Calles llenas de violadores: ¿de verdad un efecto indeseado?

            Son muchos los que piden la dimisión de la cajera de supermercado por haber hecho una ley tan mala que, lejos de conseguir lo que pretendía, -aumentar las penas de los violadores, y con ello, la seguridad de las mujeres en las calles-, consigue, según se constata de manera fehaciente, exactamente lo contrario, a saber, la salida en masa de los violadores de las cárceles para gozar de una nueva libertad con la que poder reincidir, pues como es sobradamente conocido, el de la violación es uno de los delitos más reincidentes que existen.

            Y bien, hoy me pregunto, ¿es acertado el planteamiento? ¿efectivamente la ministra-cajera-de-supermercado tiene que dimitir por ser una auténtica incompetente, incapaz de hacer una ley que no sólo no consigue lo que pretende, sino que incluso consigue lo contrario?

            Pues bien, no de todos los noes (“no es no”, como les gusta decir a “ellos”). Este guión de la cuestión, que es el que ha atiborrado la opinión pública y del que nadie se sale ni un milímetro, es absolutamente desacertado. La ministra, efectivamente, es una perfecta incompetente, -por cierto, no la única del gabinete del que forma parte-, pero es una chica muy bien mandada, y que cumple muy bien con las instrucciones que recibe en cada momento -y por cierto, no del Doctor Sánchez, sino de mucho más arriba, España no está siendo gobernada desde España-, mostrándose, en su cumplimiento, incluso inesperadamente capaz. No, ni la ministra se ha equivocado, ni los efectos producidos por la ley en cuestión son indeseados, ni la salida en masa de los violadores a la calle es un “efecto colateral” o “inesperado”, ni nada de nada, ni nada por el estilo.

            La ley está bien concebida y logra exactamente aquello que buscaba: llenar las calles de violadores.

            La cuestión es la siguiente: puesto que la receta que proponen para la sociedad no se corresponde con una sociedad como la que describen, -es decir, una sociedad en la que la mujer se halla en continuo peligro y completamente desvalida ante el macho en celo y desaforado-, tienen que conseguir que esa sociedad se parezca a “eso” que ellos describen, para poder así aplicar “sus recetas”. Y para ello, ¿qué mejor que llenar las calles de los verdaderos profesionales que pueden conseguir una calle realmente insegura, en la que las mujeres tengan un miedo verdaderamente justificado de pasear solas, -y aun incluso acompañadas, "tu propio acompañante puede ser el peligro"-, porque en cualquier momento podrían ser víctimas de la peor de las agresiones que una mujer puede sufrir?

            La nueva ley contra la violación es sólo una más de la inacabable panoplia de leyes aberrantes que está experimentando y pretende implantar el Nuevo Orden Mundial, -y de las que ya van tantas-, para conseguir el objetivo que se ha marcado: una sociedad en la que hombres y mujeres se teman, se detesten, se odien, como el mejor medio para imposibilitar toda relación entre ellos y lo que es la principal consecuencia de esa relación entre un hombre y una mujer: el amor, el proyecto común, la familia… la reproducción humana en definitiva. En un nuevo escenario en el que el ser humano ha dejado de ser “el rey de la Creación” para convertirse en “una plaga para el planeta”, como lo definió con todas las palabras, el hoy extinto Duque de Edimburgo.

            Y para ello, ¿qué mejor que llenar las calles de auténticos "profesionales"?

            Que hagan Vds. mucho bien y no reciban menos.

            ^©Luis Antequera

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