Fesser y la pornografía moral
A Fesser le puede caer mal el Opus Dei, la Iglesia Católica y el cristianismo. Pero no tiene derecho a usar a una niña santa para arrojarla contra aquello que ella misma amaba. Eso no es hacer cine. Eso es comportarse miserablemente. Eso es prostituir el séptimo arte. Eso es enriquecerse de la forma más mezquina. Eso es ser una mala persona.
El cine español, como buena parte del resto de manifestaciones culturales en este país, está mayoritariamente en mano de personajes escorados a la izquierda y extrema izquierda y, por tanto, de un anticlericalismo de la más baja estofa. Por supuesto hay excepciones, pero sirven para confirmar esa regla. Ahora bien, lo que acaba de hacer Javier Fesser roza ya la miseria moral más repugnante. Efectivamente, hay que ser muy mala gente para manipular el sufrimiento de una muchacha, Alexia González-Barros, para arremeter contra el Opus Dei. Es una falta de respeto inmensa a un ser que pasó por la vida perfumando de santidad este mundo tan corrompido. Y es una cobardía absoluta, pues la propia Alexia ya no puede defenderse de la manipulación que ese sujeto ha hecho de su enfermedad, de su vida y de su muerte. Han sido sus familiares quienes han tenido que salir a la palestra para quejarse del personaje que quiere forrarse a costa de la caricaturización perversa de la joven Alexia. Fesser ha acusado el golpe. Y como si fuera un boxeador indecente al que están a punto de noquear, ha optado por practicar el juego sucio dando golpes bajos y mordiendo al rival. Fesser no desmiente en ningún momento que haya manipulado la vida y, sobre todo, las circunstancias de la muerte de Alexia. Pero ha arremetido contra el Opus Dei con saña, con odio, con la ignorancia del que no puede entender ni comprender una espiritualidad que le resulta ajena y a la que desprecia con toda su alma. A Fesser le puede caer mal el Opus Dei, la Iglesia Católica y el cristianismo. Pero no tiene derecho a usar a una niña santa para arrojarla contra aquello que ella misma amaba. Eso no es hacer cine. Eso es comportarse miserablemente. Eso es prostituir el séptimo arte. Eso es enriquecerse de la forma más mezquina. Eso es ser una mala persona. Daría lo mismo que el objeto del odio de Fesser no fuera el Opus Dei. Lo de menos en esta patética historia es el Opus, aunque algo de bueno tendrá cuando es objeto de odio por parte de gente tan taimada. Lo de más es que una buena parte de la sociedad se traga sin inmutarse este tipo de películas. No sé, ni pienso comprobar, cuál es la “calidad” cinematográfica del film. Pero de la misma forma que no pagaría para ver en el cine una película pornográfica por mucho que me aseguraran que es de gran factura artística, no pienso ver esa pornografía moral titulada “Camino". Y, por supuesto, no veré ninguna película que vuelva a hacer ese personaje. Es lo menos que puedo hacer para honrar la memoria de Alexia, al menos mientras llega el momento de que la Iglesia nos la ofrezca como modelo de santidad y la eleve a los altares de nuestros templos. Luis Fernando Pérez Bustamante
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