Jueves, 21 de noviembre de 2024

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“Repensar” la Revolución Francesa

“Repensar” la Revolución Francesa

por En cuerpo y alma

 

            Para muchos, para la casi totalidad de los intelectuales, historiadores y filósofos, el gran proceso histórico absolutamente necesario para la consecución por la sociedad humana del reconocimiento de los derechos civiles, la libertad, el sistema de derecho, el libre mercado, el gobierno de las mayorías, la democracia en suma.

             Pues bien, personalmente, cada vez me cuestiono más el papel de la Revolución Francesa en la evolución de los países europeos y/u occidentales hacia la consagración del sistema político con el que pretenden regular su convivencia política, social y económica.

             La Revolución Francesa me parece más bien una carnicería absolutamente innecesaria (17.000 decapitados sólo en París, 200.000 víctimas de su revolución hermana la Vendée), un vergonzoso y vergonzante rebozado del ser humano en sus peores pasiones y en sus más bajos instintos, entre los cuales el odio y la envidia… por no hablar de todos aquéllos a los que acudir a una buena “sesión de guillotina” incluso “les ponía” (está documentado), incluidos muchos aristócratas que, en principio, eran los más probables “beneficiarios” del artefacto.

             Un camino, en definitiva, hacia los derechos civiles, hacia la libertad, hacia el estado de derecho, hacia el libre mercado, hacia la democracia, que no sólo fue evitable y sustituible, sino que, probablemente, fue incluso contraproducente, en un proceso que se hallaba iniciado y lanzado ya en la Ilustración muchas décadas antes y que, según creo, habría llegado inexorablemente, pero con un coste infinitamente inferior en sangre, odio e injusticia. Y que por no ser, ni siquiera fue el primero de sus características, como demuestran la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos frente a Inglaterra, y si quieren Vds., hasta el propio Motín de Esquilache, acontecido en Madrid veintitrés años antes, eso sí con un coste de sangre y odio muy inferior, y menores daños también.

             Es verdad que en Francia son muchos los que se sienten herederos de la Revolución Francesa. Todos los símbolos franceses, su himno, su bandera, tantos pequeños detalles presentes en cada pueblo y ciudad francés que uno visita, son irremisiblemente tributarios de ella, y nadie en Francia los cuestiona. Antes al contrario, parecen suscitar un consenso envidiable en tantos otros países, entre los cuales, el nuestro, por desgracia, como el que más… Pero no nos equivoquemos, más allá de esa aportación simbólica hacia la unidad nacional, ni siquiera todos los franceses están orgullosos de la Revolución Francesa, y son muchos los que hasta se avergüenzan de ella, particularmente cuando tienen la ocasión de verla gráficamente representada en documentales o películas, eso que se dice que “una imagen vale más que mil palabras”.

             Fuera de Francia, también son muchos los que creen que la Revolución Francesa fue un paso imprescindible, el único camino posible, hacia el destino de una sociedad capaz de reconocer los derechos individuales e innegociables, y todo el sistema político, económico y social elevado en torno a ese reconocimiento. Es incluso una frase hecha, un lugar común, desearle al mundo islámico “una revolución francesa” con la que modernizar su sistema político y posibilitar una laicificación del mismo que haga posible su acceso al mundo de las libertades, el progreso y la prosperidad. No, yo no se lo deseo: el destino me parece loable; el camino, el peor de los elegibles.

             Definitivamente, creo que hay que redimensionar, “repensar” como se dice ahora, el papel que correspondió en el progreso humano a la Revolución Francesa. Y aceptar que no sólo no tuvo nada de positivo, sino que, bien al contrario, dio a los seres humanos buenos motivos para avergonzarse de sus pasos por el planeta tierra, y de cara a los objetivos que se le atribuyen, innecesaria, indeseable y hasta contraproducente.

             Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.

 

            ©L.A.

            Si desea ponerse en contacto con el autor, puede hacerlo en encuerpoyalma@movistar.es. En Twitter  @LuisAntequeraB

 

 

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