Del segundo Papa, que no fue San Pablo sino… (una pista, su fiesta fue ayer)
por En cuerpo y alma
…sino San Lino.
Sí porque Pablo nunca fue papa. Es más, según la tradición más consolidada en la Iglesia (aunque no la única, como hemos podido ver en otra ocasión), aunque los cristianos hubieran deseado proclamarlo tal no habrían podido, pues sufrió el martirio el mismo día que Pedro, a quien debería haber sucedido en tal alta magistratura.
Pues bien, quiere el santoral -en este caso de una manera un tanto caprichosa pues más allá de lo que dice el Liber Pontificalis al que nos referiremos más adelante, no existen datos para atribuir su martirio a esta fecha y no a otra- que tal día como ayer 23 de septiembre, se celebre la festividad de San Lino, el que realmente sucedió a Pedro no tanto en el papado, término que aún tardaría varios siglos en acuñarse y en dotarse de contenido, como al frente de la iglesia cristiana en Roma.
San Lino reina aproximadamente del año 64-67 hasta el año 76-79. Lo cierto es que su nombre lo recogen los más antiguos registros de los obispos romanos de los que disponemos: San Ireneo, Julio Africano, San Hipólito, Eusebio de Cesarea, el Catálogo Liberiano del 354, si bien no tiene nada de particular que así sea, pues todos ellos son tributarios del primero de todos, el Adversus haereses de San Ireneo, al que debemos la lista de los once primeros obispos de Roma, y sin el cual nada sabríamos de ellos.
Se da la circunstancia de que en la despedida de su Segunda Carta a Timoteo, San Pablo menciona a un Lino en quien algunos han querido ver al segundo pastor de la iglesia.
“Date prisa en venir antes del invierno. Te saludan Eúbulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos” (2 Tm. 4, 21).
En cuanto a la duración del pontificado, el Catálogo Liberiano se muestra muy preciso al decir que duró doce años, cuatro meses y doce días, bien que las fechas que aporta 56-67 d.C. parecen incorrectas. Ello dio lugar a que autores posteriores como por ejemplo Rufino, en el prefacio a su traducción del Pseudo-Clementino “Reconocimientos” estableciera que Lino rigió los destinos de la Iglesia incluso en vida del apóstol Pedro.
El Liber Pontificalis compilado por Louis Duchesne (18431922) a partir de varios trabajos anteriores de difícil atribución, afirma que el hogar de Lino estaba en Toscana, y que su padre se llamaba Herculano. La misma obra sostiene que Lino habría emitido un decreto por el que las mujeres debían tener sus cabezas cubiertas en la iglesia. La declaración realizada en la misma fuente, según la cual Lino sufrió el martirio, no es ni probada ni probable, ya que, de hecho, entre Nerón y Domiciano no consta persecución a la Iglesia. Tanto así que Ireneo sólo menciona a San Telesforo como mártir entre los primeros papas.
Señala el mismo libro que Lino fue enterrado en el Vaticano al lado de San Pedro. Según Francesco Maria Torrigio en su obra “Las grutas sagradas vaticanas” (1635), entre los sarcófagos hallados en San Pedro (1615), uno de ellos llevaba grabada la palabra “Lino”.
A Lino le atribuyen algunos una epístola sobre el martirio de San Pedro y San Pablo enviada a las iglesias orientales.
©L.A.
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