Del socialismo hispano de nuevo cuño

            Tras cinco años de gobierno tenemos ya perfiladas las grandes líneas maestras del proyecto político zapaterista. La primera de ellas, la más importante, la enunciaba bien pronto el presidente en persona: tratábase de la Doctrina Zapatero de las Naciones, que declaraba a la española “discutible y discutida”.

               Explicado con la altura de miras que caracteriza el discurso presidencial el concepto sobre el que había de montarse todo el nuevo entramado constitucional, se recurrió para definir el Nuevo Estado de Derecho al personaje más idóneo, el ilustre jurista Fernández Bermejo, ministro de Justicia a la sazón, quien procedía a reemplazar el principio de la separación de poderes y la independencia judicial de Montesquieu por la celebérrima “Ley Bermejo-Garzón”, resumida en las sabias palabras: gobierno y jueces "harán en cada momento lo que la jugada aconseje”.

            Junto a ellos, vino la definición del novedoso Socialismo hispano de nuevo cuño. El primero de sus principios, el del “reparto solidario de la sed”, con la sustitución del anticuado y costoso Plan Hidrológico Nacional por el nuevo Plan Botijo, infinitamente más ecológico y sostenible, según el cual "el agua es de quien la posee, no de quien tiene sed". 

            El segundo, la famosa Doctrina Calvo, así denominada en honor a su autora, uno de los más grandes pensadores del s. XXI, ministra de cultura a la sazón, según la cual, “el dinero público no es de nadie”, formulación con arreglo a la cual se procedió a ajustar las más importantes partidas presupuestarias y, particularmente, todo lo tocante a fondos reservados y subvenciones, de acuerdo con un modelo provechosamente experimentado en Andalucía por los más consumados especialistas, -Manuel Chaves, Leonardo Chaves, Paula Chaves, Antonio Chaves- durante varios lustros.

            Poco después, se procedía al reemplazo de la decadente fiscalidad progresiva por la llamada Nueva Fiscalidad Socialista, que con la devolución de 400 Euros a todos los españoles por igual, plantea un escenario de sustitución de los rancios impuestos directos y progresivos de antaño por los modernos y solidarios impuestos indirectos-regresivos sobre el carburante y el tabaco.

            Y como colofón de todo el proceso, la importantísima Declaración de Barcelona de 16 de junio de 2009 que acaba de realizar, una vez más en persona, el mismísimo presidente, declaración que consagra el nuevo principio socialista en virtud del cual, serán en adelante las regiones más pobres, y no los más ricas como se venía haciendo hasta la fecha en virtud del decadente principio de la solidaridad interterritorial, las que financiarán el desarrollo de las más afortunadas.