Oscar Wilde tenía toda la razón
Venía a decir Oscar Wilde por boca de un personaje de “El retrato de Dorian Gray” que la gente más interesante que había conocido eran los escritores más insulsos, y en cambio los escritores más interesantes eran las personas más anodinas. Los primeros vivían la vida que no habían podido escribir, los segundos escribían sobre la vida que anhelaban vivir.
Aplicando esto a mi blog, y sin dármelas de interesante, lo cierto es que mantener un blog sobre la Nueva Evangelización y dedicarse a trabajar en ella, a veces se torna misión imposible.
Últimamente me encuentro de viaje a menudo, conociendo gente y propuestas interesantísimas, orando y elucubrando con amigos y hermanos que me encuentro a lo largo del camino. En medio de todo ello no encuentro tiempo para añadir a la colección de entradas de este blog. A través de Alpha y cosas como el ENE, el trabajo de la viña del Señor se multiplica, universalizándose a mil lugares, y aunque esto suene muy interesante, luego llega el día a día de las cosas pequeñas, de oficina, y rutinarias que se llevan la mayor parte del tiempo.
He de confesar que muchas veces me quejo a Dios de no tener más gente que nos ayude con Alpha, o más recursos con los que liberar tiempo para hacer lo que importa…y entonces resuena en todo mi ser aquello de “una sola cosa es lo importante” (Lc 10,42) por lo que me pongo a pedir a todo el mundo oración por nosotros, nuestro ministerio y nuestra familia para que en el camino no nos dejemos a Jesucristo, lo único absolutamente indispensable para ir a alguna parte en esta vida.
Muchas veces me encuentro haciendo retrospectiva revisitando antiguas entradas del blog, y he de decir que me ayudan porque veo en ellas formuladas ideas, experiencias y “teorías” de la evangelización que luego son muy útiles a la hora de ponerle patas a un curso de Nueva Evangelización para sacerdotes, un encuentro con una delegación, una ponencia para un congreso, o ese soñado “Manual práctico para la Nueva Evangelización” para el que nunca encuentro el tiempo de escribir y cuyos capítulos se siguen acumulando en el desván de ideas, oraciones y esperanzas que llevo en el corazón.
A veces me fascina ver cosas escritas hace meses, incluso años, y constatar cómo han tomado perspectiva y hondura con el tiempo. Otras veces las entradas se quedan cortas, superadas por nuevos lugares, personas o vivencias de más actualidad.
Sin miedo a la autocita, es un aprender de cosas vividas, escuchadas, soñadas y compartidas que no me pertenecen ni me he inventado…cuántas grandes conversaciones con amigos que arden con la Nueva Evangelización que me hubiera gustado grabar para transcribir luego.
Conversaciones en momentos fugaces como una comida en un restaurante con nuestro editor, un paseo perruno con nuestro párroco de cabecera, una charla nocturna con un secretario de un obispo, una llamada de nuestra delegada en tierras lejanas sobre sus cuitas con la evangelización, un fin de semana en Roma con periodistas y empresarios para la NE, un momento de confianza con el fundador de una comunidad, un encuentro con el autor de la aplicación de la Biblia más vendida del planeta, o un paseo a lo Steve Jobs compartido con un amigo sacerdote hablando de su parroquia y sus perspectivas como líder y pastor.
Me paso el día con sacerdotes, obispos, laicos, fundadores, responsables, superioras, empresarios de la fe, soñadores y algún otro loco que me hace preguntarme si no lo estaré yo también.
Qué fascinación es ver en todos ellos la misma llamada y el mismo mover de Dios que hace tanto tiempo lleva rondando los corazones de la Iglesia en España y parece que ahora mismo se ha desatado por medio del Espíritu Santo para esparcirse por todos lugares de nuestra geografía.
Cuántas veces me gustaría ser periodista, escritor y notario de la realidad que estoy viviendo en esta Iglesia del siglo XXI en la que me he criado, que ha nacido de Juan Pablo II, madurado con Benedicto XVI y se quiere echar a la calle y dar fruto con el papa Francisco.
Y cuantas veces veo que no puedo, porque estoy demasiado ocupado viviendo la vida que me gustaría escribir…y puesto en cristiano espero no estar afanado haciendo la vida que me gustaría orar…
Por eso a Dios no le pido ayuda, le pido mucho más, le pido multiplicación en lo personal y en lo ministerial. Que esto nos acerque más a Él como familia, que la bendición sea tenerle a Él, y que aparezcan otros obreros, mucho mejores y más aptos, con más ganas, más juventud, más sabiduría y por supuesto más santidad.
Las matemáticas de la Nueva Evangelización nos enseñan muchas cosas. La más básica es que sin multiplicación, sin sucesión, las cosas no se van a mover. Esperamos ver cómo Dios traerá personas a Cristo en su Iglesia, que sean los nuevos apóstoles, y que los que llevamos tiempo, no hagamos de tapón, no vaya a ser que los ahora “protagonistas” de la NE acabemos “sofocando el Espíritu” igual que les puede pasar a los pastores (LG 12).
Si Dios suscita una ola de Nueva Evangelización en su Iglesia necesariamente traerá nueva gente, nuevos actores, nuevos cristianos. Y es nuestro deber orar por ellos, promoverlos, prepararlos para que nos sucedan…como los padres hacen con los hijos.
Yo personalmente anhelo esto, ver cómo otros cogen el testigo y trabajan con la frescura e ilusión de quien ha descubierto como en Cristo todas las cosas son nuevas.
Y aunque aún sea demasiado joven para ponerme a hacer memorias, ojalá Dios me dé un poco más de tiempo y espacio para seguir trabajando en este blog, pues es un descanso poder escribir al menos, aunque sea por entregas, algunos bosquejos de ese libro de la Nueva Evangelización que ahora me toca vivir.