Sábado, 18 de mayo de 2024

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La Iglesia española en crisis 3) Despreciar lo que se ignora.

por Inversiones en esperanza

“Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora"… Sí que son duros los versos de Machado… aunque estén cargados de cariño. Me he acordado de ellos bastantes veces mientras pensaba en algunas realidades de la Iglesia española, por eso no me cuesta identificarme con el poeta, tan amante de su patria, como desolado ante la situación de la misma en aquel lejano 1910.

No puedo remediarlo, me pasa casi cada vez que me encuentro con algunos hermanos en actividades diocesanas o de otro tipo. El católico "comprometido" medio, suele ser una persona tan llena de buenas intenciones como carente de promoción. Muy poca o ninguna oración, escasa formación teológica y, sobre todo, un gran desconocimiento de la realidad global del cristianismo. Da la impresión de que la fe es un aspecto (solo un aspecto) más de la vida, no el principio que estructura y ordena todos los demás.

Dicho desconocimiento suele comenzar por la realidad de la propia Iglesia Católica. La mayor parte de nuestros “militantes” no tienen más que ideas generales, y, frecuentemente muy estereotipadas, sobre todas aquellas realidades que precisamente más podrían ayudarles a crecer en la fe y a transmitírsela a los demás. Un sencillo ejemplo a modo de muestra: las cosas que se consideran  novedosas en el campo de la comunicación, del arte (especialmente la música) y en general de aquellos aspectos relacionados con la nueva evangelización, son en realidad puras antiguallas que la sociedad ni reconoce ni puede tomar en serio. Casi todos los monitores de Confirmación, por ejemplo, desconocerán la existencia de festivales de música cristiana como el de Greembelt en Inglaterra. Entra dentro de lo normal (a pesar de Internet). Sin embargo es posible, y más grave, la ignorancia de eventos netamente españoles como han sido “Contracorriente” o el “Multifestival David”, que llevan años luchando por ofrecer una visión novedosa de la comunicación, el arte y la fe. Obviamente sus chicos nunca tendrán ocasión de acudir a estos eventos. Ni la tendrán tampoco de asistir a Escuelas de Evangelización, u otras realidades similares, como las que existen desde hace décadas en el mundo protestante.

Y perdónenme: era solo un ejemplo.

Cuando a veces escucho a algunos sacerdotes decir que no saben qué hacer para atraer a matrimonios jóvenes a sus parroquias, me pregunto, por ejemplo, qué más deberían hacer los promotores de los cursos Alpha, para dar a conocer su metodología. Cuando observó a curas jóvenes "quemados" y solos, me pregunto si les será tan difícil, tan costoso, buscar la ayuda de una comunidad, o de un movimiento, de los muchos que existen y que estarían encantados de prestarles su ayuda.

¿Por qué esa desconfianza? Es algo que me asombra de carácter español. Veo parroquias literalmente hundidas, que parecen preferir la extinción total a abrirse a una realidad nueva y diferente. Conozco zonas, por citar un caso, en las que el Camino neocatecumenal está proscrito desde hace muchos años. Por desgracia, algo similar podríamos decir de otras realidades. En muchas ocasiones éstas no sólo no son buscadas por las iglesias locales para aprovechar lo poco o mucho que tengan que ofrecer, sino que padecen verdaderos problemas para desarrollar sus carismas específicos al vivir rodeados de la desconfianza de sus hermanos en la Iglesia local. Eso las hace centrarse en sí mismas para poder sobrevivir: entonces se las acusa de “elitistas” y “cerradas”.

¿Se trata de un problema exclusivamente español? No, ciertamente, pero lo que es indudable es que nuestro país se encuentra a años luz de otras realidades de la Iglesia Universal.

Una buena amiga siempre dice que algunos obispos cuando salen al extranjero es sólo para viajar a Roma, y que así es muy difícil tener una idea global de lo que pasa por el mundo, de los nuevos problemas y de las soluciones que se aportan afuera. ¿Sólo los obispos? ¿Qué nuevas realidades eclesiales, qué iniciativas pastorales diferentes conocen los sacerdotes? ¿Se ofrece a los escasos seminaristas que estudian en nuestros centros la posibilidad de intercambiar experiencias, de conocer algo distinto? No pido tanto como una estancia Erasmus, algo que hasta la más modesta Universidad ofrece a todos sus alumnos (está claro que, por alguna extraña razón, el mundo secular nos lleva siempre décadas de ventaja), pero al menos una estancia en alguna Comunidad, unas prácticas con gente de algún Movimiento, unas semanas estudiando realidades y soluciones pastorales en algún país extranjero…

Si un chico conoce solo su parroquia primero, el Seminario después, luego la realidad de sus diferentes destinos… ¿tenemos derecho a pedirle que comprenda la complejidad de la vida cultura y sociedad actuales? ¿Tiene argumentos y preparación para dar respuestas que sirvan de verdad a la gente? ¿podemos decir que “está bien preparado” siquiera para trabajar con los Nuevos movimientos y Comunidades? Debo confesar que al intentar hablar con algunos sacerdotes no consigo comunicarme : no me cuesta entender sus planteamientos, pero tengo la impresión de que ellos no tienen elementos para comprender lo que yo quiero decir. Esto lo digo, de corazón, con toda la humildad que me proporciona saber el pobre hombre que soy.

Temo que, huyendo de tristes experiencias post-conciliares, en las que se confundió (por así decir) la velocidad con el tocino, la tentación no sea otra que seminarios cerrados, educación elitista y a-real, y pobreza cultural. Esto en cuanto a los sacerdotes: de la mayoría de los laicos, no hace falta decir nada…

Sé que algunos dirán que “lo de siempre es lo seguro”, intentando encajar la realidad con su visión particular, y diciendo que, con ser santo, basta. Otros siguen opinando que todo se arreglaría volviendo a la Iglesia de los años 50.

Vivimos en planetas distintos.

Pero hay que seguir teniendo fe en Dios. Y pidiéndole la gracia de su Santo Espíritu para la Iglesia y para cada uno de nosotros.

Un abrazo.

josuefons@gmail.com

 

 

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