Ser Santos en pleno siglo XXI. Santa Catalina de Siena
Ser Santos en pleno siglo XXI. Santa Catalina de Siena
Advierte que la perfección de los actos del alma que está en este estado perfecto depende de la mayor prontitud en obedecerme y de la más perfecta esperanza que pone en mí, su Creador, habiendo perdido ya toda esperanza en sí misma.
Los más perfectos pescan con más abundancia. Estos dan un sonido suavísimo, que sale de dentro de la ciudad del alma, puesto que las puertas están a la vez cerradas y abiertas. Cerrada está la voluntad al amor propio y abierta a mi amor y al del prójimo.
Estas almas perfectas no sólo me son agradables a mí, a los ángeles y a los bienaventurados del cielo, sino incluso al mismo mundo. No pueden evitar los hombres malvados experimentar el agrado de este sonido, y muchos quedan prendidos en este anzuelo y salen de la muerte para venir a la vida.
Todos los santos han conquistado las almas con este instrumento de la santidad. El primero que dejó oír este sonido fue mi dulce y amoroso Verbo cuando tomó vuestra humanidad. Estando sobre la cruz, emitiendo un dulce sonido, le quitó al demonio el señorío que había ejercido en el hombre por el pecado durante tanto tiempo. Todos vosotros aprendéis de este Maestro a emitir este sonido.
¿Cuál es la causa de esto? Mi infinita providencia, que os ha dado este instrumento de la santidad de vida. Todo lo que os doy o permito en esta vida, os sirve de medio para afinar este instrumento, haciendo que su sonido sea cada vez más armonioso y bello. (Santa Catalina de Siena, Dialogo, IV, El reclamo del apóstol es la santidad de su alma.)
El instrumento para alcanzar la santidad es aceptar con alegría la Voluntad de Dios. Aceptarla con esperanza, porque sabemos que lo que desea Dios para nosotros es siempre lo mejor.
Como seres limitados y muchas veces equivocados, tendemos a determinar “lo mejor” a través de nuestra voluntad y después quitamos todo lo demás. Sesgamos para que la parte se convierta en el todo. ¿Cuántas veces hemos oído que como “lo mejor es” tal o cual cosas, es a lo que nos dedicamos y lo único que tenemos en cuenta. Nos olvidamos que lo mejor es Cristo y todo lo que nos dona, es siempre bueno.
La santidad no sólo es beneficiosa para quien la vive, sino que es semilla de bienes para todo el mundo. ¿Cuántos bienes nos han traído los santos que han vivido entre nosotros? ¿Comprenderíamos la Voluntad de Dios sin su ejemplo? Un ejemplo que siempre buscaba que la Voluntad de Dios fuese la que prevaleciera.
La Providencia de Dios es mayor fuerza del universo, pero ¿confiamos en ella? Dejar que la Divina Providencia nos tome en sus manos.
“«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»” (Mt 11, 28-30)