Del abstencionismo como modo de protestar contra el sistema

 

            Tras quejarse por ser identificado como uno de los actores de la ceja él que, según afirma, nunca ha participado en el movimiento en cuestión –no hay razón para dudar de su palabra- propone el indignado actor Imanol Arias el abstencionismo, dejar de votar en suma, como manera de protestar contra los políticos y, mediante tal procedimiento, restarles legitimidad para obligarles a un movimiento de regeneración ética y política.

 

            Muy bonito sobre el papel. Lamentablemente improductivo, inoperante e inútil de toda inutilidad. Tal posicionamiento de la ciudadanía contra la clase política basada en enviarles mensajitos subliminales basados en el abstencionismo y en el distanciamiento de la “cosa pública”, preocuparía a unos políticos enamorados de la política como instrumento para conseguir una sociedad mejor y más querida por la ciudadanía. Sin negarle tan romántica condición a todos los políticos españoles del momento, cosa que no quiero y no voy a hacer, lamentablemente tengo la impresión, y como yo muchos españoles, de que son demasiados los políticos que están en política como una manera productiva de ganarse las habichuelas y de medrar. Tales son las ondas que, al día de hoy, envía "la casta" a la ciudadanía.

            Pues bien, a ese género de políticos, el que la ciudadanía participe más o menos se la trae al pairo, literalmente al pairo, y le basta con que vote el número de ciudadanos estrictamente necesario para proveer los instrumentos de gobierno, llámense cámaras legislativas, llámense ayuntamientos, llámense parlamentos autonómicos o cualquier otro organismo desde el que medrar.

 

            El ejemplo paradigmático de lo dicho no es otro que el Estatuto Catalán que, aprobado por un más que exiguo, ridículo, invalidante 36% de la ciudadanía catalana, posibilita que sus beneficiados, la inacabable comunidad de paniaguados que viven de él, se permitan envolverse en la señera y hablar de los catalanes como si no hubiera otros que ellos mismos. ¿Ha oído Vd. a algún político catalán hablar en nombre del 64% de catalanes al que el Estatuto le trae al fresco? No, ni lo hará nunca, esos no existen.

 

            A este género de políticos que yo llamaría "los politiquetes", -como digo, no todos, sí demasiados-, que en estos momentos proliferan por el escenario político español, les importa tres que Vd. esté enfadado con el sistema o no lo esté, que Vd. se quede en casa y no vote, y que lo haga por pereza o para protestar. Ellos van a ser elegidos igual, ellos van a cobrar igual, ellos van a acceder a las mismas prebendas, ni un céntimo menos, se lo aseguro.

            Moraleja: vote Vd., participe. De lo que hay, elija lo que sea, a su entender, menos malo. Pero ni por un momento, sucumba a la tentación de creer que le está Vd. mandando algún recadito a un político por quedarse en su casa y no votar. Se va a carcajear, se lo aseguro.