Hoy el reto del amor es entrar en una iglesia y descargar la mochila en Cristo
por El Reto Del Amor
Año del Señor 2019
18 de junio
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
JABÓN DE ACERO
Me encanta cocinar y la verdad es que disfruto mucho haciendo platos, sobre todo nuevos, y sorprendiendo a las hermanas.
Sin embargo, hay una cosa en la cocina que me cuesta mucho, y es pelar ajos. No por pelarles, sino por el olor que queda impregnado en las manos.
He intentado de todo para que no me pase o para que, lavándome, se me quite, pero nada. Total que, si después de la cocina tenemos una visita, me da una vergüenza que me muero ir al locutorio con olor a ajo.
Un día, una persona nos regaló un jabón de acero para la cocina. Nos dijo que era para quitar el olor a ajo, a cebolla... ¡Me encantó la idea!
Como era de acero, primero lo pasamos por la máquina láser y le pusimos una frase: “Qué bueno es el Señor para los limpios de corazón” (salmo 73), para que, cada vez que le usemos, nos lleve al Señor.
En el locutorio nos habían explicado que ese jabón, si funciona, no te lava; te quita el olor. Este detalle me dejó sorprendía. Al hablar de “jabón”, mi cabeza piensa en lavar, no en quitar... Lo cierto es que no me acaba de creer mucho que un trozo de acero arreglase el olor a ajo.
Ayer lo llevamos a las monjas, y ellas pusieron una cara... como la mía: de incredulidad. Pedimos una voluntaria que se frotó las manos con un diente de ajo, nos dio a oler y nos demostró que el ajo se había impregnado (¡pero que muy bien!) en sus palmas. Se fue a lavar con agua fría y volvió. Efectivamente, el jabón le había quitado el olor a ajo.
En la oración, daba gracias al Señor por ser Él mi jabón. Cada vez que vengo aquí, a Sus pies, y descargo mi mochila, Él se queda el olor a ajo, su muerte en cruz y su Resurrección me limpian de mi pobreza y mi pecado, y me deja sin malos olores para seguir caminando. ¡Gracias a su Encarnación ya podemos ser felices!
Pero tenemos que coger el jabón en nuestras manos y, con agua fría, lavarnos. Tenemos que acercarnos a Jesús y tratarle, dejar que entre en nuestra vida y dé sentido a lo que estamos viviendo. Porque Él muere para que tú tengas vida. Él quiere tomar todo tu mal olor, pero necesita tu libertad, necesita que tú se lo entregues.
Él está a tu lado esperándote, esperando a que le entregues ese sufrimiento que te está matando, esa persona que no puedes perdonar, esa desconfianza que no te deja vivir... Jesús quiere que se lo entregues todo para quitarte ese mal olor y que puedas volver a tener vida. El aguijón de muerte está clavado en la cruz. Nosotros vivimos en la Resurrección.
Hoy el reto del amor es entrar en una iglesia y descargar la mochila en Cristo, dejarle que entre en tu vida y entregarle el olor a ajo. “Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”; así pues, pídele que te lave y te haga una criatura nueva, porque así verás al Señor. Tú por ti mismo no puedes limpiarte, ¡es Cristo quien te limpia!
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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