Indignado con los "indignados"
por Santiago Martín
Los “indignados” quieren boicotear la visita del Papa. Se supone que están muy enfadados con el mundo mundial porque todos son muy malos y ellos son víctimas de ese mundo malvado, capitalista, explotador y cruel. No están tan enfadados –curiosa y significativamente- con el Gobierno socialista que les ha llevado al paro. Insultan a la policía y la escupen a la cara, aunque éstos aguantan estoicamente todo porque así les obligan a hacerlo. Ellos son los buenos, las víctimas, y los demás los malos –los demás, repito, no incluyen a los socialistas-.
Ahora les ha dado por boicotear la visita del Papa a Madrid, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. No importa que la Iglesia esté alimentando a un millón de personas al año en España. No importa que sin su red social la situación se habría vuelto desesperante para muchos afectados por el paro. No importa que la visita de Benedicto XVI vaya a traer a la ciudad a un millón de personas –con el empujón económico que eso significa-, o que le vaya a dar una publicidad impagable –con los medios de comunicación de todo el mundo hablando de ella durante varios días seguidos-. Nada de eso importa, aunque suponga un gran beneficio para personas que encontrarán trabajo gracias a la JMJ.
Es todo tan absurdo, tan ilógico, tan esperpéntico, que la respuesta al por qué se da sola. Los “indignados” son, en realidad, un movimiento anarcoide muy bien orquestado y manipulado por el Gobierno o por alguno que no hace mucho estaba en el Gobierno que quiere volver a estar en él. Por un lado son todo sonrisas y colaboraciones para la JMJ y por otro han creado este “movimiento” maloliente para boicotearla. Son tan cobardes que tiran la piedra y esconden la mano.
Hay muchos motivos para estar indignado, pero no contra la Iglesia. En cambio, es contra ella contra quien se revuelven, en lugar de hacerlo contra los que tienen la culpa de la situación calamitosa en que vive el país. El ataque al Papa de esta pandilla de anti sistema les quita toda credibilidad y hace que, desde ahora, muchos nos pongamos abiertamente en su contra. Estoy indignado con los “indignados” y sobre todo contra los que les manipulan. Estoy seguro, además, de que si hiciéramos una manifestación contra ellos, llenábamos las calles y las plazas que ellos no llenan. Lo demostraremos en Cuatro Vientos el 20 y el 21 de agosto, apoyando al Papa y ofreciendo una auténtica alternativa de futuro.
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