Viernes, 27 de diciembre de 2024

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Descubierta la arenga del Cura Merino en la batalla de Hontoria en la Guerra de la Independencia

por En cuerpo y alma


                Dedicado a mi gran amigo Paco Martínez, que me hizo entrar en contacto con la Francesada de Hontoria de Valdearados, magnífica recreación de una de las muchas gestas que colman nuestra historia por doquier, y caer rendido, por ende, ante un personaje tan “prismático” como el Cura Merino.
 
            Me une una grata amistad con Ludovico Antiguo, comentarista esporádico de esta columna y estudioso de la cuestión del carácter hispano a la que es tan afecto.
  
Jerónimo Merino, "el Cura Merino".
Litografía Antonio Pirala (1846).

           Ludovico se halla enamorado de la figura del Cura Merino, enterrado como tantos Vds. sabrán en la bellísima ciudad burgalesa de Lerma, gran héroe de la Guerra de la Independencia que forjó, por un lado, ese sentimiento tan particular lleno de matices y colores, de luces y de sombras, que es el de la españolidad. Pero no sólo el sentimiento español, sino también el de tantas naciones hispanoamericanas que se forjaron y echaron a andar precisamente al calor de la defensa de la legitimidad borbónica frente a la del invasor gabacho representado en la frustrada dinastía Bonaparte.
 
            Se cumplen este año los doscientos años de una de las más sonoras victorias del Cura Merino, precisamente la que obtuvo en ese pueblecito amable y recio que es Hontoria de Valdearados, también en la provincia de Burgos, exactamente el día 16 de abril de 1812, una más de las muchísimas efemérides que ha de celebrar nuestra patria en año tan fecundo en aniversarios como lo es el 2012.
 
            Pues bien, Ludovico lleva muchos años trabajando en los archivos locales y de la zona en la búsqueda de cuantos elementos puedan aportar luz sobre ese episodio heroico de la Guerra de la Independencia, como tantos otros, grandemente desconocido de los españoles, que difícilmente pueden admirar una historia, la suya propia, tan rica y grande, cuando ni siquiera la conocen. Y es que hasta ahora, todo cuanto se sabía de la batalla era la información que aportaba el Parte de guerra firmado por el Cura Merino y enviado al Teniente General don Gabriel de Mendizábal, jefe del 7º Ejército, en el cual se leía:
 
            “Tenemos la satisfacción de anunciar a V.E. que el 16 del pasado mes de abril de 1812 han tenido estas tropas la acción más brillante de cuantas han ocurrido desde los principios de su formación: todo el batallón 1º del Vístula, compuesto de 669 polacos fueron fruto de ella. Habían salido de la villa de Aranda a continuar sus robos y saqueos. El Coronel Merino cae sobre ellos en Hontoria de Valdearados, en tan buena disposición, que ni uno siquiera se les fue. Sesenta y nueve murieron en el ataque, sin que por nuestra parte hubiese más desgracias que cinco heridos, el uno de gravedad, los demás polacos, con sus jefes y oficiales, quedaron prisioneros. Inmediatamente de concluída la acción mandaron los Comandantes degollar11 a 110 de ellos. El resto de los prisioneros ha sido conducido hacia las Asturias”.
  
 

           Ahora, gracias a la labor de investigación prolija y metódica de Ludovico, conocemos también la arenga que pronunció el Cura Merino cuando se aprestaba a dar batalla al Batallón 1º del Vístula en los campos de Hontoria de Valdearados. Un descubrimiento que mi amigo Antiguo ha querido regalar al pueblo de Hontoria de Valdearados, y muy especialmente a los organizadores de la Francesada de Hontoria de Valdearados y al que es el alma del evento, Alfonso Martínez, precisamente con ocasión del 200 aniversario de la batalla, por lo que fue hecho público en la recreación de la misma el pasado 4 de agosto, y que publico aquí como auténtica primicia histórica para Vds. En Cuerpo y Alma.
 
            Se trata, como van a ver, de una pieza emotiva, llena de ardor patriótico y en la que el Cura Merino incluso se retrata a sí mismo, y nos cuenta la impresión que albergaba sobre su propia persona.
 
            Sin más dilación, les dejo ya con la arenga, con la que espero pasen un rato divertido:
 
 
 
¡Queridísimos soldados
del regimiento de Arlanza
que me habéis acompañado
por los campos de labranza
de las tierras de Castilla
y conmigo habéis sembrado
la minúscula semilla
de la trémula esperanza
que hoy día nos acompaña
de ver que de nuevo brilla
con fulgor y majestas
por los rincones de España
la luz de la libertad!
 
¡Españoles, españoles,
mujeres y hombres honrados,
labriegos y ciudadanos
de Hontoria de Valdearados!
 
Tenemos hoy hontorianos
en estos campos e Hontoria
una cita con la historia
que nos emplaza aquí mismo
a la defensa de España,
a la lucha y a la gloria,
al valor y al heroísmo,
a la endura y a la hazaña,
a la honra y a la fama
en la hora monitoria
de la patria atribulada
que en su socorro nos llama.
 
Mis amigos hontorianos:
Se dirigen hacia Hontoria
con sus sargentos gabachos
de abigarrados faldones
y ridículos mostachos,
centenares de polacos
ennortados y cabrones,
borrachuzos, mamarrachos,
gente mala, vil escoria
papanatas y morlacos
que han venido de muy lejos
para hacer de nuestra Hontoria
y de las tierras de España
tierra de pasto y conejos
de la pérfida guadaña
del Bonaparte felón.
 
Y no saben que esta tierra
desde el Aneto al Peñón
y del uno al otro mar
tiene ya dueño y señor
y aunque es tierra que sabe amar
y que cultiva la paz
no va jamás a aceptar
ver coronado al felón
borrachín, lerdo y cabrón
malandrín, fresco y tunante,
que reina en nuestra nación,
no aceptando mas ganancia
en esta hora que empieza
que mandarlo para Francia
con cabeza o sin cabeza,
mas con los pies por delante.
 
Que nosotros hontorianos,
no servimos a otra cosa
ni aceptamos más señor
que al Rey de España y a Dios
y a su madre milagrosa
que en la Virgen de la Serna
viva, santa, buena, hermosa
es la imagen viva y tierna
de Hontoria, España y de Dios.
 
De mi ya sabeis quien soy
porque muchos de vosotros
con los que vivo y estoy
de muy diverso jaez
me habeis visto alguna vez
en cometidos muy otros
que los que me veis hoy.
 
Aunque me veais de esta guisa
Yo soy el cura Merino
que si otrora iba pa santo
ahora va pa pecador
y aunque siga dando misa
con su nombre causa espanto
en todo pueblo vecino
y en todo el alrededor.
 
A muchos os he casado.
Arreglándoles sus líos
A otros os confesé
de vuestros muchos pecados
que no son más que los míos.
Con todos bebí del vino,
que luego en otro momento
para todos consagré
en el santo sacramento
que nos une en una fe.
A todos he bautizado
y a todos os comulgué.
 
Mas hoy amigos de Hontoria,
sin que siente parangón,
hoy se trata de otra historia.
que es arenga y no sermón
lo que os traigo en el zurrón.
 
Yo sólo puedo ofreceros
en tiempo tan rancio y duro
o el triunfo o el paredón.
Será muerte si es derrota,
hermanos os lo aseguro,
pues no han de poder vencernos
sin la vida arrebatarnos
sin sufrirnos, ni dolernos,
sin majarnos ni matarnos.
 
Y si es vida y no la muerte
entonces será victoria,
que no ha lugar a otra suerte
cuando lo que en juego está
es la honra y el honor,
la fama y la dignidad,
la hombría y el pundonor,
la justicia, la verdad,
la ley, la fuerza, el valor…
¡La patria… la libertad!
 
Aquí os emplazo hontorianos,
Aquí os emplazo españoles
a mostrar vuestros bemoles
y a exhibir vuestros reaños.
 
Que hoy toca arriesgar la vida
por mucho que sea bella
y que nos sea querida,
para salvarnos la honra
¿pues acaso quiere aquella
quien la vive en la deshonra?
 
Hoy la patria nos convoca,
mis amigos hontorianos,
contra el maldito francés
De Zaragoza a Gerona
De Móstoles a Lavapiés
De Cádiz a Barcelona
Desde Gata al Finisterre
De Burgos a Valdearados
 
¡Por nuestras bellas mujeres!
¡Por nuestro niños amados!
¡Por los cielos estrellados
que alumbraron nuestra infancia
y también nuestra vejez,
mandemos raudos a Francia
al presumido francés,
y que llore la arrogancia
y lamente de una vez
el haber plantado el pie
donde es España y no Francia.
 
Que hoy mis queridos hermanos
nos toca escribir la historia
de España a los hontorianos.
 
Y en los arcos del triunfo
que en el mundo entero haya
escribid con la cizalla
y labrad con vuestras manos.
 
Y que queden bien grabados
las letras de la victoria
y el nombre de la batalla:
¡¡¡Hontoria de Valdearados!!!
 
Gritad conmigo soldados
Gritad conmigo hontorianos
¡¡¡Viva Hontoria de Valdearados!!!
 
¡¡¡Viva España!!!
 
 
            ©L.A.
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