Nueva Era y cine
por Hablemos de Dios
Antes de nada me parece interesante detenerme en los puntos comunes de todas ellas que me mueven a calificarlas, cada una en grado distinto, de “películas Nueva Era”. Llama la atención el hecho de que algunas son grandes producciones con inversiones millonarias, derroche de efectos especiales, actores de primer orden y nominaciones a los premios Oscar. Esto nos dice que no es un fenómeno aislado ni de poca importancia, sino que hay mucha gente y muy poderosa interesada en promover este tipo de “creencias” y algunos están muy metidos en el mundo del Cine. No es vano recordar que en una película cada escena, cada palabra del guión, cada escenario quiere producir un efecto determinado en el espectador. Nada, absolutamente nada es casual. El entretenimiento es sólo uno de los fines y aunque sea uno de los principales alicientes del consumidor del cine, no suele serlo del productor que pretende siempre trasmitir un mensaje muy concreto, dar una visión del mundo y del hombre. Es también importante destacar que algunas son películas infantiles, pues se quiere educar a las nuevas generaciones en este nuevo modo de pensar y vivir.
Las películas seleccionadas presentan un modo de mirar al hombre y al mundo que choca con el modelo que podemos llamar “tradicional” en un sentido muy general. Se trata de romper esquemas y crear otros nuevos, o si no nuevos, distintos a los que generalmente rigen nuestra vida cotidiana. En “Avatar” es una relación nueva con la naturaleza (animales y plantas). Los indígenas azules establecen un vínculo muy especial conectándose por medio de sus cabelleras con los animales en medio de una selva llena de una energía especial que parece tener cierta personalidad “impersonal”. En “la brújula dorada” hay que escapar de la institución rígida (el Magisterio) que impide a los niños comunicarse con su “Daimonion” (como una segunda alma en forma de animal) impidiéndoles dejarse guiar por la espontaneidad, sesgando este vínculo y con ello su libertad. En “el regreso de los defensores” se trata de salvar la fantasía y la magia y desterrar el reinado del terror. En la profecía de Celestino es un mundo nuevo de energía presente en la naturaleza y en las personas. En el laberinto del fauno la dictadura pretende imponer el odio y la violencia que en la película se contrapone al mundo mágico del fauno. En el atlas de las nubes es la reencarnación la que cambia el modo de comprender la vida y la muerte.
Al mismo tiempo se presenta un viejo modo de actuar y de pensar marcado por la ignorancia de estas fuerzas ocultas maravillosas, por la imposición violenta de creencias falsas, de una educación rigorista que niega la libertad, establece mandamientos y reglas con el fin de manipular las masas y los individuos, con el consiguiente empobrecimiento del mundo interior del hombre. Un mundo viejo, corrompido y atado al poder que reacciona contra las nuevas creencias con la más terrible violencia: el exterminio de los habitantes del planeta Pandora en Avatar, en las otras la persecución y condena a muerte de los rebeldes que pretenden romper las reglas y salirse del cauce establecido.
Finalmente es muy curioso el modo como, de modo explícito o encubierto, se relaciona este mundo oscuro y violento con el cristianismo o con la Iglesia. Puede ser a través de la presencia de sacerdotes, pastores protestantes, monjas, obispos que hacen el papel de “malos”; o en el caso de que hagan de buenos se presentan en rebeldía con la iglesia institucional. En cambio cuando se quiere disfrazar el mensaje se presentan instituciones educativas (la brújula dorada) que pueden hacer pensar fácilmente en escuelas confesionales. En los próximos post profundizaremos en las películas más en concreto.