La ministra de los linces
Señora ministra de Fomento: los católicos deseamos a los linces vivos y coleando y paseando por sus pasos propios realizados sobre el plano de una futura autovía, pero también deseamos que dejen vivir a los niños concebidos en el seno materno.
La ministra más lince de todo gobierno socialista se ha lanzado al ruedo de la polémica, como es habitual en ella, desprovista de capa ni muleta. Ella sola se basta y se sobra para “enfajarse” contra la campaña de la Conferencia Episcopal a favor de la vida de los no nacidos. No sabe la señora ministra donde se ha metido, porque la Iglesia no está en contra de que se salve al animal llamado lince, pero, es que los católicos también nos gustaría ver cómo, con el dinero de los contribuyentes, se apueste por la vida de los no nacidos que son los más inocentes, pues están en el seno materno. Es chocante que la ministra de Fomento, andaluza por los cuatro costados y la promotora de la futura ley en favor del aborto, señora Aído, también andaluza sean las defensoras de los linces y no ataquen a los “linces” de todos los partidos que en todas partes de España especulan con la tierra, se llenan los bosillos y la justicia pasa de largo delante de ellos porque la señora justicia lleva tapados los ojos, pero no la nariz, que la podría usar para reconocer donde se acunan las pestilencias que emanan de administraciones locales, provinciales, regionales y nacionales. La señora Alvarez en esa futura autovía entre Linares y Albacete, que lleva trazada sobre el papel más de diez años, y con la crisis económica le faltarán otros tantos, como pasó con la conocida autovía del 92, que quisieron terminarla para esa fecha y se acabó muchos años después, no quiere decir que no queda ni un solo animal llamado lince, para quienes ahora hayan planeado pasos especiales para proteger la especie. También, la señora ministra que tiene una vista de lince para llevar un ministerio como el de Fomento es posible que consiga, además, terminar esa autovía pensada para los linces inexistentes sin ninguna ruptura posterior, como ocurrió en la autovía del 92, que cada equis meses la cortan para arreglar los baches, los badenes, las pinturas y tantos y tantos fallos como le encontramos los que la transitamos. Señora ministra de Fomento: los católicos deseamos a los linces vivos y coleando y paseando por sus pasos propios realizados sobre el plano de una futura autovía, pero también deseamos que dejen vivir a los niños concebidos en el seno materno, ya que legalizar el aborto, incluso en niñas de 16 años, es legalizar un asesinato como la copa de un pino, de esos que su ministerio planta para que los linces puedan seguir viviendo en su territorio. Todos tenemos derecho a vivir desde el seno materno hasta el último suspiro. También los linces, pero nunca los “linces". Tomás de la Torre Lendínez, sacerdote
Comentarios