Martes, 17 de septiembre de 2024

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Enrique de Malaca ¿primer circunnavegante de la Historia?

Enrique de Malaca ¿primer circunnavegante de la Historia?

por En cuerpo y alma

             Sobradamente conocido es que la primera expedición en realizar la vuelta al mundo a través de los mares es la que arriba en Sanlúcar de Barrameda el día 6 de septiembre de 1522, con Juan Sebastián Elcano y otros diecisiete hombres, después de una aventura que había durado setecientos cincuenta y siete días. Los nombres de los dieciocho héroes es perfectamente conocido gracias a la crónica que sobre el viaje de circunnavegación había realizado el marino superviviente de la misma, el veneciano (del Véneto, concretamente de Vicenza) Antonio Pigafetta. A ellos habría que añadir los trece que se quedan presos en la isla de Cabo Verde, pero eso es una cuestión que no vamos a abordar ahora.

             Entre esos dieciocho nombres no se halla el del protagonista de nuestra entrada de hoy, Enrique de Malaca, un hombre que, sin embargo, podría haber sido el primero de la historia en circunvalar el globo terráqueo, consiguiéndolo incluso algo más de un año antes que los dieciocho héroes de Sanlúcar y los Trece de Cabo Verde. ¿Y cómo es ello posible, se preguntarán Vds.? Pues bien, precisamente eso es lo que voy a intentar contarles en las líneas que siguen a éstas.

             Es muy poco lo que sobre Enrique de Malaca conocemos. Amén de los registros que se encuentran con su nombre en la Casa de Contratación relativos al viaje circunnavegador de Magallanes y Elcano, apenas es brevemente mencionado en dos documentos: el Testamento de Magallanes y el llamado “Primer viaje alrededor del globo”, el relato del cronista de la circunnavegación, Antonio Pigafetta, uno de los Dieciocho que llegan a Sanlúcar (por cierto, acérrimo enemigo de Elcano).

             Enrique de Malaca, también conocido como Enrique el Negro, nace hacia el año 1493, pues tiene cuando Magallanes otorga testamento el 24 de agosto de 1519 “unos veintiséis años”, según indica el propio marino hispano-portugués. Nacido no cristiano, se desconoce su nombre original antes de que fuera bautizado precisamente así, Enrique. Podría haber nacido en Sumatra, como sostiene Pigafetta:

             “El capitán [Magallanes] tenía un esclavo natural de Sumatra”.

             O podría haberlo hecho en Malaca, donde dice que lo hizo, en su testamento, Magallanes:

             “Mi esclavo Enrique, mulato, nativo de la ciudad de Malaca”.

             De Sumatra o de Malaca, Enrique entra al servicio de Fernando de Magallanes, con él viaja Europa cuando éste vuelve y con él se enrola en la expedición que por cuenta de la Corona española, zarpa de Sevilla en 1519 con el encargo de encontrar un paso para franquear por agua el Nuevo Mundo y llegar a las Molucas navegando hacia occidente.

             Según recoge el propio Pigafetta, al llegar a las islas descubiertas en el archipiélago filipino, Enrique se convierte en el intérprete con los nativos locales, lo que relata en estos términos:

             “El capitán [Magallanes] tenía un esclavo natural de Sumatra […], quien salió a hablarles en la lengua de su país, y a pesar de que le comprendieron y vinieron a situarse a cierta distancia de nuestra nave, no quisieron subir a bordo […] Nuestro intérprete, llamado Enrique, que era esclavo de Magallanes […]”.

             Pocos días después, el 27 de abril de 1521 para ser exactos, muere Magallanes en combate con los nativos dirigidos de Lapu-Lapu en la batalla de Mactán, en las Filipinas. Pero a pesar de que en su testamento había dispuesto la manumisión de su esclavo, el nuevo comandante de la escuadra, Duarte Barbosa, en un movimiento tan injusto como torpe, se niega a concedérsela mientras, necesitado de sus servicios como intérprete, lo envía ante el cacique Humabon. Un resentido Enrique, haciendo más que nunca bueno el célebre adagio “traduttore, tradittore” (traductor, traidor), sugiere al reyezuelo la idea de realizar para los españoles un banquete al que finalmente acudirán veinticuatro de ellos, y liquidarlos durante su curso. De hecho, el último en ser sacrificado, Juan Carvallo, todavía informa a los gritos a sus compañeros que le escuchan desde el barco, de que Enrique se había unido a los indígenas, perdiéndose a partir de e4se momento toda pista sobre la suerte del esclavo traidor.

             Pues bien, de estos hechos ciertos no se puede establecer sino que Enrique no es, efectivamente, un circunnavegador. Nacido en Sumatra como afirma Pigafetta, o en Malaca como asegura Magallanes, en cualquiera de los dos casos se habría quedado a unos pocos kilómetros, o en terminología más marinera, a unos pocos grados terrestres, de ser el primero en circunnavegar el globo Por cierto, -algo en lo que los cronistas no suelen caer- los mismos o muy parecidos que el propio Magallanes, que también había estado en Sumatra y en Malaca.

             La tesis de un Enrique de Malaca circunvalador requiere necesariamente de unas hipótesis que no se conocen, sobre las que sólo cabe especular, y que son dos.

             La primera, que una vez abandonado en Filipinas Enrique hubiera proseguido viaje a su Malaca o su Sumatra natal en algún momento de su vida posterior. Lo que le convertiría en circunvalador, aunque no necesariamente en “el primero”, algo que dependería de que lo hubiera hecho antes o después de completar Elcano su propia circunnavegación.

             La segunda que, -como se ha querido sostener sin mayor criterio., Enrique fuera, él mismo, filipino, caso en el cual, Enrique sí sería con toda seguridad el primer circunnavegante de la Historia, casi año y medio antes que Elcano. Esta hipótesis se sostiene sobre el hecho de que fuera capaz de hablar con los nativos de las Filipinas. Hipótesis más que endeble que, por un lado, no es determinante: Enrique pudo entenderse con los filipinos por simple similaritud de su lengua con la de los isleños. A ese respecto, no debe olvidarse que tanto las lenguas filipinas como las malayas pertenecen a la familia de lenguas malayo-polinesias, por lo que nuestro misterioso sumatro-malaquense no debió de hallar problema alguno en entenderse con los nativos filipinos en su propio dialecto malayo, de parecida manera a como españoles, italianos o franceses, pueden llegar a hacerlo en base a la común latinidad de sus lenguas natales. Pero por otro, de manera no menos concluyente, choca de frente con las dos fuentes que señalan el origen de Enrique como diferente de Filipinas.

             Conclusión: con los datos conocidos, se puede establecer de manera taxativa que Malaca no llegó a circunvalar la Tierra: por poco, pero no lo hizo. Sostener que lo hiciera es un argumento necesariamente especulativo, que ha encontrado dos vías diferentes de viabilidad, cualquiera de las dos que, al día de hoy, carecen de toda probanza y probabilidad.

             Y una última consideración: en términos históricos y morales, Enrique de Malaca fue víctima de una decisión tan inmoral como contraproducente: si no hubiera traicionado a los españoles, su compañeros naturales en esta aventura, hoy día sería considerado como el primer circunnavegante de la Historia en solitario, con año y medio de diferencia sobre cualquier otro; por hacerlo, se quedó sin conseguirlo por apenas unas leguas náuticas.

             Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.

  

 

            ©Luis Antequera

            Si desea ponerse en contacto con el autor, puede hacerlo en luiss.antequera@gmail.com

 

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