Aído, ¿fue usted una lechuga?
por Esperanza Puente
Las declaraciones de la ministra Aído que dicen que nuestros hijos abortados no son seres humanos son de una incultura excepcional. Siento vergüenza ajena como mujer y como ciudadana españala por tener una representante de esa catadura intelectual. Mi hijo muerto en el aborto provocado que sufrí hace 14 años era de 12 semanas de embarazo. Las declaraciones de Aído me recuerda al engaño al que fui sometida entonces, y que comprobé de primera mano: me dijeron que era un tejido, un grupo de células, y tuve que enfrentarme con la realidad. Los que viven del negocio del aborto -dado que las mujeres no les importamos nada-, me dejaron los restos de mi hijo a mi lado, y comprendí que no había abortado ni un tejido ni una lechuga, sino a un ser humano entero, cortado en pedacitos. Era mi hijo. Su tronco en cuatro partes: decapitado, el tronco por un lado, bracitos y piernas por otro. Es así de duro pero esto es lo que yo vi. A la mujeres al final el tamaño de nuestros hijos no nos importa, la realidad es que lo perdemos hijos tengan el tamaño que tengan, y son seres humanos, como la ministra Aído. Señora Aído, creí que el analfabetismo se había acabado en España hace treinta años. Veo que no, y encima usted nos representa. ¿Esto es un Estado de Derecho?
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