Domingo, 22 de diciembre de 2024

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La reforma del celibato y el nuevo Papa

por Ni un pelo de tontos

Me dice una amiga que en su trabajo se ha armado un buen barullo por esta entrevista, citada en un artículo de El País, con comentarios del tipo "ya era hora", "parece que las cosas cambian por fin", etc. El titular que ha motivado sus expresiones es el siguiente: "El celibato no es un dogma, dice el próximo número dos de El Vaticano"¡Qué bien! ¡El Papa quiere abolir el celibato!

... Menudo chasco se van a llevar los compañeros de mi amiga, y los camaradas de El País, cuando sepan que, en realidad, ellos ven cambios donde no cambia nada. Cosas que pasan por desconocimiento de la doctrina católica y por hablar de la Iglesia de oídas y por tópicos...

Yo no soy canonista, pero lo que dice Parolín es absolutamente cierto y no ha sido reconocido sólo por él, sino también por Ratzinger (antes y después de ser elegido Papa), por Juan Pablo II y en el Catecismo: el celibato NO es un dogma de fe, instituido directamente por Jesús, sino una práctica milenaria instituida en la Iglesia en el siglo IV por 3 criterios:

Uno) No lo instituyó Jesús, pero se instituyó A IMAGEN de Jesús. Tal y como Él era célibe pudiéndo haberse casado, sus discípulos lo imitaron desde el principio y los que no estaban casados, parece que no se casaron. De hecho, hay quienes sostienen que Pedro era viudo (se habla de su suegra en el Evangelio, pero no de su mujer) y el resto, parece que ninguno estaba casado antes y así siguieron hasta que fueron muriendo mártires, salvo quizás Felipe, pues san Pablo habla de un Felipe "el evangelizador", que quizá era el apóstol, y que tenía 4 hijas, todas vírgenes y que profetizaban.

Dos) Por una cuestión de entrega: uno se hace célibe "por el Reino de los cielos" (como dice el Catecismo, citando a Jesús y a san Pablo), o sea, para entregar por completo su vida a Dios y a los hermanos, sin tener que "compartirse" con nadie. Para un casado, su vocación principal es su matrimonio y está llamado a darse por completo a su pareja e hijos, sin descuidar a la comunidad; para un sacerdote o un religioso o religiosa, esa "pareja" es la Iglesia, y está llamado a darse por entero a ella, a la comunidad, la gente. "Yo estoy enamorado de Dios y no me hace falta casarme con nadie más", le dijo mi amigo Fernando, cura, a una de mis hermanas el día de la boda de otra hermana mía.

Tres
) Por una cuestión operativa: hay sacerdotes católicos, de rito oriental (muy, muy, muy antiguo, en Oriente Medio) que son casados. Sin embargo, sus comunidades son muy pequeñas. Aquí, bastante tiene ya un párroco con doblarse y desdoblarse para hacer todo lo que tiene que hacer en el cuidado de sus feligreses (y encima le faltan manos) como para además tener que cuidar de su familia. Si se casa, ¿a quién descuida: a su familia, para atender a la comunidad; o a la comunidad, para atender a su familia? ¿Si su hijo está llorando por la noche y él tiene que salir escopetao para darle la unción a un moribundo: abandona a su hijo o al moribundo? A mí, desde luego, lo último que me faltaba ya era ser párroco, o vicario, y además cuidar de mi casa, de mi mujer y de mi hijo.

Porque el sacerdocio no es un oficio más que uno elige libremente, sino que ante todo es una vocación, o sea, una iniciativa que parte de Dios y por eso el celibato no es "un precio a pagar", sino una forma más de vivir conforme a lo que Dios te pide. Además, los sacerdotes católicos de rito oriental que están casados lo hacen así: los obispos tienen que ser célibes (por los 3 motivos expuestos); y entre los sacerdotes, los hay casados y solteros (estos últimos son la mayoría); y los casados, son hombres casados que se ordenan sacedotes, no sacerdotes que se casan después.

¡Eh, eh, para el carro! El Código de Derecho Canónico dice: "Los clérigos están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato, que es un don peculiar de Dios, mediante el cual los ministros sagrados pueden unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres." Entonces: Los sacerdotes católicos de rito oriental que están casados ¿no tienen ese don? Si se podría eliminar el celibato, ¿la Iglesia puede decidir que un don de Dios ya no lo es? ¿Se puede discutir si algo es don de Dios?

En el caso de que hubiera una reforma en este punto, el celibato no quedaría abolido, por lo que he dicho de ser imagen de Jesús y de entregarse a una sola persona. Lo que quedaría es complementado, para aquellos que no han recibido ese don. ¿Por qué dice eso el CDC? Porque esto dice Jesús en Mt. 19, 1012: los discípulos le dicen que, ante la fidelidad y la castidad que está predicando Él, "si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse" (por todas las obligaciones que entraña); y Jesús replica que "No todos entienden esto, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos (castrados, o sea, célibes) que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el Reino de los Cielos".

El celibato es un don, es una gracia que Dios concede por el cual los curas "pueden unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres". 

¿Y qué pasa con los de la Iglesia latina? A muchos, Dios les concede ese don, y por eso la mayoría no están casados. Sin embargo, si hay otros miembros de la comunidad que viven rectamente y, si no se les hace incompatible el servicio a Dios con el servicio a los hombres, siendo ya casados pueden ordenarse. San Pablo, en la primera carta a los corintios, dice: "Quiero que os ahorréis preocupaciones: el no casado, se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido. Os digo todo esto para vuestro bien; no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones".

A mí es que estas discusiones me hacen mucha gracia, porque
las más de las veces, quienes piden que la Iglesia "se modernice", ni pisan la Iglesia, ni tendrían intención de pisarla por mucho que las misas fuesen en tecnicolor.

Los anglicanos, que han aceptado ciertas cosas que hoy algunas personas reclaman a la Iglesia (ordenación de mujeres, sacerdotes casados, matrimonio entre gays, etc.) están desangrándose por todo el mundo, y hasta la Iglesia católica ha tenido que crear una fórmula (los ordinariatos) para acoger a comunidades anglicanas enteras que se han empezado a volver al catolicismo, y son miles los anglicanos que han vuelto a ser católicos.

Dicho lo cual, y aunque me he extendido mucho más de lo que me gusta en en blog, espero que puedan los lectores echar mano de este post si, en el trabajo, necesitan argumentos en su próxima discusión sobre estos temas...

José Antonio Méndez

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