Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Como Garibaldi en Nápoles en 1860


por Angela Pellicciari

Opinión

“Ayudar económicamente a las mujeres significa disminuir su libertad para abortar”: así de eficazmente ha sintetizado la postura de las feministas de Alessandria (Piamonte) el presidente del Consejo Comunal, Emanuele Locci, primer signatario de una moción pro-vida.

Hace 158 años sucedía algo parecido. La víspera de la proclamación del Reino de Italia en Nápoles llegó  la dictadura del libertador [en español en el original] Giuseppe Garibaldi, quien, aunque es verdad que en su vida anterior había sido traficante de esclavos (desde Cantón a Perú), se había redimido en la Italia meridional derribando un reino corrupto fundado sobre la barbarie católica. 

La canción Al Sur de Povia es un buen resumen histórico de lo que pasó en el antiguo Reino de las Dos Sicilias tras la unidad de Italia impuesta por personajes como Garibaldi. Pincha aquí para ampliar la información.

Una vez conquistada la capital sin disparar un tiro (porque el joven e inexperto Rey Francisco II de Borbón siguió el consejo de su ministro del Interior, Liborio Romano –masón confabulado con Garibaldi– de abandonar Nápoles sin combatir para evitar su destrucción, asegurándole que ese gesto sería apreciado en el futuro), el nuevo gobierno garibaldino, dictatorial en nombre de la libertad, se puso manos a la obra para difundir la moralidad en un reino que no la conocía.

La autora de este artículo ha escrito una obra sobre el proceso cultural y político de la unidad de Italia: L'altro Risorgimento. Una guerra di religione dimenticata [El otro Risorgimento. Una guerra de religión olvidada], con prefacio del arzobispo emérito de Ferrara-Comacchio, Luigi Negri.

Entre las numerosas iniciativas urgentes, una en particular mostró el ánimo liberal de la nueva clase dirigente: se trataba de hacer justicia a los estudiantes pobres. Se trataba de reparar un grave mal que sufrían. El gobierno borbónico había instituido becas de estudio para permitir que también los hijos de los pobres pudiesen estudiar. Aquella inmoralidad debía ser subsanada. Aquella humillación debía concluir. Y así, el 26 de octubre de 1860 el pro-dictador Giorgio Pallavicino y el ministro del Interior Raffaele Conforti promulgaron el decreto nº 189: Decreto por el cual el fondo asignado para ayuda a los estudiantes y estudiosos se destina a otro uso. Ésta era la motivación: “Considerando que no hay nada más vergonzoso que pedir y aceptar limosna bajo el nombre de estudiante o estudioso pobre” se decide “suprimir las ayudas a los estudiantes y estudiosos pobres”.

Quién sabe a quién se las habrán dado...

Publicado en La Nuova Bussola Quotidiana.

Angela Pellicciari es autora de La verdad sobre Lutero y Una historia de la Iglesia.

Traducción de Carmelo López-Arias.

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