de poder dedicarse más a la gente y pastorear ovejas.
Comenzamos a trabajar juntos y, aun sacerdote raso aunque con un claro liderazgo en su diócesis, era siempre el que se ponía delante en las aventuras de Nueva Evangelización en la que estaba embarcando a su escuela de laicos. No le importaba ponerse de rodillas para que oraran por él con toda la humildad del mundo, ni preguntar y aprender de quien fuera.
La alegría que sentimos con su nombramiento episcopal siempre la recordaré. Pude acercarme a la ordenación a Solsona camino de mi boda en Santo Domingo, por lo que esos días son imborrables en mi recuerdo, y mi mujer y yo nos sentimos ligados a su nacimiento como pastor, pues ese mes de diciembre de 2010 fue también el punto de inicio en nuestro ministerio.
Luego del nombramiento vinieron más aventuras, una de las más apasionantes la del Congreso de Nueva Evangelización en Manresa, el cual supuso el pistoletazo de salida de la Nueva Evangelización en España. Fue organizado por dos diócesis pequeñas como Vic y Solsona con sus obispos al frente, con el omnipresente Mons. Dominique Rey de Frejous-Toulon como ponente principal, que es uno de esos prelados dinamita a los que no les duelen prendas en innovar y aprender de donde haga falta.
Más tarde vino el Encuentro de Pastoral de Juventud de Valencia, en el que Novell tradujo del italiano a don Andrea Brugnoli en vez de figurar como ponente, que fue un gran éxito y un cambio de marcha en la pastoral de juventud, al que siguió el de Zaragoza de Delegaciones de pastoral juvenil.
En medio de todo esto, se dio un trabajo intenso de búsqueda y apertura desde Solsona, despertado por Tornar a creure, continuado por Alpha y siguiendo por todo lo que se pusiera a tiro y pudiera servir. En nuestro recuerdo está aquel primer ENE 2012 (Encuentro de Nueva Evangelización) en Cantabria, con apenas un centenar de asistentes, en el que tuvimos a un obispo en primera fila con su gente, sus padres y su hermano con su cuñada, tomando notas como uno más y aprendiendo con todos nosotros a la vez que nos enseñaba con su presencia y actitud.
En Solsona y con Xavier Novell, mi familia y yo hemos sido cuidados, queridos, acogidos, bendecidos e inspirados en multitud de ocasiones. Hemos disfrutado de la calurosa acogida de un pueblo y una ciudad en medio de la Cataluña más profunda donde hay una vetusta catedral y el obispo se pasea por las calles y se hace el encontradizo con jóvenes, medianos y mayores sin acepción de personas. Un lugar donde se abre la casa de la Iglesia para todos y los más alejados tienen su sitio en la mesa en la casa del obispo, en un espacio de sincera amistad que conmueve al anticlerical más pintado y acerca a los alejados. En Solsona hemos soñado con la evangelización de Cataluña, de España y del mundo entero como católicos de corazón grande y universal que somos, enamorados de Jesucristo y de su Iglesia por encima de todo y comprometidos con Su misión.
Y en todas nuestras visicitudes y aventuras en las que hemos andado, siempre hemos tenido a nuestro lado a un obispo en quien hemos encontrado un amigo fiel y leal como ninguno que siempre se ha querido poner en un plano de cercanía con todos, pero que a la vez ha ejercido de pastor y padre liderando, dando un magnífico ejemplo de lo que es un servus servorum. Recuerdo muchas conversaciones y propuestas en las que él siempre ha dicho sí, otras en las que ha dado un consejo acertado y prudente, y en todas ellas una insistencia en no figurar él.
Personalmente, no puedo concebir lo que ha pasado en nuestro país en el área de Nueva Evangelización sin su figura de pastor. El servicio que ha prestado en tantas diócesis que ha visitado y la cantidad de gente que ha inspirado tanto en eventos grandes como en petit comité es algo visible y los de cerca saben de muchos más ámbitos en donde ha influido que la gente desconoce. Y esto no es una opinión personal, es una constatación que la hace alguien que regularmente se dedica a visitar diócesis, pastores y equipos de pastoral por todos lados. En el tema de Alpha particularmente, con Xavier Novell hasta hemos tenido un garante en Roma, pues él es discípulo de Mons. Fisichella que le dirigió su tesis.
Por todo eso, me duelen los comentarios que oigo últimamente a raíz de tal o cual declaración del obispo de Solsona. Muchos amigos de toda España me preguntan, me mandan citas, casi hasta me piden explicaciones por ser su amigo. También leo y me entero de comentarios y valoraciones que tocan lo pastoral y lo personal.
Y en vez de ponerme a escribir una carta en caliente u olvidar lo vivido en estos años desde aquel diciembre de 2010 cuando un sacerdote de Mollerussa se convirtió en obispo de su tierra e impactó a la Iglesia entera, yo solo puedo dar testimonio de que en Xavier Novell he encontrado un cristiano con el pueblo, un obispo para el pueblo, un amigo, un padre y un pastor como ninguno.
Consideraciones se pueden hacer mil y cada cual tendrá su opinión más o menos fundada, informada, caritativa, cabal y equilibrada (y mucho me temo que cada cual se retrata al dar la suya).
Pero desde luego, si a mi me preguntan mañana a dónde recomendaría yo ir para aprender evangelización, dónde ha hecho Dios cosas increíbles que merece la pena ver, dónde se le pega a uno el gusto por la Nueva Evangelización y a quién me gustaría tener a mi lado a la hora de la verdad, yo no tengo ninguna duda. Querría estar con alguien que Dios haya usado, que tenga su unción y que tenga algo que aportar. Querría estar con quien ha sido valiente y ha buscado sinceramente hacerse presente en toda circunstancia, querría estar con quien ha demostrado ser fiel y ha querido siempre hablar por encima de conveniencias, respetos o estrategias calculadoras. Y eso, señores, vale más que el oro... y todas las consideraciones conyunturales de un tiempo y una hora en la que tantos se ofuscan viendo con ojos humanos cosas que solo tenemos el derecho de mirar como cristianos, son eso... vanitas, vanitatis.
Y si por decir esto mañana me caen palos, no me quieren invitar a un sitio a hablar o algunos se rascan sesudamente la barbilla diciendo “ya lo decía yo que este tampoco…”, pues bendito sea Dios. Si eso es lo que ven y ese es el criterio para discernir cristianos u obispos, si eso es todo lo que vale en la pastoral, si ese es el criterio para valorar un desarrollo espectacular de Nueva Evangelización, si eso es todo lo que desde la cortedad de vista se puede ver... pues mejor que no estén; ni se les espera, ni se les necesita.
Porque en esto de la evangelización y el servir a Dios, tentaciones hay muchas y el enemigo mete toda la cizaña que puede. Y bastante tenemos con las que nos cuela, como para encima estar dejándole resquicio por otros lados con consideraciones que perfectamente pueden estar equivocadas por desconocimiento de la persona, su labor o su contexto… y aunque no lo estuvieran, ese no es el tema ni debería serlo para un cristiano que tenga los ojos puestos donde hay que tenerlos.
Yo de los cristianos espero mucho más que descalificaciones fáciles, opiniones cargadas de razón y consideraciones ad hominem mezclando churras con merinas. Entiendo, eso sí, la estupefacción de muchos... humanum est.
Pero créanme si les digo que, a la hora de la verdad, si me dieran a elegir yo me quedo con mi amigo, el ya no tan de moda monseñor Xavier Novell.