Lo del instituto de Alcalá, lo de Rod Dreher y lo de Cataluña
por Pablo J. Ginés
"Uno no puede anticipar de qué cosa le van a acusar mañana. No tienes ni idea de qué cosa completamente normal que haces o dices hoy van a usar en tu contra para destruirte".
Eso es lo que una inmigrante de origen soviético -que hoy da clases en una universidad de EEUU- le dijo al periodista Rod Dreher, sobre lo que había vivido en la URSS. Añadió que ya empezaba a pasar también en Estados Unidos con el movimiento woke. La mujer pidió que no se publicara su nombre cuando la citara en el libro Vivir sin mentiras , donde aprendemos de la experiencia de disidentes bajo regímenes comunistas.
Roger Scruton, el filósofo conservador inglés, lo vivió. Un periodista distorsionó sus palabras en una entrevista escrita para hacerle parecer intolerante. El periodista presumió en las redes sociales de tener la cabellera de un "racista y homófobo". Es lo que George Orwell llamó "delitos de pensamiento", perseguidos por la policía del pensamiento.
"Todos pueden unirse al lanzamiento de piedras electrónicas al chivo expiatorio de turno, y nunca tienen que rendir cuentas, porque no tienen que probar la acusación", protestó Scruton hablando con Rod Dreher, unos meses antes de su muerte.
Pero la buena fama de Scruton tuvo suerte: apareció una grabación en audio de la entrevista y se demostró que el mal periodista había tergiversado los hechos. La revista pidió disculpas ante la evidencia.
Dreher escribe en Vivir sin Mentiras: "El alcance del crimen de pensamiento contemporáneo se expande constantemente -homofobia, islamofobia, transfobia, bifobia, gordofobia, racismo, capacitismo, etc...- lo que hace difícil saber cuándo uno está pisando terreno seguro o cuándo está a punto de entrar en un campo de minas".
El caso del instituto de Alcalá
Pero Jesús Barrón, el profesor de ciencias del muy progre instituto de secundaria 'Complutense', de Alcalá de Henares, tendría que haber deducido que estaba en un campo de minas, que iban a por él, que le tendían una trampa.
Era nuevo en este instituto, un instituto donde una asociación LGBT militante imparte charlas a los alumnos año tras año, en horario escolar, sin avisar a los padres. Es un instituto con un "proyecto de centro" que parece copiado del manual de Podemos o Más Madrid, que promete "lenguaje inclusivo", "materiales educativos que eliminen los estereotipos sexistas", "pedagogías adecuadas para el reconocimiento y respeto de las personas LGTBI, transexuales, transgénero e intersexuales" y "en todas las etapas educativas, actividades formativas para la prevención del machismo".
Barrón, el profesor nuevo en el centro, dijo que no era justo que esas charlas las dieran siempre entidades de izquierda radical, que fueran en horario lectivo, sin avisar a los padres y sin pasar antes por escrito sus contenidos.
El nuevo profesor rompió el consenso y el control absoluto que la izquierda radical tenía sobre el centro, la calma chicha de obediencia al régimen y eso no podían permitirlo.
"Tú darás las charlas sobre sexo a los de 13 años", le encargó entonces la orientadora, profesora de Ética, profesora que insiste en que "la verdad es relativa".
Ese era el campo de minas. Dijera Barrón lo que dijera, intentarían pillarle un crimen de pensamiento... y hablando a menores de sexo.
La directora acudió al profesor tras la tercera clase sobre sexualidad. "Me dijo que un alumno se había sentido molesto por mis comentarios, que sus padres se quejaron. ¿Qué alumno, padres y comentarios? No me lo quiso decir. Aún hoy no me lo han dicho", explica Barrón a ReL. Se ofreció a disculparse, pero ella y la inspectora querían hacer escarmiento, una cabeza de turco, una ejecución ejemplar.
Volvemos a la profesora ex-soviética que hablaba con Dreher: "No tienes ni idea de qué cosa completamente normal que haces o dices hoy van a usar en tu contra para destruirte".
Y si no dices nada, se busca un perjuro y listo.
Santo Tomás Moro, que era abogado y usaba trucos de abogados, esperaba que le dejaran más o menos tranquilo después de arruinarle y quitarle las amistades, y cuando ya lo encarcelaron, esperaba que, manteniéndose en silencio, al menos le dejarían con vida.
Pero a Enrique VIII y su régimen no le bastaba el silencio, porque su silencio resonaba en Europa como una enorme crítica al nuevo tirano político que se declaraba cabeza de la Iglesia en Inglaterra. Para condenar a Tomás, necesitaban un testigo que dijera una falsedad. Fue su ex-alumno, Richard Rich, quien declaró bajo juramento -haciendo perjurio- haberle oído unas críticas que él nunca pronunció. A cambio de mentir bajo juramento -a cambio de su alma- le dieron un importante cargo en Gales.
Escenas finales del juicio a Tomás Moro en "Un hombre para la eternidad"
Ahora, en Alcalá, la directora dice que un alumno (según dijo a Barrón) o varios alumnos y familias (según ha dicho a la prensa en una nota) se quejaron por comentarios. En la "resolución de la Dirección General de Recursos Humanos por la que se incoa expediente disciplinario" (en un departamento autonómico que hoy controla el PP) se le acusa de "comentarios del docente en el aula, sobre diferentes orientaciones sexuales, de carácter homófobo, racista y machista, mostrando desprecio ante grupos de distinta naturaleza". ¿Cuáles, en concreto? Nadie concreta nada, es secreto. ¿Qué testigos hay, quién lo vio, qué dijo? ¿En qué consiste exactamente ese 'desprecio'?
"No tienes ni idea de qué cosa completamente normal que haces o dices hoy van a usar en tu contra para destruirte".
A Tomás Moro le abandonaron todos sus anteriores amigos, excepto su yerno, esposa e hija. A Jesús le abandonaron todos menos el joven Juan y unas mujeres. Es triste, tristísimo, pero Barrón explica que ningún profesor de ese instituto le ha telefoneado o contactado para expresarle su apoyo, aunque sea en secreto, ante el aquelarre que le han organizado. Sí le han dado ánimos y felicitaciones familias y alumnos, disgustados por la caza woke que han emprendido contra él.
El precedente en Cataluña: profesores acallados por el nacionalismo
Pero la cosa empezó en Cataluña hace ya años. Eso de los profesores amedrentados y acobardados. Porucs, se dice en catalán, con por, miedo. También pasaría en el País Vasco, pero yo hablo de Cataluña porque lo conozco mejor.
En 1992, un profesor de instituto, Antonio Robles Almeida, publicó bajo el pseudónimo de Azahara Larra Servet -necesario ante el riesgo de represalias- el libro 'Extranjeros en su país'.
'Extranjeros en su país', profesores asustados bajo coerción de compañeros, jefes, inspectores... lo que se le permitió a la Generalitat y al nacionalismo
se puede imponer con la tiranía woke por doquier.
Es una recolección de casos, la mayoría reales, aunque novelados, de profesores de instituto que habían sufrido coerción por parte de compañeros, jefes e inspectores nacionalistas catalanes, para que dejaran de pedir que se impartieran algunas clases en castellano. Que se convirtieran al nuevo régimen, como Donald Sutherland en La Invasión de los Ultracuerpos. Si insistes, consigues vivir como uno más entre ellos.
Los nacionalistas usaban todo tipo de trucos, presiones y 'gaslighting' para que las familias de lengua castellana no lo pidieran, y también para aislar y acallar a los profesores disidentes.
Cuando un profesor a favor del bilingüismo o la libre opción de idioma caía en un instituto dominado por nacionalistas -que con el tiempo fueron todos-, enseguida le hacían presión de distinto nivel, hasta mobbing, para silenciarlo o expulsarlo.
Los inspectores de la Generalitat, nacionalistas, colaboraban, por supuesto. Pero lo peor era -y sigue siendo- cuando el profesor veía que otros profesores que pensaban como él, por miedo o por interés, le rehuían. Como al niño gafotas impopular del patio, pero con adultos supuestamente libres y maduros. Después de todo, un profesor, por definición, es una persona de orden, no un profeta peleón. Tiende al conformismo. Y los que no...
Miles de profesores fueron presionados para abandonar Cataluña a lo largo de los años 80 y 90. A los de años siguientes, se les supuso conformistas. Se creó, tarde, una Asociación de Profesores por el Bilingüismo, pequeña, débil, acosada. El Estado nunca, ni con el PP ni con el PSOE, apoyó a las asociaciones catalanas que plantaban cara al nacionalismo. Quien quiera saber más, que lea la voluminosa Historia de Resistencia al Nacionalismo en Cataluña, que escribió Robles con lujo de documentación.
Los nacionalistas y los socialistas habían dicho por décadas que que no había sitio para una Cataluña no-nacionalista, que el monolingüismo escolar y la hegemonía catalanista eran absolutas. Muchos profesores -y todo tipo de ciudadanos- lo creyeron durante un tiempo. Cada uno de los que aún se mantenían críticos creían estar solos. Les habían dicho que los otros críticos "eran fachas". Todo el que criticara la inmersión lingüística obligatoria -como hoy todo el que critique la ideología de género, o la eutanasia, aunque sea desde la izquierda más izquierdosa- es facha y nazi. Porque sí, porque lo dicen ellos.
Hartos de abandono por el PP y PSOE, algunos fundaron Ciudadanos en Cataluña. Parecía que casi nadie les apoyaría. Pero obtuvieron 3 diputados autonómicos. Robles era uno. Y Ciudadanos creció y creció y llegó a ser el partido más votado en las elecciones catalanas de 2017, con un 25% del voto y más de un millón de votos. ¡Resulta que mucha gente, muy variada, que no era 'facha', estaba harta de nacionalismo! Lo de "estás solo, nadie piensa como tú" era mentira.
Tener coraje ante el dragón woke: no estás solo, ¡habla!
Con la ideología de género y la tiranía woke pasa lo mismo. Es el Traje Nuevo del Emperador: el emperador va desnudo y hay que decirlo.
Y si a tu compañero maestro lo acosan los wokis, lo tienes que defender. Como dijo Mary Rice Hasson, para resistir la ofensiva de género «necesitamos católicos valientes». Y protestantes y ortodoxos y musulmanes valientes y hasta ateos valientes. Para decir que un hombre no es una mujer aunque lo diga un papel del Estado vale cualquiera que sea valiente y ame la verdad.
A Jesús Barrón le defiende la Asociación de Abogados Cristianos, en realidad un gabinete peleón. Porque resulta que no existe en España una Asociación Cristiana de Profesores de la Enseñanza Pública. Es una carencia grave. Igual que no existe en España una Asociación Española de Sanitarios Cristianos. Otra grave debilidad.
Profesores y médicos aislados, asustados, cada uno por separado, van a ser devorados por el dragón woke, uno a uno.
En realidad, todos los cristianos -y muchos no cristianos- somos víctimas potenciales del dragón woke (o apóstatas en ciernes). Debemos asociarnos para protegernos y presentar batalla.
Todos podemos ser acusados anónimamente de un vaporoso crimen de pensamiento, de un comentario intolerante, de "desprecio" y ser represaliados. Casi dan ganas de pedir que se pongan cámaras en las clases y se graben... pero ¿no es eso lo que haría un régimen totalitario? ¿Asegurarse un control absoluto de cada palabra?
O de cada silencio. "Dije 'viva el Orgullo Gay' y el acusado no gritó viva, señoría". Quizá lo de las cámaras no es tan buena idea. Como descubrió Tomás Moro, ni los silencios les bastan.
El primer acto de resistencia, dice Rod Dreher, citando a disidentes represaliados como Soltzhenitsyn en Rusia y Václav Havel en Chequia, es decir las verdades incómodas para el régimen.
Llega un momento en que casi cualquier verdad es incómoda. En ReligionEnLibertad decimos muchas, a veces con trucos de abogado, como Tomás Moro.
Por ejemplo, decir que un hombre trans no es un hombre, sino una mujer que se retoca la apariencia, quizá con mutilaciones quirúrgicas, sería un ejemplo de verdad incómoda. Si lo dijéramos. Que no lo decimos, señor censor. Es una hipótesis de trabajo sobre la verdad real verdadera, si usted me entiende. (Esto debería servir).
Es como gritar que el Emperador del Género va desnudo. Cuando alguien lo dice, citamos al valiente Vaclav Hável: "Ha violado las reglas del juego, ha transgredido el juego, ha hecho ver que es sólo un juego... ha abatido el mundo de la apariencia, la columna que sostenía el sistema..."
Por el contrario, cuando un profesor que no acepta la supuesta hegemonía del nacionalismo o de la ideología de género, o un médico con la eutanasia, agacha la cabeza, calla y trata de pasar desapercibido, esperando "que no vengan a por mí", colabora con ese mal. Pero, tranquilos, por desgracia, al final irán también a por él. Los bolcheviques sólo soportan un rato a los mencheviques y las purgas en el fanatismo ideologizado no tienen fin.
Por eso, alza ya tu voz. No te sometas, protesta, asóciate y lucha. Solo no puedes, con amigos sí. Hazlo ya.
Porque "no tienes ni idea de qué cosa completamente normal que haces o dices hoy van a usar en tu contra para destruirte". Que se lo digan al profe del instituto de Alcalá.
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