La Primera Etapa
Una vez teminada la serie de los “irreconocibles”, en los próximos artículos explicaremos una muy breve síntesis de lo más relevante de cada una de las siete etapas de la vida espiritual, y lo haremos siguiendo el tratado de Heptalogía del P. Miguel de Bernabé.
Las personas que quieran profundizar y conocer los aspectos que no podamos comentar, pueden ponerse en contacto directamente con el Gardendal (grupo fundado por el P. de Bernabé; www.gardendal.org) o esperar a la próxima publicación de dicho tratado.
Comenzamos pues con la Primera Etapa.
Lo primero que hay que decir de la vida espiritual es que no todo el mundo consigue ni siquiera entrar en la Primera Etapa, ya que, por desgracia, muchísimos cristianos (los que hemos llamado “irreconocibles”), se quedan en la fase previa y nunca pasan de ahí.
Son muchos los que se creen bastante más adelantados de lo que están. Recordamos una mujer que, después de conocer la descripción de las Etapas, dijo que ella estaría en la Cuarta o Quinta etapa. ¡Y era una “irreconocible”, que cuando “rezaba” el rosario tenía un tono que parecía que leyera una receta de cocina!
Se entra en la Primera Etapa cuando se empieza (aunque sea alguna vez y muy brevemente) a rezar hablando con Dios.
Esto (hablar con Dios) todos creen que lo hacen pero no es así. Rezar no es recitar; es hablar, tratar, con Dios. Y muchos “rezan” como si hablaran a un mueble o a un sirviente.
A pesar de empezar a rezar hablando con Dios, el de esta etapa Puede ser un gran pecador, solo que lucha (aunque sea débilmente y de tarde en tarde, pero con sinceridad) por dejar el pecado.
Podemos decir que se acerca a Dios más por la vía negativa (no hacer el mal, no pecar) que por la positiva (hacer el bien).
También, le ocurre que recibe poca “luz de Dios”. Pero no es por falta de luz sino porque comete tantos pecados y tiene el corazón puesto en tantas cosas que no le dejan apenas tiempo ni energía para escuchar a Dios.
En resumen, el de la Primera etapa:
- Apenas recibe luz, conocimiento sobre Dios...
- De vez en cuando reza con Dios dialogando y no monologando.
- No deja los pecados (ni las ocasiones de pecado) pero lucha más o menos fuertemente.
- Y se va acercando a Dios por alejarse del mal, más que por Él mismo.
Quedaría hablar sobre la relación con Dios del de esta etapa, su religiosidad, mentalidad, comunitariedad, instrucción, evangelización…, su amor al prójimo, defectos y virtudes, y los “trabajos de etapa” que son las cosas que normalmente debe hacer el de cada etapa para pasar a la siguiente. Pero para todas estas cosas tendrán que ir a la fuente, o ver el siguiente video.
Los Tres Mosqueteros
Próximo artículo: 19 de enero