La parábola perfecta de nuestro ecumenismo
Una vez, estaba paseando por un puente y de repente vi a un hombre que estaba a punto de saltar al vacio desde el mismo y le dije: “¡No lo hagas!” El hombre me dijo:“¡Nadie me ama!”- y yo le dije- “Dios te ama. ¿Crees en Dios?”
El dijo, “Sí”, a lo que le pregunté: “¿Eres cristiano o judío?” El dijo: “Soy cristiano”. Yo le dije: “¡Yo también!” Seguimos hablando y le pregunté: “¿Eres protestante o católico?”
“¡Católico!”
Yo le dije “¡¡¡Yo también hermano!!!”
“¿Y vas a alguna parroquia o a un movimiento?”
“ A la parroquia…”
“¡¡Yo también hermano!!”
“¿Y estas en algún grupo?”
“¡¡Si, en una cofradía!!”
“¡¡Yo también hermano cofrade mio!!”
“¿Y de cuál eres?”
“Soy de la cofradía de los santos varones”
“Y yo también, ¿pero eres de los santos varones de los clavos de Cristo o de los santos varones de la sandalia de Pedro…?
“De la sandalia de pedro”
“¡Yo tambien soy de la cofradía de los santos varones de la sandalia de Pedro!”
“ ¿Pero eres de los santos varones de la sandalia de Pedro calzados o de los santos varones de la sandalia de Pedro de los descalzos?”
“Pues yo soy de los descalzos”- y yo, que soy de los calzados, le respondí: “¡muere hereje!”... y le tiré por el puente...