Cáritas
por Santiago Martín
Su actuación no es noticia de portada en los diarios, ni abren con ella en los telediarios. Me refiero al trabajo que la Iglesia hace a través de Cáritas. Cuando un sacerdote protagoniza algún escándalo, eso sí atrae la atención de todos y se le dedican minutos y titulares; en cambio, el hecho de que los católicos estén sosteniendo a más de un millón de familias en este país no les parece relevante a los progresistas que dominan la mayoría de los medios de comunicación. Si hay un caso en el que se ve con claridad la intencionalidad que existe en la información es éste: todo lo que pueda hacer daño a la Iglesia se magnifica y lo que pueda contribuir a su prestigio se oculta.
Y, sin embargo, Cáritas está ahí. Silenciosa y eficaz. Pegada al terreno gracias a las Cáritas parroquiales, a la vez que tiene siempre la mirada puesta fuera de nuestras fronteras para no olvidar las tragedias que afectan a tantos millones de personas que también son hermanos nuestros. No pregunta por credo, ni se fija en la raza, ni discrimina en función de la ideología; no busca protagonismo, ni está pendiente de la foto como hacen tantos políticos y gobernantes; sólo quiere servir. Para eso ha nacido, para ser el brazo ejecutor de una Iglesia que ha intentado siempre obedecer la orden de su fundador: «Dadles vosotros de comer». Porque la acción social de los católicos no es de ahora, sino de sus orígenes, como demuestran Hechos de los Apóstoles. Y así lo seguiremos haciendo, aunque no nos aplaudan ni nos reconozcan.
Hay nueve millones más una de razones para ello. Los nueve millones son los pobres que hay en España y la otra razón es Cristo.
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