Las realizaciones de los cristianos (I)
Para empezar tengo que decir que una muestra de lo poco inteligentemente que nos hemos conducido últimamente los católicos es el complejo que se ha apoderado de nosotros debido a dos causas:
· nuestra ignorancia imperdonable
· y la hinchada arrogancia de nuestros adversarios.
Es por tanto necesario destruir ambos males. Claro está que en tan breve espacio sólo podremos esbozar los temas, pero ojalá sea suficiente para abrir los ojos de los cristianos y desechar tan lamentable complejo.
Empecemos por algo muy reciente: la Navidad, fiesta que todos celebramos “en familia” pero que es una fiesta cristiana. Y otro ejemplo relevante, el Domingo, que no ha sido gracias a los sindicatos, ni a los políticos, sino a la Iglesia Católica. ¡Y pensar que los cristianos vamos dejando neciamente que insidiosamente intenten desterrarlos y sustituirlos...!
Es cómico oir a ciertos "intelectuales" de hoy (y ayer) que tachan de oscurantista a la Iglesia, sin recordar (a lo mejor no lo saben) que su educación la han logrado en las Universidades, inventadas por el Clero, y con tal acierto que después de siete siglos, estos intelectuales no han sabido imaginar un sustitutivo.
Pensemos también en los "progresos" comunistas y compárense con los logrados por los jesuítas en las famosas "Reducciones" del Paraguay, de las que hablaremos algún día en este blog, y que desgraciadamente desaparecieron por culpa de un anticristiano portugués y un cristiano débil español.
Pasemos al Arte. No habría espacio para citar aquí las maravillas de la arquitectura, la literatura, la pintura, la escultura y la música de los mayores artistas de la historia, promovidas, pagadas y conservadas ¿por quién? Por los cristianos, y muy en particular por la Iglesia. El Gótico, La Divina Comedia, la Capilla Sixtina, la Piedad y la Missa solemnis de Beethoven podrían ser las obras maestras en toda la historia de cada una de estas artes.
Sigamos con más creaciones. En Política: caído el imperio romano, el orden que estos impusieron en Europa dejó paso al desorden, hasta que llegó otra invención católica: el Sacro Imperio. Un Papa genial y un franco atrevido, Carlomagno, lo inventaron. Después Oton I y el Papa Silvestre II le dieron la hábil estructura que le permitió durar ¡casi mil años! Recuérdese que el imperio británico solo ha durado cien años, el imperio prusiano cincuenta y el napoleónico diez. Y lo que es más notable, de haber habido más inteligencia en algunos Papas y Emperadores, habrían conducido al Mundo a cimas insospechadas.
Avancemos ahora hasta el año 1100. El imperio de Carlomago es invadido por nuevas tribus bárbaras y Europa yace otra vez en el desorden, pero otra vez se salva gracias… ¿a qué? Pues a la aparición de benedictinos, cluniacenses… que a duras penas van consiguiendo estrechas zonas de paz junto a sus monasterios, mientras a su alrededor solo hay pillaje, barones bandidos entregados a la "fructífera" labor de saquearse mutuamente y arrasar todo lo que encuentran a su paso. Y sobre todo el Temple, del que hay tanto bueno que decir que merecen un próximo artículo en exclusiva. Tan sólo adelantaré uno de sus principales servicios: el presentar a una sociedad semibárbara unos ideales caballerescos hechos realidad viviente en unos monjes soldados que, por ejemplo, no podían rehusar el combate a menos que fueran más de tres enemigos por caballero.
Pero la lista de creaciones no termina ni mucho menos aquí. Lo mejor queda para la semana que viene, sin olvidarme de, como ya he dicho, dedicar próximos artículos a las Reducciones del Paraguay y al Temple.
Aramis