Domingo, 22 de diciembre de 2024

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El virus y el demonio

por La Columna del #CoronelPakez

Excelso y luminoso SRN, le remito un comunicado de MLK, el cual no escribe, por imitar al Otro, el odiado Galileo, quien tampoco escribía, excepto en la arena: polvo que se lleva el viento. 

MLK no escribe y ya sabe que habla, solo, a solo 12 de nosotros, los que dirigimos el Comité de todo el Aparato Eclesial Transparente (AET, por abreviar).

El (MLK) estaba furioso. Furioso hasta ese límite al que llegan sus elegidos, más allá del cual el odio no se traduce en expresiones de rencor y desprecio, sino en una gélida benevolencia.

Me resulta imposible traducir su impasibilidad letal, de manera que escribiré a la humana manera, usted sabrá comprenderlo.

MLK fulminará a los responsables del coronavirus, como fulminó a los responsables de la I Guerra Mundial y a los de aquello que dimos en llamar "Revolución Francesa". MLK es consciente de que el mismo imbécil que dirigía a Napoleón instigó la Gran Guerra: le advirtió al poco del gran error que eso suponía y R & R no hicieron caso: su castigo eterno es que los palacios en que habitan no se han consumido por el fuego, ni sus cuerpos han sido devorados por el gusano que no muere, sino que se alejan con toda su riqueza hacia la soledad infinita y disolvente, ya sabe. El imbécil y los R &R son obstinados y duros de cerviz y tramaron un segundo plan, el de la II Guerra Mundial, que ya sabe cómo terminó.

¿Cómo terminó, oh estupidez infinita?

Terminó llenando el Cielo -disculpe la mención- de santos, beatos, venerables y siervos del Galileo de toda ralea y condición; y los campos sembrados de mártires, y los seminarios llenos de vocaciones sacerdotales -malditos sean-. 

Y los templos llenos de cerdos, cretinos católicos. Y mi Asia y mi Africa llenas de misioneros. 

¡El imbécil de la I y II Guerras Mundiales, el de Napoleón, ahora pretende evitar la efusión de sangre y se inventa un virus!

¡No se puede ser más ingenuo! ¿No sabe el imbécil que el Galileo se identificó con los enfermos y su pulsión masoquista le llevó a decir que lo que se les hiciera a ellos, a él se le hacía? ¡Al mismísimo Galileo!

El imbécil -no sé porqué no lo envié a la soledad infinita con los demás idiotas que llevan 300 años contrariando mi voluntad-, ese imbécil ha llenado los hospitales y los cementerios de galileos y no sé cuántos sacerdotes se han sumado a la pléyade de santos y beatos del barbudo, gracias al nuevo virus. 

¿No saben que no hay que montar guerras ni enfermedades de diseño, estúpidos? 

El verdadero jefe no hace: transforma un acontecimiento ínfimo según los mismos tiempos que marca el padre del Galileo. ¿No recuerdan lo que hizo en aquel rincón oscuro de Palestina? ¡Un pesebre, una virgen de 15 años, un carpintero! Y un niño. ¡Un niño!

Un niño.

Y vosotros, el imbécil, organizando guerras y virus solo porque no podéis convencer a los R & R. No son puramente humanos, Nefilim dicen en el libro de los semitas, pero no deben desobedecer porque su mal está corrompido todavía por la avaricia, y su concepto del poder es rudimentario: lo asocian al dinero y a la muerte de seres humanos, esa escoria. 
¡Por favor! Está bien que me ofrezcan la inocencia de todos los niños y de todas la niñas, como ese O, pero que lo hagan con rectitud de intención de odio: el placer no puede mezclarse con el odio porque lo diluye. ¿Cuántas veces tendré que repetir que a mayor placer, menor odio? Si la risa actúa contra la lujuria, el placer actúa contra el odio, cretinos. 

Incluso el placer de aplastar el cráneo de un recién nacido es nocivo porque es más espiritual. Vosotros y los R & R todavía conserváis una gula, la espiritual, con la que ataco a determinados seres humanos que aspiran a la santidad por un esfuerzo de su ¡jajajajajajaja! de su... Voluntad... Voluntad... Mi discípulo Tolstoi lo explicó muy bien: no fue Napoleón quien invadió Rusia -maldito y religioso país- y no fue Kutuzov quien hizo que el corso comiese carne de caballo en su absurda retirada de Moscú. No. No fueron ellos. R & R deberían saberlo a estas alturas de la Historia.

¡Imbécil, infinitamente imbécil! 

¿Sabes cuál será el resultado del virus? Malo, en cualquier caso. ¿No han visto ya que los cristianos se reproducen en tiempos de miseria, ruina y persecución? ¿No han visto que su sangre abona la tierra para que se multipliquen? Llegarán a cometer el error de instigar revoluciones y de instaurar el peor de los totalitarismos, ¿y qué?

Estábamos muy bien. Vida cómoda, poca exigencia, dinero fácil, pastores adormilados o corrompidos por lo de siempre, fieles de fin de semana, series y culto a la gastronomía, al "wellness", al yoga -qué gran invento mío- y al "reiki" -que gran invento de SRN-, al consumismo y la pereza, a las redes de muerte, al "todo irá bien" y al disfraz intelectual de la perplejidad, que les queda tan bien a los humanos pedantes. 

Nada. La nada es el arma. La nada es el todo para nosotros. La nada es la destrucción del galileo y de su padre, tan odiados. La nada contra el ser. Sencillo como el Otro. ¡Pues no, imbéciles! ¡Cretinos míos empeñados en hacer algo!

Y en hacer algo GRANDE. El Otro juega a lo pequeño, imbéciles míos. ¿No lo veís? ¿Os ciega la transparencia?

Maldito virus. ¡Arregladlo! Devolved a la humanidad a ese estado habitual de somnolencia, dinero, placer y poder terrenal.

Pero, por favor, sin mártires. O nos veremos obligados a librar la Batalla Final sin estar preparados.

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