De un general yankee, San Lorenzo, el Vaticano, el Escorial...
por En cuerpo y alma
Me las ha contado mi amigo Javier Soler, dos anécdotas divertidísimas, acontecidas las dos en el momento de la toma de Roma por los aliados anglosajones, Estados Unidos y Reino Unido, durante la Segunda Guerra Mundial, en 1944, ¿verdaderas, apócrifas? ¡Qué más da! Para pasar un ratito las dos.
Dice que cuando el general norteamericano, una vez en Roma y por primera vez en su vida, aunque fuera en tan singular circunstancia, se acercó a ver el Foro Romano, le dijo al que lo acompañaba, "¡Joder, no sabía que habíamos hecho tanto destrozo!".
Y aunque el destrozo al que él se refería era más bien debido a Alarico y otros bárbaros, y al bárbaro más bárbaro de todos que es el tiempo, algo de razón no faltaba al bárbaro general yankee, cuando afirmaba haber causado buen destrozo en la Ciudad Eterna.
Ahí está para probarlo, inmisericordemente bombardeado desde el aire por un avión de los suyos, uno de los templos más hermosos y antiguos de la gran ciudad de los templos que es Roma: la basílica de San Lorenzo fuori le Mura que puede Vd. ver en la foto, una de las llamadas "siete basílicas de Roma", entre las primeras iglesias del cristianismo, erigida en la casa del que fuera el diácono Lorenzo, con unas columnas romanas en su interior que se hallan entre las más hermosas que hayan llegado a nuestros días. Martirizado el pobre Lorenzo en una parrilla como la que luego conmemorará el gran Herrera en la madrileña ciudad de San Lorenzo del Escorial.
Un Escorial que por cierto, y a pesar de la belleza de su nombre, -porque mira que es bonita la palabra "escorial"-, no significa otra cosa que aquel lugar en el que se tira la escoria... Una escoria que ahora siempre parece ser "la de la sociedad", aunque en origen no es otra cosa que un residuo que aparecía en los hornos en los que combustía (no busque Vd. la palabra, no existe) carbón...
¡Si todas las escorias fueran como el monasterio en que reposan los restos de su constructor, el gran Felipe II...! Este sí que construyó, no como el general yankee que se creía responsable de las ruinas del Foro Romano, dos veces bárbaro: bárbaro por no saber que no era él el que las había producido, bárbaro por haber producido, sin embargo, otras... ¡y no pequeñas!
Me cuenta mi amigo Javier que luego ese mismo general, -y si fue otro, qué más da-, se fue a conocer la basílica de San Pedro, y al ver la magnificencia y la belleza de cuanto le entraba por los ojos exclamó: “¡Carajo! [el general era, al parecer, muy mal hablado]; si así cumplen con el voto de pobreza… ¡¡¡cómo cumplirán con el de castidad!!!". Ahí tal vez, le faltaba menos razón, ¿cómo lo ven Vds.?
Bueno amigos, esto es todo por hoy. Un poquito de todo, un poutpourri, como se dice (otra palabra bonita que, en realidad, no significa otra cosa que "puchero podrido", eso sí, en francés, ¡suena todo tan bonito en francés!).
Se trataba de pasar un ratito divertido y de esbozar una sonrisa... para empezar bien el día, el día de San Valerio de Astorga.
Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos… ¡Hasta la próxima!
©L.A.
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