Dos columnistas peleones ante el chantaje de las ideologías y la anomia, en San Pablo CEU
Ana Iris Simón y Jorge Freire: «Comprométete ya, vivir no es ir por ahí buscando experiencias»
El diálogo con los columnistas y escritores Ana Iris Simón y Jorge Freire fue quizá el momento más intenso y vivo del 26º Congreso Católicos y Vida Pública en Madrid.
Este artículo es largo, porque se dijeron muchas cosas estimulantes. Por ejemplo, Ana Iris lanzó: "comprométete ya, vivir no es ir por ahí teniendo experiencias".
Pablo Velasco, de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), explica el título, "Nada de lamentos, acción", a partir de un discurso de Ángel Herrera Oria en 1909, pocos meses después de fundar la ACdP. Entonces eran propagandistas veinteañeros que hacían mítines por toda España. Herrera Oria había alabado al padre Ayala porque denunciaba la "inacción de los católicos dados al pesimismo y la murmuración".
Velasco explicó que se eligió a estos ponentes (Ana Iris Simón, periodista, escritora columnista "peculiar" en el diario El País, y el periodista Jorge Freire) por su "sana libertad", porque "evitan el chantaje de las ideologías" y las "respuestas preconcebidas". Y les planteó la pregunta: ¿Qué se espera que los cristianos aporten a la vida publica?
Espíritu de caballero, es decir, de misionero
Freire, citando a Morente, pidió un espíritu de "caballero cristiano", que es el que "somete la materia al espíritu". En último término es el espíritu misionero, "que es contracultural; se opone a hacer planes o hacer negocios, es seguir una vocación a la que no puede hacer oídos sordos".
Freire criticó argumentos de recristianización basados en los beneficios sociales del cristianismo, como que es bueno para la natalidad, o que las procesiones traen turistas a Zamora en Semana Santa. ¿La razón para no arrasar la catedral de Santiago y poner un supermercado en su lugar es económica?, planteó.
Conversa reciente, de familia comunista atea
Ana Iris Simón fue muy franca en todo el encuentro. "Mi conversión es recientísima. Hace 4 años que me confirmé. Mi familia era atea militante. El ateísmo, digo yo, es una religión proselitista: es no creer y querer que el resto no creamos. Cuando entré en la Iglesia, veo que muchas personas tienen una visión oscura de ella. Pero a mí me sorprende, porque yo vengo de un lugar frío y desesperado y en la Iglesia siento calor. Mis hijos de 2 y 3 años piensan que lo mejor es tomar zumos en un parking del Mercadona, mientras los adultos vemos el olor a gasolina. Yo, con la Iglesia, estoy como mis hijos, encantada. En la Iglesia vea esperanza".
Sobre la acción, dice que le parece tan difícil como la oración, algo en lo que ella también es novata.
"Yo no sabía rezar, ni interpretar la iconografía católica. Para un converso, ¡aprender ya es pasar a la acción! Veo familias católicas que hablan con franqueza en su comunidad de sus crisis familiares o matrimoniales. Pero en el mundo secularizado, donde hay mucho más pecado y más problemas, ni hablan de esas cosas", añadió.
La escritora y columnista en El País Ana Iris Simón en el Congreso Católicos y Vida Pública; conversa de hace 4 años, se muestra contenta e ilusionada con la Iglesia.
"Creo que estamos en una época de siembra, esperanzada. El cristianismo te propone locuras, perdonar, amar al pecador odiando al pecado. Remi Brague dice que hemos de preparar a la sociedad para el fin del ateísmo. Acabará esta época descreída, porque el ateísmo no tiene un "para qué". Habrá debates de demografía, terror climático, riesgo nuclear y se dirá: ¿para qué tener hijos, por qué seguir viviendo? La única respuesta puede ser Dios", continuó la escritora.
La ideología, con ritos sustitutorios
"Mi familia era atea militante. Ninguno de mis tíos es católico. Pero ahora ya, de mis primas hay 2 católicas", puso como ejemplo de un cambio generacional.
La muerte de Dios de Nietszche, en realidad, ponía otros dioses sustitutos. Es la ideología. Vengo de una familia comunista, que tiene todos sus sus ritos, que celebra las afiliaciones al partido, las fiestas populares. Pero, cuidado, los cristianos a veces también ponen la ideología por delante de la fe. A mí me cuesta afrontar los temas de moral sexual, pero a lo mejor a un cristiano liberal conservador le pueden costar temas de moral económica. ¿Puedes supeditar tu ideología a la enseñanza de la Iglesia?", advirtió.
Los temas de vida pública, recordó, son los del entorno público, política y medios. Enumeró temas que la Iglesia y la tradición bíblica enseñan como condonar la deuda externa en algunos países, limitaciones al derecho de propiedad, el año sabático bíblico que borra las deudas, el préstamo gratuito. San Alberto Magno (que era un intelectual pero también un fraile franciscano mendicante) decía que los ricos son culpables de las riquezas.
Ana Iris también recordó a "Pasolini, un ateo católico maravilloso, un comunista que pensaba mucho en la Iglesia. Se preguntaba: ¿un burgués puede ser cristiano, la Iglesia puede asumir los preceptos de la democracia liberal capitalista? Pasolini dice que la Iglesia acepta al estado burgués y le da su respaldo, y para ello debe aceptar la exigencia liberal de ser limitada. La Iglesia ha hecho un pacto con el diablo, con el estado burgués. Le parecía el mayor escándalo. El fascismo era blasfemo, pero apenas arañó a la Iglesia", mientras que la aceptación cristiana de la burguesía le debilita mucho.
"El deleite de la quejumbre, quejarse da prestigio"
Volviendo al tema de los lamentos, Freire citó a Ortega y Gasset quien "hablaba del deleite de la quejumbre, te dan prestigio si eres quejoso. Veo que Yuval Harari promociona su libro diciendo que la AI nos matará a todos y cada día pronostica una catástrofe para pasado mañana. Pero Ortega decía que esa retórica de decadencia era propia de los que están en decadencia. La retórica pesimista es desmotivadora y desmoviliza. ¿Como romper ese pesimismo? Más que optimismo es mejor la esperanza, el esperanzado lleva la esperanza como el pirata a su lorito, va con él. Pero la esperanza no es un camino recto".
Jorge Freire pidió insistir en el carácter misionero. En la política abundan los mercenarios que pasan de un partido a otro a medida que se van hundiendo. "Es gente que no cree en lo que defiende. Y que te suelta el argumentario, como memorizado: no lo creen pero piensan que si lo repiten lo interiorizarán. Los políticos mienten desde la noche de los tiempos, su relación con la verdad se parece a la de un actor. Pero el verdadero problema es que los políticos hayan dejado de creer en la verdad. La ciudadanía ve que tras su relato no hay nada. Y para discutir, es necesario que la verdad exista".
Aceptar el lamento, trabajar lo pequeño
Ana Iris defendió el derecho a enfadarse y lamentarse, porque "la indignación es necesaria para la reacción".
También animó a dejar de pensar que los partidos son muy poderosos o eficaces. "Mi amigo cura en un barrio deprimido de Sabadell quizá hace más por transformar el mundo que ciertos partidos que dicen ser bastante católicos pero que no aceptan propuestas económicas católicas de justicia social", dijo, remitiéndose a enseñanzas sociales del papa León XIII.
Ana Iris se hizo popular por su novela Feria, que trata de los anhelos de tener vínculos y red familiar. Es la necesidad de tener raíces.
"Hay una paradoja que es pensar que mandas al traste todo lo del pasado, tradiciones y raíces, pero que las nuevas generaciones no te cuestionarán a ti y lo que hiciste. Es muy inocente, o peor, soberbio. ¡Claro que la nueva generación te cuestionará, incluyendo tu falta de trascendencia! Veo las heridas de la civilización sin Dios. Le están poniendo parches, con autoayudas, con psicologización exagerada de todo... Mi amiga psicóloga me dice: "si la gente se confesara más, yo ganaría menos dinero".
Ir con ellos, sin ser de ellos
Por su parte, Jorge Freire habla en su libro Los Extrañados de pequeñas biografías de 'outsiders'. Lo que lleva a preguntar por si los cristianos son "outsiders" de nuestra sociedad.
Freire citó a Lord Byron en Las peregrinaciones de Childe Harold: "Iba con ellos, pero no era uno de ellos". Pide que los cristianos no se refugien en una torre de marfil, sino que vivan en el mundo aunque con cierta distancia. "Vive con tu siglo, pero no seas obra suya", dijo.
Comunidad contra la soledad
Freire alabó Feria porque "es el primer libro que ha metido el dedo en la llaga de la pérdida de la comunidad. En la era de la comunicación autoproclamada, estamos más incomunicados que nunca. Hay 2 millones de personas que sufren "soledad no deseada", epifenómeno del destejido de redes familiares y comunitarias. En una aldea gallega un ladrón entró en una casa y encuentró a un vecino momificado, gritó y entraron los vecinos. Dos semanas antes un vecino había leído un caso similar de un pueblo cercano".
Comenta una novela de Stephen King: en Salem's Lot un vampiro hace desaparecer a muchos vecinos, pero la gente no se da cuenta porque son los años 70 y están enganchados a la TV, ya no hay vida de barrio. "La soledad es un problema real, y hasta tiene un Observatorio estatal", insistió.
Ana Iris plantea si la lucha contra la soledad debe ser cosa del Estado o de "la comunidad". "¿Qué hará el Estado, te asignarán de oficio a una señora? Se necesita una transformación integral. Sí, el Estado tiene que hacer cosas, y no las está haciendo, pero no bastará", avisó.
Aberraciones y religiosidad mal canalizada
Ana Iris propone "dar a nuestros hijos la capacidad de descubrir la verdad sin pasar por todas las aberraciones del mundo moderno, sin tener que sufrir tanto", dice ella, que viene de una posmodernidad de vacíos y heridas.
Jorge Freire señaló más síntomas. "La gente se mete en el mascotismo, en el reiki... porque hay energía religiosa mal canalizada. El mundo woke no es más que un protestantismo que niega el pecado original e impide el perdón, porque proscribe el perdón. El culto a la pureza lleva a la expulsión de la disidencia, a las cámaras de eco: todo son energías religiosas mal canalizadas".
Freire además dijo: "Hay que romper con esa moral del consenso y el pasteleo y defender las verdades inmutables. Veo que los adolescentes de ahora quieren ideas firmes en las que confiar. Creo que podemos confiar en esta generación".
¿Lo woke? Ya se matan entre ellos
Sobre lo woke, Ana Iris añadió: "Yo trabajo en El País. Lo woke no es que haya que combatirlo: ya se matan entre ellos. Pero hay ausencia de católicos en ciertos ámbitos. Sí, es extremadamente difícil hablar como católico en ciertas plazas. Cuando escribí en El País que se aborta al 90% de niños con síndrome de Down, en el periódico me pedían cambiar la cifra, que no pusiera 90%, que pusiera 'la mayoría'. ¡Qué sutil! ¡Cómo molestaba el dato!
De la Iglesia, Ana Iris alaba su pluralidad. "Antes de convertirme me alejaba de la fe ver la Iglesia tan homogénea, pensaba que no permitía a uno ser uno mismo. Es falso, claro, y lo he visto". Por eso pide mostrar la pluralidad de la Iglesia.
Contra la cultura dominante: ¡asume ataduras!
Jorge Freire añadió: "Si la cultura dominante nos pide no atarnos a nada, para romper con eso ¡hay que asumir ataduras, obligaciones, responsabilidades duraderas! Ahí asumes raíces firmes y estables". Recordó que Tocqueville ya avisaba del peor peligro para la democracia, "la anomia, que los ciudadanos dejen de tomar las riendas de su destino. Eso pasa hoy, cuanto más nos repleguemos, más desarraigo".
Ana Iris cita el ensayo Solo en la bolera del sociólogo Robert Putnam (del año 2000), sobre la desvinculación. "Hoy los militantes políticos ni van a la sede del partido a hablar. Cuando yo era niña venían a la Casa del Pueblo, a tomar un vino y comentar. En cambio, en las parroquias se hacen muchas cosas: clases a niños por la tarde, Cáritas, o lo que hemos visto en Valencia... La Iglesia ya hace muchas cosas culturales y solidarias. Pero a los de 18 años, ¿cómo les dices que tienen que afiliarse a algo, cuando el culmen para ellos es estar con cascos en el [videojuego] Fortnite? A las jóvenes les dicen: "vive muchas cosas antes de comprometerte". ¡Hay que decir lo contrario: comprométete ya, vivir no es ir por ahí teniendo experiencias".
Ana Iris revela también que cuando habló en Espejo Público (en formato una contra seis) sobre el aborto, "me decían ¡que podía tener esa opinión pero que no la dijera en público!"
Admite que a veces le cuesta ser valiente, pero más en TV que en sus columnas. "Cuando entiendo que me van a liar una parda, lo que hago es orar a Dios. En la TV cuesta más hablar, por la cara de energúmeno que se les pone a algunos. Pero luego no es para tanto. Es verdad que las democracias mueren más por autocensura que por censura". [Un estudio de la OIDAC da la razón a Ana Iris con cifras].
También supo que en un importante acto público de escritoras, unas no querían traer a Ana Iris "¡porque yo había bautizado a mis hijos! Y las otras, porque pensaban que yo era una roja peligrosa".
Comenta que sus amigos que saben poco del catolicismo, quizá el tema que más les interesa es la confesión, "quizá porque ellos van al psicólogo".
Jorge Freire anima a ser valiente. "Nunca te arrepientes cuando dices la verdad. Rilke, en Cartas para un joven poeta, dice: "escribe para ti mismo". Hoy muchos escriben para sus followers y eso es malo porque te haces predecible y aburrido. Además, los que hoy te aplauden mañana te pueden pegar una puñalada. Si te miras al espejo y estás satisfecho, lo has hecho bien".
El valor de la política local
Ana Iris también recomienda Amar a los demás: política, un libro escrito por cuatro alcaldes. "Quizá en la política local es más posible votar en cristiano, porque votas más a la persona y menos al partido. La nota de Ratzinger sobre política [de 2002] dejaba fuera de la ortodoxia a casi todos los católicos, a unos porque no quieren que la fe tenga opción política, y a otros por hacerlo mal".
También Freire reconoce que "para evitar agresiones a las mujeres, está estudiado, lo más útil es poner farolas e iluminar calles. Es el aspecto prosaico y útil de la política; la esencia de la política es el vecino, y eso se ve en la política local".
Y dijo también: "Hoy subcontratan a los psiquiatras para que se dediquen a la búsqueda del sentido. Buscan soluciones medicalizadas a algo que es parte de la condición humana. Al mismo tiempo, nuestros divulgadores científicos a veces caen en un redentorismo mitológico. Hablan mucho de la ciencia contra la religión, pero luego con la dana dicen que es un castigo de la naturaleza por tratarla mal, la Pachamama triste que nos castiga por hacer cosas malas. Y se presentan como paladines de la ciencia".
(Fotografías de Elijah G.F)