Egoblogs femeninos y píldoras de color rosa

Como lectora, echo de menos en la web contenidos honestos y con mirada crítica sobre familia, maternidad, conciliación, feminismo, educación, infancia y un largo etcétera, escritos por mujeres. Y encuentro con demasiada frecuencia blogs femeninos sobre moda y lifestyle, algunos de gran calidad, que tienen, en mi opinión (que no es la única ni la mejor), demasiado de proyecto de realización personal y autorreferencialidad, por no hablar de sobreexposición, que suele derivar en cotilleo. Egobloggers. Narcisos tecnológicos enamorados de su sombra digital.


© Beatriz Uribe.
 
Los blogs de moda surgen como setas. Incluso la presidenta de la Asociación Española de Bloggers de Moda (Aebdm) reconocía en una entrevista que leí hace tiempo que “hay una saturación de blogs de moda en España” disputando por seguidores y likes.
 
A estas alturas, ya vamos teniendo claro que información no es necesariamente conocimiento. Y también, que el cotilleo puro y duro se disfraza muchas veces de información.
 
Exhibicionismo emocional y mensajes de autoayuda, unidos a la continua exposición de la vida privada, fotos de los hijos, de la propia casa, de la propia egoblogger vistiendo hasta la última prenda de su armario, en todos sus ángulos, en todas sus poses, etc. No hay misterio. No hay distancia.
 
Por más que nos guste la moda, a mí la primera, ¡hay vida más allá del fondo de armario y de la comunicación de quiénes somos! ¡Hay vida más allá del yo!
 
También abundan los blogs femeninos con trucos para educar al estilo supernanny (que en mi opinión tienen mucho de parche conductista, pero eso para otro día), los de decoración de fiestas infantiles cada vez más sofisticadas, cosmética, cocina y manualidades para hacer con los niños, etc. Ofrecen cosas monísimas para hacer, pero me niego a dirigir a mis hijos también cuando se divierten. Lo que siempre tengo en la mesa de la cocina es una caja con rotuladores y pinturas en buen estado, tijeras y pegamento. Con eso, cada uno puede hacer lo que le dé la real gana sin necesidad de que mamá  dirija una clase de arts&crafts diciéndoles lo que tienen que hacer y cómo hacerlo. Que para eso ya está el sistema educativo actual en el que los niños están sobredirigidos. Las madres no somos animadoras infantiles, somos madres.


© Beatriz Uribe.
 
Además del exhibicionismo emocional que suele acompañar a las fotos, en casi todos los blogs que os comento encuentro con frecuencia una constante que no me convence y que creo que hace un flaco favor a las mujeres: transmiten la idea de que a golpe de esfuerzo y organización se llega a todo. Nunca se usa el antiestético término “renuncia” sino el todopoderoso “organización”, recalcando que lo que consigues como fruto de ese esfuerzo, te pertenece. En definitiva, contribuyen a seguir aumentando la presión sobre las mujeres.
 
Así, abusando de la todopoderosa “organización familiar” seguimos pensando que con esfuerzo conseguiremos todo sin renunciar a nada. Optimismo ingenuo que sustituye el pensamiento por eslóganes del tipo “tienes que perseguir tus sueños” y “con esfuerzo harás realidad cualquier cosa que te propongas”. 
 
Quien puede colmarlo todo de sentido está más allá de nosotros mismos. Hay vida más allá del yo. Lo demás son píldoras de color rosa, ego y frivolidad a granel.