Domingo, 22 de diciembre de 2024

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De ese fraile español, Fr. Gilabert, que fundó el primer hospital del mundo para enfermos mentales

por En cuerpo y alma

 
 
            Juan Gilabert nace en Valencia el 24 de junio de 1350 en una familia acomodada. Juan -en la numerosa documentación existente sobre nuestro personaje en sólo uno se lo denomina Joan, en todos los demás Juan, a pesar de la insoportable tendencia a denominarlo hoy Joan- es hijo de Francisco Gilabert, reconocido abogado, y de Violante, de desconocido apellido. La historia del apellido Jofré con el que lo conoce es incierta, aunque todo podría proceder de un fallo del amanuense del Llibre de Constitucions del Hospital de su fundación, en el que aparecer como Juan Jofré Gilabert, para luego quedar definitivamente asentado por los comentaristas de su figura del s. XVIII como Juan Gilabert Jofré, donde Jofré sería el apellido de su madre.
 
            Estudia derecho hasta ser considerado un gran experto en la materia y a los veinte años se incorpora a la Orden Mercedaria en el monasterio de El Puig de vuelta en Valencia, donde a sus estudios une los de teología. Cuatro años más tarde se ordena. En 1391, siendo vicario del convento de Lérida, consigue del rey Juan I el permiso de pedir limosna en Aragón para la orden de la merced frente a su gran rival en el carisma de la redención de cautivos, la de los trinitarios.
 
            Por el “Speculum fretrum” de Nadal Gaver, primer intento biográfico de la orden mercedaria, conocemos muy bien la carrera de Fr. Juan entre los suyos. Vicario en Lérida, luego vicario de la iglesia de Santa María del Puig, la más importante de la orden, procurador de la orden de la Merced ante la Corte Romana (sita a la sazón en Avignon), comendador de Perpiñan, luego del monasterio del Puig, prior del convento de la Merced de Barcelona, y luego comendador del convento de la Merced de Valencia en 1408. El 23 de junio de 1410 conoce a San Vicente Ferrer y Fr. Juan renuncia a sus cargos en la orden para seguir en su recorrido de predicación por toda España y Portugal.
 
            Los años de profesión de Juan coinciden bastante bien con los del llamado Cisma de occidente (pinche aquí si desea conocerlo mejor), con nefastas consecuencias también en la orden mercedaria.
 
            Se cuenta que el primer domingo de cuaresma del año 1409, o sea, el  24 de febrero cuando iba de su convento a la catedral en Valencia, vio a unos niños maltratando a un demente mientras gritaban “al loco, al loco” al que después de ahuyentar a sus agresores, se llevó a su cenobio, y que enfurecido por el suceso ese día predicó un enardecido sermón en el que habló de la necesidad de una institución benéfica que acogiera a esos enfermos mentales. Al proyecto respondieron once feligreses presididos cuyos nombres se conocen, a saber, Bernardo Andreu, Fernando García, Francisco Barceló, Pedro Zaplana, Jaime Domínguez, Pedro Pedrera, Sancho Calvo, Juan Armenguer, esteban Valencia y Pedro Bonia. Lorenzo Salom. El 26 de febrero de 1410, una bula de Benedicto XIII consagraba el Espital dels Innocents, Hospital de los Santos Inocentes de Valencia, considerado por la Psiquitría universal como el primer hospital para dementes de la historia, “un hospital donde los pobres inocentes y furiosos fuesen acogidos” según reza un documento que guarda la Diputación de Valencia. La capilla del hospital se dedica a la advocación mariana de Nuestra Señora de los Inocentes, popularizada posteriormente como Nuestra Señora de los Desamparados, actual patrona de Valencia.
 
            Fr. Gilabert entrega la vida el 18 de mayo de 1417 en el monasterio de El Puig. Se cuenta que unos meses antes San Vicente Ferrer le había predicho la proximidad de su muerte. Sus restos han permanecido expuestos en una urna transparente en la sacristía del monasterio hasta 1936. Hoy descansan en un sepulcro en una capilla de la iglesia del monasterio.
 
            Un documento de su época los describe como “bachiller en decretos […] dotado de mucha virtud, adornado de buenas costumbres y de no pequeña ciencia, muy grato a los ojos de todos los que acuden en masa a la dicha orden [los mercedarios] por su probada humildad y muy conocido en toda la ciudad”. Otros documentos glosan sus dotes de predicador. Actualmente se halla abierto su proceso hacia los altares, por lo que goza de la condición de siervo de Dios
 
 
            Para la realización de este artículo me he servido de la excelente reseña publicada por la Asociación Valenciana de Trastorno Bipolar, que puede Vd. encontrar pinchando aquí.
 
 
            ©L.A.
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