Los Papas que sí aman a las mujeres
por Natalia Santoro
La familia de Dios es incompleta sin la mujer y no depende de funciones y organigramas, sino de la expresión de sí mismos como hombre y mujer libres con la misma dignidad.
Por esta razón, a la hora de cuestionar el papel de la mujer en la familia del pueblo de Dios -en la Iglesia-, puede ser útil recordar algunos mensajes del Magisterio de la Iglesia que, si bien se expresan según el lenguaje del momento, no dejan de ser verdad, aunque cambien los tiempos y las culturas, porque su realidad los supera.
1942 - Pío XII - La esposa es el sol de la familia.
"La esposa es el sol de la familia con la claridad de su mirada y con el fuego de su palabra; mirada y palabra que penetra dulcemente en el alma, la vencen y enternecen y alzan fuera del tumulto de las pasiones, arrastrando al hombre a la alegría del bien".
"Si el sacrificio materno es el más agudo y doloroso, lo templa la virtud de lo alto. De su sacrificio aprende la mujer a tener compasión de los dolores del prójimo. El amor a la felicidad de su casa no la cierra en sí misma; el amor de Dios, que en su sacrificio la eleva sobre sí misma, le abre el corazón a la piedad y la santifica".
1965 - San Pablo VI. Clausura del Concilio Vaticano II. Mensaje a las mujeres.
"Pero llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzado hasta ahora.
»Por eso, en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga.
Vosotras, las mujeres, tenéis siempre como misión la guarda del hogar, el amor a las fuentes de la vida, el sentido de la cuna. Estáis presentes en el misterio de la vida que comienza. Consoláis en la partida de la muerte. Nuestra técnica corre el riesgo de convertirse en inhumana. Reconciliad a los hombres con la vida. Y, sobre todo, velad, os lo suplicamos, por el porvenir de nuestra especie. Detened la mano del hombre que en un momento de locura intentase destruir la civilización humana".
1995 - San Juan Pablo II. Carta a las mujeres.
"Ciertamente, es la hora de mirar con la valentía de la memoria...Respecto a esta grande e inmensa 'tradición' femenina, la humanidad tiene una deuda incalculable. ¡Cuántas mujeres han sido y son todavía más tenidas en cuenta por su aspecto físico que por su competencia, profesionalidad, capacidad intelectual, riqueza de su sensibilidad y en definitiva por la dignidad misma de su ser!
»Mi 'gratitud' a las mujeres se convierte pues en una llamada apremiante, a fin de que por parte de todos, y en particular por parte de los Estados y de las instituciones internacionales, se haga lo necesario para devolver a las mujeres el pleno respeto de su dignidad y de su papel. A este propósito expreso mi admiración hacia las mujeres de buena voluntad que se han dedicado a defender la dignidad de su condición femenina mediante la conquista de fundamentales derechos sociales, económicos y políticos, y han tomado esta valiente iniciativa en tiempos en que este compromiso suyo era considerado un acto de transgresión, un signo de falta de femineidad, una manifestación de exhibicionismo, y tal vez un pecado".
2004 - San Juan Pablo II. Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia y en el mundo.
"Se debe recibir el testimonio de la vida de las mujeres como revelación de valores, sin los cuales la humanidad se cerraría en la autosuficiencia, en los sueños de poder y en el drama de la violencia. También la mujer, por su parte, tiene que dejarse convertir, y reconocer los valores singulares y de gran eficacia de amor por el otro del que su femineidad es portador".
2007 - Benedicto XVI. Las mujeres al servicio del evangelio.
"En síntesis, la historia del cristianismo hubiera tenido un desarrollo muy diferente si no se hubiera contado con la aportación generosa de muchas mujeres. La Iglesia expresa su agradecimiento por todas las manifestaciones del 'genio' femenino aparecidas a lo largo de la historia, en medio de los pueblos y de las naciones; da gracias por todos los carismas que el Espíritu Santo otorga a las mujeres en la historia del pueblo de Dios, por todas las victorias que debe a su fe, esperanza y caridad; manifiesta su gratitud por todos los frutos de santidad femenina" (n. 31).
2018 - Francisco. Gaudete et Exultate.
"Dentro de las formas variadas, quiero destacar que el 'genio femenino' también se manifiesta en estilos femeninos de santidad, indispensables para reflejar la santidad de Dios en este mundo. Precisamente, aun en épocas en que las mujeres fueron más relegadas, el Espíritu Santo suscitó santas cuya fascinación provocó nuevos dinamismos espirituales e importantes reformas en la Iglesia" (n. 12).
2018 - Francisco. La Iglesia es mujer y madre.
"Lo importante es que la Iglesia sea mujer, que tenga esta actitud de esposa y de madre... Cuando olvidamos esto, es una Iglesia masculina sin esta dimensión, y tristemente se convierte en una Iglesia de solterones, que viven en este aislamiento, incapaces de amor, incapaces de fecundidad... Sin la mujer, la Iglesia no va adelante, porque ella es mujer, y esta actitud de mujer le viene de María, porque Jesús lo ha querido así".
Natalia Santoro es la directora de la sección Sin miedo a la mujer de Arguments.