El Business Insider y la Humanae Vitae

En estos días en que somos bombardeados sobre los cambios, eso sí, "pastorales", que la Iglesia debería de adoptar, principalmente en temas de moral de la sexualidad, me encuentro con un interesante artículo allí donde menos podía esperármelo: el Business Insider.

El artículo, firmado por Michael Brendan Dougherty y Pascal-Emmanuel Gobry, se titula: "Ya es hora de admitirlo: la Iglesia siempre ha tenido razón sobre el control de la natalidad". Algunos obispos alemanes, caso de leerlo, habrán alzado sus cejas con gran sorpresa.

Lo que estos dos periodistas escriben es de puro sentido común y parte de una mirada desprejuiciada a los hechos. Reconocen que mucha gente, entre ellos el editor de la publicación en la que escriben, afirma que la Iglesia debería cambiar sus enseñanzas, que ven como anticuadas y, pecado contra lo políticamente correcto, "divisivas". Unas enseñanzas que resumen en una sencilla fórmula: "el amor, el matrimonio, el sexo y la procreación van juntos".

Y recuerdan lo que escribió Pablo VI en la Humanae Vitae en aquel lejano 1968 cuando advertía de los cuatro resultados de la difusión del uso de anticonceptivos:

1.    Una rebaja general de los estándares morales.

2.    Un aumento de la infidelidad y de los hijos ilegítimos.

3.    La reducción de las mujeres a objetos de uso para satisfacer a los hombres.

4.    Coerción por parte de los gobiernos en asuntos reproductivos.

¿Les suena de algo?

Parece que el Papa hubiera visitado el futuro y, tras contemplar el estado de las cosas, hubiera regresado a 1968.

Los autores repasan y aportan datos que confirman las previsiones de Humanae Vitae y, de paso, desmienten las teorías malthusianas, que increíblemente mantienen su prestigio a pesar de errar sistemáticamente y no acertar nunca. Y acaban así: "independientemente de lo que sientas sobre las posiciones de la Iglesia acerca del control de la natalidad, han resultado ser tremendamente proféticas". Lo suficiente para que una persona de buena voluntad se replantee muchas cosas.

Dos comentarios finales:

Reconocen los autores que muchos católicos ignoran, en su vida, lo que la Iglesia enseña en estas materias. Quizás sea necesario empezar por nuestra casa y reconocer que no hemos sabido explicar cómo la moral que propone la Iglesia es el camino seguro a la felicidad y que en demasiadas ocasiones los propios católicos la hemos cambiado por una promesa de felicidad mundana e inmediata que al final es fuente de sufrimiento. Pretender que la Iglesia ahora se ajuste al camino que lleva a la infelicidad ya prevista en Humanae Vitae es atroz. Es como si, a raíz de una de las muchas traiciones del pueblo de Israel, cuando se ponía a adorar a dioses de otros pueblos olvidando a Yahvé, alguien hubiese propuesto ajustarnos "pastoralmente" a la realidad de que muchos israelitas adoraban a Baal.

Sorprende, viendo cómo acertó Pablo VI, la ausencia de referencia a Humanae Vitae en lo que leemos estos días en relación a los cambios que debería abordar la Iglesia. Como sorprende que no volvamos la vista a las catequesis de Juan Pablo II que forman el fundamento de la "teología del cuerpo". Tesoros que encierran en sí la felicidad de los hombres y que mantenemos ocultos, debajo del celemín.