Cómo leer las noticias
Como leer las “noticias”.
Siempre se ha dicho que se puede ver la botella medio llena o medio vacía. Algo así es lo que hace Manuel Lozano en este artículo que publicó en “Enfermos misioneros”, leyendo unas noticias y diciendo desde qué perspectiva las mira. Y también hasta los acontecimientos más duros de su vida (la ceguera), ‘la mira con ojos’ benevolentes. Un hombre así, necesariamente era prototipo de vida gozosa y además “contagiaba” alegría.
DIOS: HABLA TODOS LOS DÍAS
Diario de un enfermo
EL LENGUAJE DE LAS NOTICIAS
Manuel Lozano Garrido
Enfermos misioneros, mayo 1962, nº 59
GALLINITA CIEGA
Día 4.- Sí, sí; con lo de que “lo que Dios quiere al perder la vista es que ya nunca haga nada y me quede quietecito, siempre rezando...” ¡Menuda pajarera tenemos en la cabeza! En mi vida me he visto en el aprieto de trabajo que tengo ahora. Es como si me empeñara en algo y Dios quisiera decirme: «No seas cabezota, que es por aquí». Igual que en el colegio: «Niño, ésta es la i, que tiene un puntito, un puntito, un puntito...» Y yo, erre que erre: que como no veo, que hace falta leer, que seguir las noticias... Menos mal que su paciencia es infinita y no tiene que llegar a los coscorrones, pero es que se empeña en unas cosas…
Resulta que yo tenía que hacer dos trabajos muy importantes y para los dos era fundamental el empleo de los ojos. Bueno, pues creo que ya los saco adelante. Uno era una publicación con más de cincuenta fotografías, y el otro, el encargo de don Pedro, el director de
Idem con lo de
AVISO
Día 5.- Que el domingo, a las doce, además en casa del oculista de la capital, que allí me van a ver conjuntamente los dos mejores especialistas de la provincia.
Llevamos una DKW y viene Ramón y Moreno. Ramón es agricultor -un buen agricultor de tierra y de cielo, que traza un surco de tiralíneas y mete a la par un rosario en las alturas- y se “pirra” por las estaquillas. “Mira, viejo -me dice ya en las afueras-, esas olivas tienen ochenta años; éstas, ciento veinte; aquello es barbecho y lo otro algodón. Ahora vamos por la fuente de la Ñoreta. ¿Te acuerdas de las tortillas de patatas en día de campo?”.
Voy con los músculos tensos, evitando los botes de la carretera, que me repercuten sobre los riñones. Una hora, y estamos llegando. Lo primero que se ve es El Neveral, el sanatorio donde Ramón se ha empeñado meter a todos los niños “tocados” de la provincia. Allí aguarda Manolo, que es arquitecto y está edificando una numerosa y simpática familia para el Cielo, como Ramón, que son gemelos en el número de hijos. Me ven los dos oculistas con el más fervoroso interés. Luego pasan a deliberar a la otra sala con mi hermana y Ramón. Mientras, se queda Manolo, que ha notado mi preocupación y quiere borrarla. Si Chésterton era capaz de contestar a una objeción con un libro, Manolo construiría un castillo con palabras y humo de cigarro para distraer a un hombre que se preocupa por las tinieblas de su futuro. El castillo -mágico, ilusionado-, lo de la palabra «bomberos». Mira por dónde que lo han nombrado Jefe Provincial de ese Servicio y le viene como anillo al dedo para aliviar
Regresamos a las cuatro. Dos horas y media de viaje, cien kilómetros, doscientas cincuenta escaleras y un sobre que es como una margarita, con un «sí y un «no» por dentro de escalofrío o de esperanza. Estoy cansado: mañana lo abriremos.
FRÍO
Día 8.- Frío, como el agua del río. Así hay que plantear el problema, con serenidad, con inteligencia, buscando siempre la verdad, como en una buena partida de ajedrez. Si avanzo este peón -un tratamiento-, hallaré esta ventaja y estos inconvenientes. Si cambio una reina -una probabilidad-, me han de ocurrir estas cosas negativas. Descortezo y voy al meollo. Y la realidad es ésta: en la vista cabe intervenir, pero es una operación que hay que supeditar a la paralización del proceso general de
SUDOR
Día 9.- Buen día de primavera: Sol, terracita y flores. Debajo de mí hay, a la derecha, una gran factoría metalúrgica, y a la izquierda, un parque de recreos que se utiliza para bailes y diversiones. A mí me ha dado por pensar en el sentido de la fiesta de Pentecostés y digo que qué tonto, buscar florituras y Pentecostés hecho pura lección ante los ojos. Oigo los martillazos y casi palpo el sudor de los obreros que trabajan. Junto a su rendimiento material, una gran fuerza moral y espiritual se pone a disposición de Dios con el trabajo. A su vez, otro elemento negativo sube a las alturas con el exceso materialista del parque. El trabajo y el placer son dos monedas, la una de oro y la otra de hojalata. Por eso, en este duro forcejeo, noto al fin como si el mundo hubiera dado un paso adelante, firme, positivo. Con el alma de rodillas, me empeño en abrir también, con mi oración, una punta de lanza a la victoria del trabajo.
TINTA
Día 12.-Vuelta con lo de Pentecostés. Que si mi flequillo, que si los zapatos de la abuela, que si la poesía moderna, que si lo clásico. Con Dios no caben estas cosas. Tiene que hablar y lo hace con proverbios, con parábolas o con lo que haga falta. Así yo digo que también posee un lenguaje de noticias. Pentecostés, a través de los periódicos, llega así de facilito:
PRIMERA NOTICIA.- “En los Estados Unidos han condecorado o un general japonés que fue el peor de sus enemigos durante la última guerra”.
Moraleja.- Dios es todavía más generoso. Le escupimos, le pisoteamos; un buen día le pedimos perdón y Él nos abraza y nos da a gustar
SEGUNDA NOTICIA.- “En
Moraleja.- La santidad es aún más contagiosa. Dios anida en el corazón de las criaturas que le ornan y la bondad se va extendiendo al roce de las palabras, de los hechos y de los testimonios. Hay que asegurarse de santos y el bien será como una mancha de aceite.
TERCERA NOTICIA.- “Hacen falta donaciones de sangre. Sin las debidas reservas, se llegaría a una situación sin remedio caso de ocurrir una catástrofe”.
Moraleja.- Se necesitan también muchas oraciones, mucho dolor santificado, muchos sacrificios generosos para asegurarle al mundo
CUARTA NOTICIA.- Me la da la radio mientras, busco algo de entretenimiento. Viene en un mensaje de socorro: “Desde hace seis días falta de su domicilio el niño de tres años Manuel Lozano Avilés. Tiene ojos oscuros y una mella en los dientes. La última ver que se le vio estaba sobre el puente del río”.
Moraleja.- Hay algo en esta noticia que llega con una exigencia personal. El niño tiene el mismo nombre y apellido, idéntico color de ojos y la misma rotura en un diente que yo. Todo está por un lecho de aguas turbias para él, pero la noticia ha saltado al aire por un impulso de esperanza y algo ha hecho que me entrecruce con cierto fin en el receptor. Rezo así muy despacio, redondeando las palabras, alabeando el corazón, con una gran confianza de que mi oración será profundamente útil al pequeñín, aunque no conozca jamás su paradero.
Pentecostés, nuestra gran riqueza colectiva.
ASOMBRO
Día 14.- Análisis. Casi cinco millones de glóbulos y una palabra «gafe»: anemia. (¡Lagarto, lagarto!) Que me aspen si lo entiendo.
CATÁSTROFE
Día 15.-Más difícil todavía: se fue la «chacha». ¡Perezca Sansón con todos los filisteos!