El progresista y la vara de medir
Un intelectual progresista, Rubén Amón, está convencido de que el terrorista islámico causa matanzas en Europa para que la sociedad reaccione contra la comunidad musulmana en general. Es decir, la indignación de las víctimas completa el trabajo de los verdugos. Del planteamiento, sibilino, se deduce que la reacción es tan reprobable como la acción, ya que sitúa en el mismo plano al que asesina a 16 personas en Barcelona y al que desde el17 de agosto mira con recelo al conductor magrebí que le pregunta por el trayecto más corto para llegar a Las Ramblas.
El progresismo critica a la población que se rebela contra la matanza urdida por musulmanes, pero, maestro en doble vara, justifica que la comunidad negra estadounidense estalle contra el racismo policial. Si se aplica el planteamiento del intelectual de progreso, la comunidad negra de Ferguson, en el estado de Washington, no debería de caer en la trampa que le tiende el Ku Klux Klan, al que sin duda pertenecen los agentes del condado. Por eso, debería de aconsejar a los negros que, en lugar de echarse a la calle, prosigan en la campaña de recogida de algodón.
El periódico en el que escribe, Amón, El País, publica, sin embargo, informaciones que son más críticas con las causas de los disturbios raciales que con los disturbios raciales. Y es comprensible, porque hay pocas cosas tan despreciables como un sheriff blanco que descerraja cuatro tiros a un negro desarmado. Si acaso, un joven musulmán que atropella a un niño de siete años en la capital catalana en nombre del Islam. Si el progresismo no lo ve así es porque no comparte la idea facha de que el ISIS es el KKK árabe. De ahí que no sea siquiera partidario de darle lanzadas al moro muerto.
El progresismo critica a la población que se rebela contra la matanza urdida por musulmanes, pero, maestro en doble vara, justifica que la comunidad negra estadounidense estalle contra el racismo policial. Si se aplica el planteamiento del intelectual de progreso, la comunidad negra de Ferguson, en el estado de Washington, no debería de caer en la trampa que le tiende el Ku Klux Klan, al que sin duda pertenecen los agentes del condado. Por eso, debería de aconsejar a los negros que, en lugar de echarse a la calle, prosigan en la campaña de recogida de algodón.
El periódico en el que escribe, Amón, El País, publica, sin embargo, informaciones que son más críticas con las causas de los disturbios raciales que con los disturbios raciales. Y es comprensible, porque hay pocas cosas tan despreciables como un sheriff blanco que descerraja cuatro tiros a un negro desarmado. Si acaso, un joven musulmán que atropella a un niño de siete años en la capital catalana en nombre del Islam. Si el progresismo no lo ve así es porque no comparte la idea facha de que el ISIS es el KKK árabe. De ahí que no sea siquiera partidario de darle lanzadas al moro muerto.
Comentarios