Hoy el reto del Amor es que, si en algún momento sientes la leche entrar en ebullición, pares
por El Reto Del Amor
Año del Señor 2019
11 de febrero
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
EN EBULLICIÓN
Como somos tantas, la leche para desayunar se calienta en una cazuela al fuego. La verdad es que es un sistema con el que me peleo siempre; te preguntaras por qué... y es que no hay día que no se me “sobre la leche”.
Enciendo el fuego, estoy pendiente, empieza a salir humo, pero no me creo que esté caliente hasta que la espuma empieza a subir. Total, que basta que me den un recado, que me vuelva un instante o que vaya un momento a hacer otra cosa, para que la cazuela comience a desbordarse dejando una piscina de leche medio tostada alrededor del fuego y, claro, luego toca limpiar.
Hace una semana, el desastre fue doble: uno en el desayuno y otro en la cena. Miraba hacia los fuegos y me decía: “La próxima vez tengo que parar a tiempo”.
Hoy en la oración veía el vivir de Cristo como ese “parar a tiempo”, parar antes de entrar en ebullición, de que se nos “desborde la cazuela”. Apagar los fuegos en cuanto comienza a salir humo porque te empiezas a enfadar, porque las cosas no están en su sitio, porque te aferras a tus razones contra esa persona con la que has tenido un encontronazo, porque sientes el peso de la tristeza.
Hay señales de humo que nos van quitando la paz: es momento de parar, apagar los fuegos. Quizá no nos saldremos con la nuestra, pero nos llenaremos de alegría por haber apostado por el Amor. Dentro de nosotros, sabemos que hay un momento en que se pueden “apagar los fuegos”, un momento en que se nos presentan dos caminos a escoger. ¿Qué camino vas a elegir?
Jesús nos dijo: “Mi paz os dejo, mi paz os doy” (Jn 14,27). En Él es donde se apagan los fuegos. Es Jesús el que devuelve la paz, el que ordena tu corazón y orienta tus pasos hacia el Amor, haciendo relativo lo que no es importante.
Hoy el reto del Amor es que, si en algún momento sientes la leche entrar en ebullición, pares antes de que se desborde. Ve a una iglesia, a tu habitación, a un lugar en el que puedas parar un momento, y habla a Jesús de ese “calentón” que está a punto de hacerte desbordar. No salgas hasta que sientas Su paz y hayas optado por apagar el fuego. Y si ya te has “desbordado”, pide perdón a la persona que haya podido quedar herida, ¡y a seguir caminando!
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¡Feliz día!
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