El Credo en porciones

Pensemos en una persona que le dice a su mujer: “Yo te quiero mucho… menos los martes; los martes no te quiero”. O en un delantero de futbol que acostumbra a coger el balón con las manos mientras juega porque esa regla no le parece bien. O en un conductor al que le gusta ir por el carril contrario, ya que considera lo de ir por la derecha una tontería.

¿Son lógicas estas actitudes? ¿Son estas personas amante, futbolista y conductor? Si uno quiere amar a su mujer, jugar al futbol o conducir, no puede eliminar aquello que le molesta o que cree que no hace falta. Debe tomarlo todo o renunciar a hacer esas cosas. Y no vale decir “es que es una imposición con la que no estoy de acuerdo”. Nadie le obliga a casarse, ni a jugar al futbol, ni a conducir. Si lo hace es por voluntad propia.

Pues con el Credo pasa lo mismo. Nadie nos obliga a ser católicos pero si lo somos, el Credo hay que creerlo entero, porque es precisamente el compendio de las creencias fundamentales del católico.

Por tanto hay que creer que Dios es Padre, que creó todas las cosas (incluido el Universo, lo digo por los “científicos” Hawkinianos…); que la Virgen María lo es; que Cristo resucitó; no vale no creer en la Iglesia (como Institución, lo de no creer en los curas es otra cosa), o no creer en el Infierno. También hay que creer que resucitaremos y que hay vida después de la muerte. Y todas las demás cosas del Credo. Y si alguien no cree una sola cosa de estas, entonces no es católico o, al menos, si esto es muy fuerte de aceptar, le queda dar algún paso para serlo.

Aramis

PD: No me resisto a reproducir el primer comentario que hubo a la noticia de la entrevista a Juanes; es buenísimo. Ahí va: “Siguiendo con el tema y haciendo un paralelismo yo diría que no sigo a la industria discográfica como institución, sí a los artistas y por eso me bajo su música directamente de internet"... OK?”.