Es la comidilla de todos los mentideros la de las deserciones que se suceden estos días en el equipo Zapatero. Se produce, qué duda cabe, un relevo en las personas que acompañan al presidente en la derrota de ese barco a la deriva que es hoy España. Y por lo que se presenta como el núcleo duro de la nueva tripulación, los Salgado, Corbacho, Aído, Chacón, Pajín, nada bueno cabe esperar. Ahora bien, no tanto como para precipitarse, como están haciendo algunos, en el apologético ensalzamiento de los relevados.
Sobre el Sr. Solbes que ayer abandonaba su sillón en el Congreso, recae el dudoso honor de haber arruinado dos veces la economía española. La primera no debió de costarle mucho, pues los ministros que le precedieron, socialistas como él, ya habían realizado buena parte del trabajo. En la segunda en cambio, el Sr. Solbes heredaba una economía que era la “doncellita de Europa”. Inolvidable cuando en el debate con el Sr. Pizarro reemplazaba la palabra “crisis”, en la que ya nos hallábamos de lleno, con sus pequeñas “turbulencias” [1], sacadas de alguna pesadilla aérea. ¿Mentía? ¿No se enteró? Si lo primero, malo; si lo segundo, peor.
Se glosa también –que ya es glosar- al Sr. Bermejo, la escopeta nacional, 600.000 euritos de nada –mejor dicho, del erario- para arreglar el pisito, el de la primera huelga de jueces en España, el de la “teoría de la jugada” [2] para reemplazar a Montesquieu. Y al Sr. Sevilla, impagable tutor del presidente al que, –y así nos va-, enseñó economía en dos tardes [3]. Y a la Sra. Alvarez [4], la del aeropuerto que era “mu” grande, la de la gran grieta Madrid-Barcelona. Y a la Sra. Trujillo, sagaz descubridora de que el problema de la vivienda consistía en que los jóvenes carecían del calzado adecuado para buscar piso [5]. Y al Sr. Caldera, a cuyos papeles para todos, siguieron las redadas indiscriminadas de emigrantes y los cupos de detenciones policiales [6]. Y a la Sra. Cabrera, con cuya EPC se doctoran nuestros jóvenes en Pozuelo.
Todos ellos militaron en el gobierno de la mentira, el que pactó con la ETA mientras juraban a los españoles que no lo hacía, el que negó una crisis económica que ha destruído ya varios millones de puestos de trabajo y ha arrastrado nuestra economía a una recesión del 4%. ¿Les vamos a olvidar tan fácil? Yo no.
La nueva tripulación será mala, no puede ser de otra manera mientras no cambie el capitán. Difícilmente, sin embargo, será peor que la que ahora abandona el barco. No ha lugar para la glosa, pues. Al revés, están bien donde están, o sea, lejos... ¡y que Dios coja confesados a los que a ellos se arrimen!