¿Opiniones de segunda?
- "Eres católico, así que su opinión está condicionada...”
- “Es un político católico, está influenciado por sus creencias…”
- “Tu argumento no vale porque eres católico…”
Y tan insoportable como las palabras es el tono en que lo dicen, con un aire de superioridad que roza lo insultante. Por lo visto piensan que los ateos (que son los que más dicen esto) son más imparciales, justos y ecuánimes que los católicos, porque mientras estos últimos creen en muchas cosas y están condicionados, ellos están libres de prejuicios.
Es decir, que si tenemos dos personas intelectualmente idénticas, la que cree en la Nada Todocreadora; que no hay más vida que la de este perro mundo; que nadie nos va pedir cuentas de nuestro buen o mal hacer durante nuestra vida; que la Verdad no existe y todo es relativo; y que lo que está bien o mal se acuerda por consenso… es, por ello, más justa e imparcial que la que cree que existe Dios; que hay vida después de la muerte; que se nos pedirá cuentas de nuestros actos; que la Verdad existe y se puede conocer... De chiste.
Valga como ejemplo lo que decía Santo Tomás Moro acerca de que los católicos somos los más aptos para opinar sobre los milagros porque nosotros, ante un hecho extraordinario, decimos “Puede que sea un milagro o puede que no: estudiemos el caso”; mientras los incrédulos dicen, “No sé lo que es, pero un milagro seguro que no”.
Yo, en realidad creo que más bien la ventaja está del lado del creyente. Por tanto, seamos conscientes de nuestro crédito, que, repito, en igualdad de condiciones, en buena lógica es mucho mayor y mejor que el de los “no creyentes”. Sin comparación.
Aramis