Rincones espirituales secretos de Roma

A riesgo de contradecir el chascarrillo muy difundido entre los curas que dice que Roma es el lugar donde más fe hay del mundo, por la razón de que todo el mundo que va a Roma la pierde,  me voy con mi familia a Roma a vivir esta Semana Santa.

La pena es que nos quedamos cortos por unos días para quedarnos a la beatificación de Juan Pablo II, la cual fue anunciada “a traición” justo dos días después de reservar nuestro viaje; aun así esperamos vivir una estupenda Semana Santa y edificarnos en la fe al lado de Pedro, quien nos confirma en la misma.

Roma tiene muchas caras, y una de las más importantes es la de las universidades, los colegios mayores donde viven los sacerdotes, además de las incontables  instituciones y congregaciones religiosas que tienen su sede o representación en la ciudad más antigua de Italia.

Recordando pasados viajes a Roma- no es la primera Semana Santa que estoy por ahí - me vienen a la mente las grandes ceremonias en la Piazza San Pietro, la predicación de Raniero Cantalamessa en los oficios del Viernes Santo, así como muchos otros eventos y momentos maravillosos que he podido vivir en la ciudad eterna.

Para mi Roma siempre es un lugar de refresco espiritual, donde uno se encuentra gente de todo pelaje eclesial, de todos los países del mundo,  en la cual lo más normal es encontrar gente vestida con sus ropas talares en cualquier esquina y en el metro.

Recuerdo muchos sitios y comunidades que he visitado, casas de religiosas que acogen peregrinos, comunidades carismáticas como la Communitá Maria, y momentos vibrantes como el viacrucis en el Coliseo con un ya envejecido Juan Pablo II.

El mejor momento de todos fue con ocasión de su muerte, cuando la ciudad del Vaticano literalmente sitiada  entre los cientos de miles de peregrinos que querían darle un último adiós, con la bendición que supuso para mí ser parte de ellos.

El caso es que pensando hoy en el viaje, no he podido preguntarme dónde me aconsejarían los lectores ir en Roma, que tuviera un especial significado y vivencia espiritual (dando por descontado los sitios más típicos, claro).

Un ejemplo, un querido sacerdote palentino de adopción que conocí en Roma gracias al blog me llevó al Gesú, donde por fin pude rezar ante el brazo de San Francisco Javier, cosa que siempre quería hacer en mis viajes a Roma y no sé por qué siempre me la dejaba en el tintero.

Otro ejemplo es rezar en San Pablo Extramuros, en comunión con el apóstol de los gentiles y haciendo un repaso de todas las efigies de los sucesores de Pedro hasta nuestros días, dando gracias a Dios por los pastores de nuestra Iglesia  y su divina providencia al guiarla, a pesar de nuestra pobre y empecatada humanidad.

Así que ahí va la pregunta, para inspirarnos en el viaje: ¿a dónde me recomendaría usted peregrinar en Roma?, ¿qué sitios romanos secretos o poco conocidos para el publico me aconseja visitar para vivir estos dias ?  Si las respuestas son buenas, prometo hacer una crónica….