«Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»
Reflexión de la Solemnidad de la Natividad del Señor
«Romped a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor ha consolado a su pueblo,
ha rescatado a Jerusalén.» (Is 52, 9)
La huida a Egipto (M. López, 2021)
«Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»
Queridos hermanos ¡Feliz Navidad! Dios, el que nos ha creado, se ha hecho hombre para rescatarnos de la muerte de nuestros pecados y ofrecernos la vida; y nos muestra el camino, por eso el Profeta Isaías dice: “¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia…!” Esta es la Buena Noticia: Dios se ha hecho carne para mostrarnos la felicidad. Escucha a los profetas, los vigías gritan, y nosotros, los hombres, veremos hasta los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios sobre nuestros pecados, el sufrimiento, la vejez y la muerte; dándole sentido a nuestra vida.
Por eso respondemos con el Salmo 97: “Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas. Aclama al Señor tierra entera, gritad, vitoread.” Hermanos, felicidades, porque tenemos uno que nos salva y da sentido a nuestra vida; y nos ofrece gratis su Espíritu para ser como Él.
La segunda Palabra es de la Carta a los Hebreos y nos dice que “de muchas maneras habló Dios a nuestros padres por los profetas” y nos ha hablado ahora por el hijo. La última Palabra es el Hijo, Jesús, a quien ha nombrado heredero de todo. El heredero de todas las bienaventuranzas del hombre es Jesucristo. Dios hace una pregunta en la carta a los Hebreos: ¿A qué Ángel dijo jamás “hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy”; y en otro lugar “yo seré para Él un padre, y el será para mí un hijo”? Hermanos, el Señor nos ofrece hoy una naturaleza nueva, la naturaleza de ser hijos de Dios.
Por eso el Evangelio de San Juan nos dice: “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.” Dios, hecho hombre, ha habitado entre nosotros y nos ha traído la luz de la vida, Él es la luz que brilla en las tinieblas, nuestras tinieblas. “Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.” Escuchemos la Palabra, hermanos, fuente de toda luz, es ella quien viene a iluminar las tinieblas de la muerte. Hoy en el mundo existen muchas tinieblas, mucha angustia, mucha desesperación, mucho estrés, sufrimiento, muerte; para liberarnos de todo esto ha venido Jesucristo, para ofrecernos la Vida Eterna dándonos garantías fundadas de que Él es la Verdad. Pidámosle al Señor que nos muestre estas garantías para poder creer, porque “vino (la Palabra, Cristo) a su casa, y los suyos no lo recibieron.” Puede pasar, hermanos, que no recibamos al Señor, que lo rechacemos, por eso pidámosle al Señor la fe para creer en Él. “A cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.” Nosotros no hemos nacido de la sangre, ni de la carne, sino de Dios, esta es la primera creación que Dios ha hecho con el hombre, al destruirla, ha venido Él en persona para abrirnos el cielo, darnos la certeza de que Él nos da su Espíritu. Él “se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria…lleno de gracia y de verdad”. Todos estamos buscando la verdad de nosotros mismos. Existe bastante atraso y subdesarrollo con la mentira, con la hipocresía, y esta Verdad está llena de gracia tras gracia, es decir de transformación de nuestro hombre viejo. Juan da testimonio gritando: “el que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo”. La misión de Juan es presentarnos a Jesús para que podamos creer. Hermanos, invoquemos el nombre del Señor, su poder, y el actuará en medio de nosotros. Feliz Navidad a todos y felices fiestas. Jesús quiere vivir en cada hogar, en tu corazón y en medio de nuestros pecados, de nuestras impotencias; porque Él es Dios.
+ Con mi bendición.
Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao