Evangelii Gaudium: para leer de rodillas
Me atreveré a sugerir que no se tarden y prueben a leer de rodillas, un documento que sin duda ha sido inspirado por el Espíritu Santo
por Antonio Torres
Agárrense los machos queridos cristianos, porque la exhortación apostólica del Papa Francisco no tiene desperdicio alguno, y nos interpela a todos con una fuerza y claridad que no deja lugar para la duda ni para la excusa.
No voy a hacer una reflexión, ni siquiera un resumen, sobre la Evangelii Gaudium, que otros harán mucho mejor que yo; sencillamente me atreveré a sugerir que no se tarden y prueben a leer de rodillas, un documento que sin duda ha sido inspirado por el Espíritu Santo.
Que prueben a destilar en el ardiente horno de sus corazones de bautizados, toda la sabiduría que encierran las palabras del Papa, haciéndolas suyas para vivirlas intensa y plenamente el resto de los días que les queden por vivir.
El Santo Padre nos exhorta a que no nos dejemos robar la esperanza, ni la alegría ni el celo apostólico. Sus palabras alumbran con inaudita intensidad la oscuridad en que nos hemos dejado precipitar tantas veces, a fuerza de sucumbir a los embates de la mundanidad que permitimos se adueñe de nuestra inteligencia y nuestra voluntad.
Que Dios bendiga al Papa y que sus palabras lleguen al corazón de todos los hombres de buena voluntad que, creyentes y no creyentes, aman y buscan la Verdad con todas sus fuerzas.
Antonio Torres
No voy a hacer una reflexión, ni siquiera un resumen, sobre la Evangelii Gaudium, que otros harán mucho mejor que yo; sencillamente me atreveré a sugerir que no se tarden y prueben a leer de rodillas, un documento que sin duda ha sido inspirado por el Espíritu Santo.
Que prueben a destilar en el ardiente horno de sus corazones de bautizados, toda la sabiduría que encierran las palabras del Papa, haciéndolas suyas para vivirlas intensa y plenamente el resto de los días que les queden por vivir.
El Santo Padre nos exhorta a que no nos dejemos robar la esperanza, ni la alegría ni el celo apostólico. Sus palabras alumbran con inaudita intensidad la oscuridad en que nos hemos dejado precipitar tantas veces, a fuerza de sucumbir a los embates de la mundanidad que permitimos se adueñe de nuestra inteligencia y nuestra voluntad.
Que Dios bendiga al Papa y que sus palabras lleguen al corazón de todos los hombres de buena voluntad que, creyentes y no creyentes, aman y buscan la Verdad con todas sus fuerzas.
Antonio Torres
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