De las iglesias católicas orientales sui iuris: hoy los armenios
por Luis Antequera
Por encontrarse en guerra con el Imperio persa, ningún representante armenio pudo acudir al Concilio de Calcedonia del año 451 en el que, como sabemos, se condenó la herejía monofisita que sostenía la existencia de una única naturaleza divina en Jesucristo en menoscabo de su naturaleza humana. Al ser informada de sus resultados, la Iglesia apostólica armenia, considerando que se recae en el diofisismo nestoriano condenado en Efeso veinte años antes, rompe con la Iglesia.
Los intentos de restablecer la unidad se suceden desde la época de las cruzadas. Así, en 1195 el reino armenio de Cilicia –no así los armenios que se hallan fuera de Cilicia-, a través de su alianza con los cruzados, entra en comunión con Roma, situación que perdura hasta que en 1375 es conquistado por los tártaros. Como en el caso de los coptos, un decreto emitido por el Concilio de Florencia, el Exultate Deo de 22 de noviembre de 1439, establece una unidad que a efectos prácticos no se consuma hasta que en el año 1738, el Papa Benedicto XIV establece formalmente la Iglesia católica armenia, y en el 1740, el convertido Abraham Pedro Ardzivian es nombrado Patriarca de Cilicia con el nombre de Abrahám Pedro I.
Las Iglesias armenias, tanto la católica como su correspondiente monofisita, se verán severamente afectadas por el genocidio armenio realizado entre los años 1915 y 1918 por los turcos, a causa, precisamente de su condición de cristianos, un genocidio que afectó a un número entre millón y medio y dos millones de personas, a lo que unir deportaciones fundamentalmente a Siria e Irak, y todo tipo de violaciones, de las que no se salvaron ni mujeres ni niños, en lo que se considera el primer genocidio moderno.
Formada por unos trescientos mil fieles, que se reparten por los territorios de Líbano, Siria, Israel, Irak, Irán, Jordania, Egipto, Sudán y Turquía, con una importante comunidad en el exilio en Argentina, la liturgia de la Iglesia armenia se desarrolla en lengua armenia, y tiene un rito propio de tipo híbrido con elementos siríacos, bizantinos y jerosolimitanos.
Su jefe es el Patriarca Katolicós de Cilicia de los armenios católicos, y siempre porta el nombre de Pedro más el elegido por cada titular. Actualmente es Nersés Pedro XIX Tarmouni. Tuvo su sede inicial en Beirut, aunque en 1867 se trasladara a Constantinopla, para volver a Beirut después del genocidio armenio en 1928.
Como en el caso de las demás iglesias católicas orientales sui iuris, junto a la Iglesia católica armenia convive la no católica, esto es, la que se separara en 451 y no ha aceptado la comunión con Roma. Llámase en este caso Iglesia gregoriana apostólica de Armenia, que se extiende principalmente por la República de Armenia (independiente desde 1991, antes parte de la URSS), y dispone de unos seis millones de fieles. La Iglesia apostólica armenia tiene varias particularidades: primero un alfabeto propio, el armenio, inventado por San Mesrob, el cual hizo posible la traducción de la Biblia al armenio. Y segundo, la de ser, según reclama, la iglesia nacional más antigua, remontándose a los tiempos del Tirídates III, convertido en el año 301 por San Gregorio y primer gobernante cristiano de la historia. Ejerce la jefatura de la Iglesia el Supremo Patriarca y Katolicós de todos los armenios con sede en Echmiadzin (Armenia), Karekin II desde 1999.
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