Domingo, 22 de diciembre de 2024

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El católico ante el séptimo arte

por Cine para católicos

“Desde su fundación, la Iglesia ha reconocido la importancia de los medios de comunicación social, como instrumentos útiles para dar a conocer y apreciar los valores humanos y religiosos que sostienen la maduración de la persona, llamando a quienes trabajan en este delicado sector a un alto sentido de responsabilidad. El cine se sitúa junto a estos medios, utilizando un lenguaje propio, que le permite llegar a personas de culturas diversas.” [1]

Mi nombre es Alfred Capra y quiero invitarlos a entrar en diálogo con el cine, llevarlos a conocer el séptimo arte como tal, esto es, el arte de la cinematografía; aprender a juzgarlo y lograr así un mejor conocimiento sobre cine, arte que todos creen conocer pero que muy pocos se han tomado el tiempo necesario para comprenderlo.
 
Todos saben que el cine es denominado el séptimo arte, así tenemos la pintura, escultura, arquitectura, música, danza y literatura, las seis artes que nadie pone en duda, y finalmente el cine, el arte del siglo XX. El arte es cultura y sabemos que  “la cultura es la base del ejercicio de la ética” [2], la cultura nos nutre, nos educa. El objetivo del arte -aunque muchos no lo consideren así- es la belleza, Dios es Verdad, Bondad y Belleza, "En efecto, Dios no es un ente, sino el Ser mismo Subsistente (ipsum esse subsistens); no es uno, verdadero, bueno y bello, sino la Unidad, la Verdad, la Bondad y la Belleza." (Padre Alfonso Aguilar, LC). Toda verdad proviene de la Verdad, toda bondad proviene de la Bondad y -obviamente- toda belleza proviene de la Belleza. Si el cine es un arte y el arte tiende a la belleza entonces cada película, que es una obra de arte, busca lograr la belleza (objetivo que pocos logran y que en la actualidad algunos o no lo intentan o intentan deliberadamente ir en sentido contrario).
 
Debemos conocer el lenguaje del cine, la idea general de este conocer y la diferencia entre buenas y malas películas la encontramos en esta idea: “Conocer significa penetrar la realidad de esa cosa para captar su esencia y, en esta tarea, no podemos descansar, ni como individuos ni como comunidad, hasta que no estemos ciertos de su resultado. Precisamente, denominamos “verdad” al conocimiento que refleja la realidad y, cuando no resulta tal reflejo o cuando este es deficiente, nos encontramos en presencia de un “error”.” [3]
 
La película debe reflejar la realidad, esto no tiene que ver con la ciencia ficción, películas relacionadas a lo sobrenatural o en el futuro, sean o no distopías. Las películas no llevan a conocer y deberían llevarnos a la verdad, por ejemplo una que muestra la verdad de la fortaleza, de la templanza, de la fe, del amor filial, etc. Estas son las películas que debemos buscar, ver, comprar, apoyar, divulgar, evangelizar como individuos y como comunidad. Las películas buenas serán las que reflejen la realidad, nos muestren su verdad, y las malas serán distorcionan la realidad, aquellas que vemos y pensamos que fue un error haber visto esta película.
 
El filósofo anglicano Roger Scruton escribió en su artículo "The Pursuit of Knowledge. Farewell To Judgment": “Ha la gente de mi generación le enseñaron a creer que hay normas universales, que se mantienen constantes de época en época. Nos enseñaron a estudiar literatura en orden a simpatizar con la vida en todas sus formas. No importaba, se nos dijo, que las suposiciones políticas de Shakespeare no coincidieran con las muestras. Sus obras no apuntaban a adoctrinarnos; apuntaban a presentarnos personajes creíbles en situaciones creíbles, y para ello intensificaba el lenguaje que inflamaría nuestra imaginación y simpatías. Por supuesto, Shakespeare invitaba a hacer juicios, tal como lo hacen todos los escritores de ficción. Pero no es el juicio político lo que es relevante. Juzgamos las obras de Shakespeare en cuanto a terminos de su expresividad, la verdad de la vida, profundidad y belleza. Y así es como se justifica el estudio del Inglés, como un entrenamiento de este otro tipo de juicio, que deja la política atras.”
 
De estas dos ideas citadas podemos dar una idea católica general del cine, de las películas. Queremos ver historias que se apeguen a la realidad, personajes estructurados en base a la verdad de la vida, y la importancia recae en que no significa que queremos, necesariamente, películas donde todos los personajes actúen según la moral católica, si el personaje es comunista pues que sea comunista, que niege a Dios y la Ley Natural, lo que no queremos es un comunista que se coma a las guaguas (como se dice acá en Chile), ya que no sería un personaje real. Si aparece un sacerdote, que aparezca dentro de la doctrina o que quede claro que está fuera de ella. Si aparece una pareja joven, que no comulga con la religión Verdadera no podemos espantarnos porque tengan relaciones pre-matrimoniales (ahora cómo se muestran estas relaciones es un tema diferente que no alcanzo a tocarlo acá).
 
Pasamos a la segunda idea, “queremos ver personajes creíbles en situaciones creíbles” que nos muestren realidades diferentes o similares a las nuestras (en general hablo de realidades como la amistad, hermandad, confianza, traición, pecado, etc.) ya que sabemos que entre nuestras misiones está el evangelizar, recordamos que “El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, está llamado constitutivamente a la paz y a la armonía con Dios, con los demás hombres, consigo mismo y con toda la creación. El cine puede hacerse intérprete de esta inclinación natural, y transformarse en ámbito de reflexión, de promoción de valores y de invitación al diálogo y a la comunión.” [4], añadiendo así mi segunda idea de cine para católicos que es que el cine es un transmisor de empatía, ¿cómo vas a salir a hacer un puerta a puerta en tu ciudad si no conoces su realidad, lo que piensa la gente, lo que hace la gente? Las películas nos pueden mostrar lo que piensa un comunista, un socialista, un luterano, personas que piensan diferente a nosotros y que se han alejado de la Verdad. Hay películas que nos muestran todo tipo de circunstancias, divorcios, abortos, psicópatas, bipolares, esquizofrénicos, personas que se han alejado de la fe, personas que tienen una errónea idea de lo que es la Santa Iglesia. Como dijo el Venerable Fulton Sheen “No hay ni cien personas en los Estados Unidos que odien a la Iglesia Católica, sino que hay millones que odian lo que ellos erróneamente perciben que es la Iglesia Católica.” Con ello me refiero a que para evangelizar hay que desarrollar la empatía ya que podemos ser nosotros mismos quienes por no comprender a la persona con quien conversamos logramos que esta se aleje de la Verdad.
Tal como hay libros para cada cosa hay películas, indudablemente que un libro es mejor que una película, y hablar con un sacerdote es mejor que un libro, la empatía se puede generar mejor haciendo el puerta a puerta que viendo una película para ello. No hay dudas al respecto. La idea no es reemplazar los libros con las películas, pero casi todos han visto más películas que leído libros y la idea es desarrollar la cultura cinematográfica, aprender a ver cine.
 
André Bazin es considerado el mejor crítico de cine, de origen católico, escribió en la revista Espirit de Emmanuel Mounier, entre otras. Roger Ebert, de origen católico, se alejó de la Iglesia pero mantuvo una fuerte cosmovisión católica, en algunos puntos. Por lo general el resto de los teóricos del cine son puros marxistas, cosa que me impresionó bastante. No existe una teoría católica del cine, pero hay marxista, feminista, psicoanalítica. Partiendo de la base, como se debería partir en todo orden de cosas, de Santo Tomás de Aquino, siguiendo con Maritain y Gilson, pasando por Roger Scruton y Dana Gioia, sin olvidar al maestro de maestros Gilbert Keith Chesterton y Flannery O’Connor, espero poder entrar en André Bazin, Roger Ebert, Eric Rohmer, Andrei Tarkovski y otros para intentar ir delineando una teoría católica del cine. Claro que necesitaré de su paciencia y comentarios, espero tengan en cuenta la “corrección fraterna”, mientras desarrollo mi idea.
 
En un mensaje de 1995 el Papa Juan Pablo II hizo un certero llamamiento tanto a quienes hacen las películas como -y esto es lo que nos interesa ahora- a los receptores de las mismas: "me impulsa a dirigir una vez más, un apremiante llamamiento … a los receptores para que afronten con espíritu crítico las propuestas, cada vez más apremiantes, del mundo de los medios, incluido el cine, y traten de discernir lo que puede ser motivo de crecimiento y lo que puede constituir ocasión de daño." [5]
 
De eso se trata, desarrollar el espíritu crítico. no deben aparecer solo cosas que nos agradan en las películas, ni todas deben tener finales felices, tampoco asumir que si no la entendimos es mala, o acotar de tal forma la idea de cuáles son las películas que pueden ser motivo de crecimiento y aquellas que pueden ocasionarnos daño.
 
En honor a la verdad en este artículo toqué demasiados temas, lo tengo claro, pero ello se debe a que sirve como una suerte de declaración de principios y para obtener ese preciado “feedback” que todo escritor necesita (aunque luego lo rechace o reniegue). Teniendo presente que todo esto puede sonar extraño o se puede malinterpretar, lo resumo en un párrafo.
 
La idea es crear una teoría católica del cine, aprender y explicar lo que es la belleza tomista, el arte, el cine. Reseñar películas, desde Nanook from the North a Gravedad. Aprender a separar el buen cine del mal cine y dar listas comentadas de películas para que puedan comprar y disfrutar en familia. La base es que el cine como arte busca la belleza, el cine debe mostrarnos la realidad lo que Dios a creado, toda película nos muestra algo que nosotros como espectadores rellenamos con nuestra cosmovisión del mundo, la cosmovisión católica, y para ello usamos el elipsis, entre otras cosas.
 
Notas
 
[1] DISCURSO DEL PAPA JUAN PABLO II A LOS PARTICIPANTES EN UN CONGRESO SOBRE «EL CINE, VEHÍCULO DE ESPIRITUALIDAD Y CULTURA»  Lunes 1 de diciembre de 1997
[2] Lira, Osvaldo. Corporación de Estudios Nacionales. Santiago de Chile. 1989
[3] Ibáñez Santa María, Gonzalo. La Ciudad Cristiana y sus perspectivas. El caso chileno, editorial Atenas, 2013
[4] DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II A UN CONGRESO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS SOBRE EL CINE   jueves 2 de diciembre de 1999
[5] MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II PARA LA XXIX JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES (28 de mayo de 1995)  "El cine, transmisor de cultura y de valores")
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