Monago y la educación concertada extremeña
Como quizá sepan algunos, esta legislatura, que comenzó el 23 de junio de 2015, la educación extremeña está siendo escenario de estrategias laicistas.
Desde el curso pasado, se han recortado unidades educativas en los colegios concertados de la región, que en su mayoría son católicos (para este curso se planea lo mismo). A su vez, se ha intentado reducir el número de horas curriculares de la asignatura de Religión (algo provisionalmente revertido conforme a una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura) y se ha reimplantado la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que tiene contenidos en pro del laicismo.
Las maniobras del socialista Fernández Vara contra los centros educativos concertados y la asignatura de Religión Católica, que son uno de los síntomas de la podemización del Partido Socialista Obrero Español (ya culminada tras el retorno de un Pedro Sánchez que ya no cuenta con la enemistad del mandatario extremeño) cuentan, ciertamente, con la oposición del centro-izquierdista Partido Popular, liderado por el ex presidente del Gobierno de Extremadura, José Antonio Monago, aunque también haya que afirmar que no se les ha ocurrido plantear medidas como un sistema de cheque escolar o la liberalización curricular del sistema educativo extremeño. Alguien podrá decir, comprensiblemente, que lo suyo sería tender puentes con dicho partido pero, ¿por qué, en realidad, no debe de ser así?
De antemano, afirmo que el problema no es tanto ni la apelación ocasional al consenso (concepto al que muchas familias y profesores apelan ingenuamente, sin darse cuenta de que es la antítesis de la libertad de elección de currículo) ni el hecho de haber olvidado poner de manifiesto como hubiera sido adecuado la preocupación por los ataques a la libertad educativa en sesiones como el Debate de Estado de la Región, celebrado los días 27 y 28 del pasado mes de junio en la Asamblea de Extremadura. Tampoco porque se dé el caso de defender solo la liberalización de la educación, cosa que no se da. Una de las cuestiones es que defienden la imposición de la ideología de género a la sociedad civil extremeña.
En marzo de 2015, el parlamento extremeño aprobó por unanimidad la Ley de Igualdad Social de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transgéneros, Transexuales e Intersexuales, y de políticas públicas contra la discriminación por homofobia y transfobia en la Comunidad Autónoma de Extremadura (en resumidas palabras, la Ley LGTBI de Extremadura), impulsada por el Partido Popular de Extremadura, que gobernaba la región entonces, siendo presidente José Antonio Monago. Este proyecto, que atenta contra las libertades y el principio de igualdad ante la ley, contempla medidas educativas como la imposición de contenidos tales como las "diversas expresiones de la identidad de género" y planes de educación afectivo-sexual. Sin embargo, no solo eso, sino también, entre otros medidas, la imposición de códigos deontológicos a los medios de comunicación "que incorporen el respeto a la igualdad y la prohibición de discriminación por motivos de orientación sexual identidad o expresión de género". Por lo tanto, ¿de qué sirve defender la libertad de elección si se impone el estudio de ciertos contenidos que pueden ir en contra de la moral católica tanto de los padres de los alumnos como de los periodistas?
La ideología de género es un proyecto de ingeniería social así como una aplicación del socialismo y una parte del llamado "marxismo cultural" de la Escuela de Frankfurt. Se pretende desnaturalizar instituciones como la familia y el matrimonio, además de anular las diferencias psico-fisiológicas entre el hombre y la mujer. A su vez, se promueve la llamada "discriminación positiva", que privilegia a los no heterosexuales y supone un atentado contra el principio de isonomía, que deriva del principio que se puede aprender de los textos teológicos cristianos, en base a los cuales, el hombre está ante Dios igualmente y Dios creó igualmente a todos los hombres. Los principios del cristianismo defienden también la institución de la familia y matrimonio naturales (los cónyuges y padres, de distinto sexo), siendo asunto aparte las interpretaciones de confesiones como la anglicana, imbuida por la "progrez", razón que fomenta la conversión de varios al catolicismo.
Incluso cabe recordar que, a finales de 2016, la Consejería de Educación remitió una circular a los centros educativos de la región reprobando que la asociación conservadora Hazte Oír remitiera un libro en el que advierte sobre los visos de adoctrinamiento de las leyes de ideología de género aprobadas en varias Comunidades Autónomas, ya que, a juicio de los burócratas de turno, "el contenido de dicho escrito y publicación es contrario al modelo educativo defendido por la actual consejería. Rechazamos de plano las ideas contenidos en el mismo, puesto que desde la administración por promover un clima escolar de respeto y aceptación de cualquier diversidad y, por tanto, de lo relativo a la diversidad sexual". De igual modo, en enero, los sectores políticos y asociacionales ubicados a la izquierda política del PP (el PSOE inclusive) demostraron tener pretensiones censoras al no querer que se celebraran las presentaciones del libro de la investigadora y profesora Alicia Rubio en el que se desmontan las falacias de la ideología de género; además boicoteada por grupos de extrema izquierda la presentación del mismo en Badajoz. Ahora bien, ¿qué dijo el PP de Extremadura? Ejerció un silencio a poderse considerar como cómplice, al callar ante las actitudes inquisidoras de agentes de la dictadura de la corrección política.
Otra cuestión adicional es el hecho de que, en 2014, en dos ocasiones (junio y noviembre), Monago dijo querer pactar con el partido político de Pablo Iglesias, con la formación comunista PODEMOS. ¿Cómo se pudo plantear pactar con un partido cuyos ideales son totalitarios, plenamente opuesto a los principios del cristianismo, de los que ya, de por sí, la "progrez" reniega en la medida en la que es escéptica de los valores occidentales y de los fundamentos de los mismo? Regímenes comunistas como el norcoreano y el chino persiguen a los cristianos. El Frente Popular de la Segunda República, al que tanto recuerda el hipotético pacto de gobernabilidad entre Pedro Sánchez (PSOE) y Pablo Iglesias se caracterizó por la persecución religiosa, mientras que la Iglesia Católica desempeñó un papel clave y trascendental en la caída del Telón de Acero. Así pues, Monago tan solo demostró preocuparse solamente por el poder antes que por los principios y cualquier otra convicción.
Por tanto, se puede decir que ir de defensor de la libertad de las familias y del derecho a cursar una educación católica (ambos ejercicios de libertad amparados por la Constitución Española y por el derecho humanitario) no es nada coherente ya no tanto por no apostar por la necesaria devolución de las competencias educativas a la sociedad civil (evitando así que la educación dependa de burócratas socialistas expertos en ingeniería social en vez de las familias), sino por ejercer ciertas actitudes de silencio cómplice así como promover la imposición de la ideología de género, de tal manera que se atenta contra la libertad religiosa y de conciencia, no es sino una actitud política indiscutiblemente hipócrita y demostrar otrora intención de pactar con un partido laicista, comunista, liberticida y cristianófobo.
Concluyendo, no se puede ver un aliado en la batalla por la libertad educativa en quien, de manera diferente, es reacio a respetar los derechos y la conciencia de las familias.
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