Si amas a la Iglesia de verdad, gozarás de la fe en Cristo
El amor cercano y la sabia palabra del Papa arraigan en Cristo a los jóvenes y les confirman en su fe
Si hubiera de resumir toda la Jornada Mundial de la Juventud 2011 en Madrid diría que el sol de cada encuentro del Papa con los jóvenes ha sido Jesucristo, en el que estamos arraigados. El reflejo de Su Rostro y Su Palabra nos lo ha ofrecido y confirmado el Papa en la fe que proclama siempre la Iglesia.
Por eso, los jóvenes están llamados ahora a extender ese testimonio de esperanza, de fe, pero sobre todo en este caso que ha habido una presencia visible llena de amor muy cercano que se traslucía continuamente en el rostro dulce del Papa y de los jóvenes con él. Su sabia palabra de profesor amigo, de estrella guía, ha orientado y aportado el descubrimiento de los surcos, lugares y modos en que se ha de prolongar, su amor y palabra, como un buen maestro hace con sus fieles discípulos.
Una vez concluida la JMJ, quiero subrayar algún párrafo (o parte del mismo) de cada alocución del Papa, a los jóvenes o respecto de ellos, que más me han conmovido:
Respuestas del Papa a los periodistas en el vuelo a Madrid (18 de agosto)
Estas JMJ son un signo, una cascada de luz, dan visibilidad a la fe, visibilidad a la presencia de Dios en el mundo, y dan así la valentía para ser creyentes. Con frecuencia, los creyentes se sienten aislados en este mundo, casi perdidos. Aquí ven que no están solos, que hay una gran red de fe, una gran comunidad de creyentes del mundo, que es hermoso vivir en esta amistad universal, y de este modo nacen amistades que superan las fronteras de las diferentes culturas, de los diferentes países. El nacimiento de una red universal de amistad que une al mundo con Dios es una importante realidad para el futuro de la humanidad, para la vida de la humanidad de hoy.
Ceremonia de bienvenida (18 de agosto)
¿Por qué y para qué ha venido esta multitud de jóvenes a Madrid? Aunque la respuesta deberían darla ellos mismos, bien se puede pensar que desean escuchar la Palabra de Dios, como se les ha propuesto en el lema de esta Jornada Mundial de la Juventud, de manera que, arraigados y edificados en Cristo, manifiesten la firmeza de la fe.
Fiesta de bienvenida –saludo- (18 de agosto)
Con vuestra presencia y la participación en las celebraciones, el nombre de Cristo resonará por todos los rincones de esta ilustre Villa. Y recemos para que su mensaje de esperanza y amor tenga eco también en el corazón de lso que no creen o se han alejado de la Iglesia.
Fiesta de acogida –discurso- (18 de agosto)
Aprovechad estos días para conocer mejor a Cristo y cercioraros de que, enraizados en Él, vuestro entusiasmo y alegría, vuestros deseos de ir a más, de llegar a lo más alto, hasta Dios, tienen siempre fruto cierto, porque la vida en plenitud ya se ha aposentado dentro de vuestro ser. Hacedla crecer con la gracia divina, generosamente y sin mediocridad, planteándoos seriamente la meta de la santidad. Y, ante nuestras flaquezas, que a veces nos abruman, contamos también con la misericordia del Señor, siempre dispuesto a darnos de nuevo la mano y que nos ofrece el perdón en el sacramento de la Penitencia.
Vigilia de oración con los jóvenes en Cuatro Vientos (20 de agosto)
Queridos amigos, que ninguna adversidad os paralice. No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra.
Santa Misa de la 26ª JMJ en Cuatro Vientos (21 de agosto)
No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe. El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios. Pienso que vuestra presencia aquí, jóvenes venidos de los cinco continentes, es una maravillosa prueba de la fecundidad del mandato de Cristo a la Iglesia: ‘Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación’ (Mc 16, 15). También a vosotros os incumbe la extraordinaria tarea de ser discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes y, vislumbrando en sus corazones la posibilidad de valores más auténticos, no se dejan seducir por las falsas promesas de un estilo de vida sin Dios.
Rezo del Angelus Domini en Cuatro Vientos (21 de agosto)
Ahora vais a regresar a vuestros lugares de residencia habitual. Vuestros amigos querrán saber qué es lo que ha cambiado en vosotros después de haber estado en esta noble Villa con el Papa y cientos de miles de jóvenes de todo el orbe: ¿Qué vais a decirles? Os invito a que deis un audaz testimonio de vida cristiana ante los dem&aacu