Cuando las apariencias engañan
¿Qué se parece más: una aceituna a un olivo o una aceituna a una piedrecita de tamaño y color similar a una aceituna?
Lo lógico es responder que se parecen más la aceituna y la piedra. Aparentemente es así, pero si lo pensamos detenidamente, la aceituna se parece más al olivo que a la piedrecita.
Esto es así porque la aceituna tiene la misma esencia que el olivo, mientras que la piedra sólo se le parece en lo accidental, en la forma, ya que pertenece al reino mineral, en tanto que la aceituna pertenece al reino vegetal, que es también el del olivo.
Pues esto es lo que pasa en el Bautismo: ¿entre quiénes hay más diferencias: entre un ángel y un bautizado o entre un bautizado y un no bautizado? Hay más diferencia entre un bautizado y un no bautizado, que entre un ángel y un bautizado. Porque el ángel y el bautizado pertenecen al reino sobrenatural, mientras que el no bautizado pertenece sólo al reino de lo humano. No es hijo de Dios, sólo criatura de Dios.
Viene esto a cuento de lo que decíamos el otro día de que por el Bautismo se entra en la Iglesia. ¡Y de qué manera!
También viene a cuento de todos esos pobres tontos que no bautizan a sus hijos con la excusa de que es para que de mayores puedan elegir. Esos padres que les dan la vida a sus hijos, les imponen una nacionalidad, una lengua, unas costumbres, unas normas morales y sociales, un horario…; les eligen dónde vivir, la guardería, el colegio, el ballet, el judo, las clases de piano y el inglés… Y estos mismos padres hacen una excepción, ¡una sola!: “En cuanto a religión, que mi hijo elija cuando sea mayor”.
Está claro que esos padres no saben lo que se traen entre manos.
Aramis
PD: Dedicado a Amélie, que el pasado sábado 17 de octubre de 2020 fue bautizada para alegría de su familia, amigos y toda la Iglesia.
Artículo publicado originalmente el 29 de noviembre de 2010