Domingo, 22 de diciembre de 2024

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Islam, religión excluyente

por Wiederholen

En la primera década del s. XXI en occidente se respiran los aires de relativismo ético y multiculturalismo, en las que muchas personas consideran el oscurantismo y el totalitarismo cosas del pasado y son incapaces de entender que la humanidad puede volver a la barbarie.

Han sido derrotados los totalitarismos nazional-socialista y comunista y enviados al estercolero de la historia., y a pesar de los intentos de los nostálgicos de los campos de exterminio y del Gulag, los herederos de Hitler y Stalin, de resucitarlo, estos están menguando su poderío.
Los restos del naufragio de los totalitarismos pardo y rojo se han reciclado en el verde, el verde del islamismo.
El islamismo se expande globalmente y actúa localmente.
 
El oscurantismo hoy se escribe en verde, el verde del islamismo.
 
La base ideológica del totalitarismo islámico está en la interpretación yihadista que los fieles más devotos y creyentes más fervientes del Islam hacen del Corán y de la Shari´a, apoyándose continuamente en citas del Corán y en los Hadices, con el beneplácito y aplauso de los dirigentes musulmanes y de las masas musulmanas.
 
Los islamistas, basándose en el Corán y tomando como modelo de comportamiento la vida y acciones de su líder, el jefe militar-religioso Muhammad, dividen el globo terráqueo en Dar al-Islam, la Casa del Islam, [conjunto de las tierras controladas por gobiernos musulmanes] , y Dar al-Harb, (literalmente: la Casa de la Guerra), la casa de los infieles, los no-musulmanes.
 
Los islamistas creen que difundiendo el Islam, el futuro pertenecerá al Islam [1], que el Corán es la solución para todos los problemas y en todas las épocas [2], y que a su vez es la única religión que presta interés al hombre y sus necesidades [3].
 
La intolerancia de los islamistas a la alteridad les lleva a odiar y culpabilizar a sus correligionarios, los yihadistas sunnitas critican a los chiítas, y estos a aquellos. [4]
 
Los sunnitas creen que Arabia Saudita es el modelo ideal para los musulmanes, y los chiítas creen que lo es Irán. [5]
 
Los delirios de grandeza y la obsesión paranoica de los yihadistas les distorsiona la visión de la realidad y su capacidad de análisis llegando a considerar que “el Islam es la religión del amor y la paz”, [6], cuando la realidad cotidiana es que el Islam y los islamistas están presentes en la mayoría de los conflictos bélicos existentes, y si bien no todos los musulmanes son terroristas, si que todos los islamoterroristas son musulmanes, y efectúan sus crímenes en nombre del Islam, sin el rechazo manifiesto de las masas musulmanas.
 
Muchos han afirmado que el Islam es una religión de amor y de paz y critican a los que vinculan Islam con terrorismo, pero ninguno de ellos ha sido capaz de explicar cómo “esta pacífica religión” sigue siendo tan malinterpretada por aquellos que son sus fieles más devotos y creyentes más fervientes, y que están dispuestos a morir y matar por el Islam, Alá y el Corán.
 
La difusión del totalitarismo islámico se realiza principalmente a través de varios vectores, cuya convergencia es dinamitar la cultura judeocristiana para poder implementar el Islam a nivel mundial.
 
1. El terrorismo yihadista de los islamistas “radicales”, que sirve como palanca atemorizadora de los islamistas “moderados” en el mundo no-musulmán.
2. Las crecientes exigencias de “más derechos y menos obligaciones” de los islamistas “moderados”, con la excusa que son la alternativa al terror islamista, presentándose como el mal menor.
3. El chantaje petrolero y gasístico de los países islamistas.
4. El aumento de la tasa de natalidad de los inmigrantes musulmanes en el mundo occidental, que se ve favorecida por los bajos índices de reproducción occidentales.
4. Los conversos al Islam, en su mayor parte procedentes de los restos del nazismo y del comunismo, y muchos otros casos por maridaje.
5. La colaboración de los relativistas éticos y multiculturalistas, muchos de ellos mercenarios del Islam.
6. Los occidentales con animadversión al cristianismo que apoyan al islamismo como contrapoder a la cultura judeocristiana.
 
El antisemitismo inherente al totalitarismo islámico sirve como propaganda de los líderes del mundo árabe y/o musulmán para desviar la atención de las masas musulmanas del fracaso social, económico, intelectual, y espiritual del mundo del Islam.
El odio hacia los judíos es la válvula de escape para la frustración de los musulmanes.
Al suscitar hostilidad hacia los judíos e Israel, los líderes del mundo musulmán evitan que las justas reivindicaciones de los musulmanes para un mundo mejor sean dirigidas contra ellos.
El mundo musulmán se encierra en un círculo vicioso, en el que se responsabiliza al judío de todos sus fiascos, atrasos y retrasos.
La voluntad del pueblo judío a seguir existiendo es contemplada por el totalitarismo islámico como una maldad, en lugar de ser tomado como modelo.
 
Para los islamistas, los enemigos del Islam son los infieles, los judíos y los cristianos que se niegan al Diktat del Yihad.
 
Parafraseando a Golda Meir, no habrá paz hasta que los musulmanes no amen más a sus hijos que lo que odian a sus enemigos.

 

 

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