Viernes, 20 de diciembre de 2024

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El futuro de Egipto. Por Eduard Yitzahk. GEES

por Wiederholen

El futuro de Egipto.  Por Eduard Yitzahk. GEES

 

 Al-Zawahiri, el actual líder de Al Qaeda y ex jefe de la organización Yihad Islámica de Egipto ha criticado en un vídeo a los islamistas Hermanos Musulmanes y Salafistas por no unirse para aplicar la Shari´a en Egipto y haber perdido el poder, y ha declarado que "La batalla no ha terminado, no ha hecho más que empezar ... la Nación Musulmana debe ofrecer víctimas y sacrificios para lograr lo que quiere y restaurar el poder de la corrupta autoridad gobernante de Egipto"

Al-Zawahiri ha añadido que la lucha en Egipto era clara, afirmando que los grupos seculares unidos con la Iglesia y facultados por las "fuerzas armadas de Mubarak" apoyados por Occidente libran una batalla contra las fuerzas islamistas en Egipto, que se esforzaron por implantar la Shari´a.

Para los islamistas ellos son las víctimas y los cristianos y laicos serán los asesinados en sacrifico para Alá. [1]

 

Morning Star News ha informado que “turbas de musulmanes enfurecidos por la destitución forzosa de Mohamed Morsi han tomado represalias en contra de los cristianos a través de Egipto y que horas después de que el ejército egipcio anunciase que había expulsado a Morsi y su gabinete de la oficina, se produjeron ataques contra los cristianos y sus propiedades por partidarios de la Hermandad Musulmana. Se han saqueado iglesias y atacado e incendiado viviendas y negocios de cristianos y se ha intentando atacar la catedral en Qena que fue protegida por el ejército.

 

Las transmisiones islamistas culpan tanto a los militares de Egipto como a los cristianos egipcios, cuya sangre se comprometieron a derramar en venganza por la destitución de Morsi. [2]

 

El futuro en Egipto es totalmente incierto, los islamistas han llevado al país a la ruina, pero es totalmente candoroso pensar que los militares van a poder solucionar el desastre económico del país. Los militares son corresponsables del fracaso económico por su corrupción y control de gran parte de la economía y por no haber favorecido en sus décadas de poder la aparición de una clase media.

 

En Egipto, como en el mundo árabe en general, la población se balancea entre el nacionalismo arabista –hoy en horas bajas- y el islamismo –hoy en alza.

 

Friedrich Engels en Sobre los orígenes del cristianismo explica que “El Islam es una religión adaptada a los orientales, en particular a los árabes, es decir, por una parte a los hombres de las ciudades dedicados al comercio y la industria, por la otra a los beduinos nómadas. Pero hay en él el embrión de una colisión que reaparece en forma periódica. Los habitantes de las ciudades se enriquecen, viven en el lujo y no se esmeran en la observancia de la “ley”. Los beduinos, pobres y por lo tanto de estricta moralidad, contemplan con envidia y codicia estas riquezas y placeres. Luego se unen bajo un profeta, un mahdi, para castigar a los apóstatas y restablecer la observancia del ritual y de la fe verdadera, y para apropiarse, en recompensa, de los tesoros de los renegados. Al cabo de cien años, como es natural, se encuentran en la misma posición de los renegados de antes: surge la necesidad de una nueva purificación de la fe, aparece un nuevo mahdi y el juego recomienza otra vez. Esto fue lo que sucedió desde las campañas de conquista de los almorávides africanos y los almohades de España hasta el último mahdi de Jartum, que con tanto éxito contuvo a los ingleses.

 

Lo mismo, o algo similar, sucedió con los levantamientos en Persia y otros países musulmanes. Todos estos movimientos estaban revestidos del ropaje de la religión, pero tenían su fuente en causas económicas. Pero cuando triunfan permiten que las antiguas condiciones económicas se mantengan intactas. De manera que la situación anterior se conserva inmutable y la colisión se repite en forma periódica. En los levantamientos populares del Occidente cristiano, el disfraz religioso es sólo una bandera y una máscara para los ataques contra un orden económico que se torna anticuado. Este es finalmente derribado, surge uno nuevo y el mundo progresa”.

 

No es por casualidad que no exista ni un solo país árabe democrático y que lo descrito por F. Engels se repita hoy en día en Egipto, también en Irán. El substrato ideológico que subyace en la sociedad árabe es el Islam, y éste no permite la separación entre religión y política. El Islam no diferencia entre Religión y Estado. Religión y política en el Islam es un totum continuum, un mismo corpus. La represión militar contra la Hermandad Musulmana generará un victimismo entre los islamistas que a través del terrorismo y de la Dawa –acción social- en los lugares que el Estado es débil, ineficaz e inoperante, “ganarán los corazones” de los más desfavorecidos, hasta que estos se alcen nuevamente en el poder, mediante revueltas o ganando elecciones. Y nuevamente el ciclo se repetirá.

 

Mientras no haya una reforma en el Islam, se rompa la interdependencia absoluta entre religión –Islam- y política, los países árabes en general, y Egipto en particular no saldrán de este círculo vicioso, que les lleva de revuelta en revuelta y de fracaso en fracaso. Los militares o los islamistas en el poder pueden estar tentados en atacar Israel para catalizar las fuerzas disgregadas y enfrentadas en la sociedad egipcia, lo que complicaría aún más la situación, conllevándoles empobrecimiento y crisis, como ha ocurrido en todas las guerras desencadenadas, y pérdidas, por los países árabes contra Israel. El mundo árabe en general y Egipto en particular están condenados al fiasco en todas las áreas hasta que no emprendan una reforma de la religión que cementa y cohesiona la mayoría de sus habitantes, el Islam. Este es un trabajo que compete al mundo árabe.

 

Occidente no puede permitirse el lujo de ser el convidado de piedra y desviar la mirada ante lo ocurre en su vecindario del sur. Los gobiernos occidentales tienen la obligación moral de apoyar en todos los aspectos a los sectores moderados del mundo musulmán y rechazar y/o neutralizar a los islamistas en su territorio. Occidente no puede aceptar como interlocutores de sus comunidades musulmanas a los islamistas, estos saben que el miedo del occidental le lleva a la parálisis. Es una necesidad vital para Occidente comprometerse en apoyar a los sectores moderados y debilitar a los sectores radicales del Islam, ya que ha aceptado inmigrantes musulmanes, tiene que asumir su responsabilidad. Esto es un trabajo que incumbe a Occidente. En caso que no lo realice se acentuará el choque de civilizaciones, por mucho que algunos políticos prediquen alianzas de Civilizaciones.

 

No son las prédicas y brindis al cielo los que marcan la historia de la humanidad, son los hechos los que seleccionan las prédicas que adquieren preponderancia y notoriedad.

 

NOTAS

 

[1] http://www.dailynewsegypt.com/2013/07/06/al-zawahiri-calls-for-victims-and-sacrifices/

 

 [2] http://www.worthynews.com/12478-morsi-muslims-rage-against-copts

 

El futuro de Egipto.  Por Eduard Yitzahk. GEES

http://www.gees.org/articulos/el_futuro_de_egipto_9784

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